Normandia. Relato.

[angeles]

Por fin he podido terminar el relato de nuestro viaje de verano de este año por Normandía. No solo recoge la costa y la zona del desembarco, si no más. Espero que lo disfruteis.

http://angeles-normadia.blogspot.com.es/

[SAFIRA]

Como siempre espectacular tus relatos Angeles.,otra más, impresionante!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Nosotros hace ya unos cuantos años que lo hicimos,pero Javi tiene ganas de volver hacerlo,le encanta la historia.
Gracias por compartirlo.
Un beso.

[angeles]

Hombre!!! cuanto tiempo sin saber de ti o....vosotros....Me alegro de leerte!!!
Y gracias por tus palabras.

[Africardo]

Joooooo!!!!
Otro gran trabajo que tengo que leer, aún no me he puesto en serio con Soria y ya tenemos este.
Jajaja, es broma. Muchas gracias por contárnoslo, además estoy empezando a planificarlo para este verano, junto con un trocito de Bretaña que se nos quedó pendiente.

Saludos

[La Burrita Corredora]

Te he leído parte, pero hay que irse a la cama.
Leído hasta la zona del desembarco, estoy de acuerdo en que el submarino nuclear fue una pasada y La Cité de La Mer, una gozada llevando una peque de 5 años ( 2014 ), y lo del Cementerio de La Cambé, impresionante, si no te encoje el corazón, es por que no lo tienes.
Seguiremos mañana, un saludo.

[SOMBRA50]

Gracias una vez más, Ángeles, no lo he leído pero seguro que me va a gustar.

Zafira, este año estuve por esa zona mientras subía a Cabo Norte e hice coincidir mi paso por Omaha Beach el séis de junio.
Aparcas allí mismo, en un aparcamiento junto al monumento y a la playa. Aún van cada año los pocos veteranos que quedan y que estuvieron en el desembarco, es emocionante. Tal vez desde Europa se va olvidando, pero lo americanos van con su banda de música, sus vehículos bien vigilados donde llevan a sus "héroes" nonagenarios y todo con la solemnidad que ellos saben dar al orgullo que tienen a lo suyo y a su historia.
Si podéis y dado que a Javi le gusta la historia, te aseguro que es una forma de sentirla con el mayor realismo. Te puedes hacer fotos con los veteranos, hablar con ellos y aunque dura poco la ceremonia, luego te acercas al cementerio americano, alguno de ellos va también allí, es emocionante cómo lo cuidan, cómo lo sienten e ir viendo algunas tumbas a las que aún llevan flores de sus viudas o familia. OS LO RECOMIENDO.

[SOMBRA50]

Tras la comida y un descanso, me pongo en camino hacia Omaha Beach, tengo 130 kms. y quiero estar el día que se celebra el desembarco. Aparco justo delante del monumento y a unos metros del mar, hace frío y está la tarde lluviosa pero se pasean personas vestidos con uniformes americanos en Jeeps, motos vehículos de la época. Me sorprende la afición que hay a todo lo que responda a la estética de aquella época. Enfermeras, mujeres con peinado y ropas de los cuarenta y sobre todo, muchas banderas de EEUU en las ventanas de las casas. Allí reconocen el valor de aquel desembarco para la historia de Francia y… de otros países que no reconocen ni aquella ni su propia historia…. N 49º22´247” – W 0º52´831”.
Tas la cena paseo bajo la débil lluvia y junto al iluminado monumento conmemorativo enclavado en la playa, tiene un aspecto espectral entre la niebla. No es adorno lírico, pero el sonido del mar en la noche, una mar evocadoramente agresiva, me hacen sentir el ruido de la muerte y la libertad que hace setenta y dos años invadió la paz de aquel tranquilo lugar. Vuelvo a la AC estremecido,

Día Seis:
Poca cobertura de tv y fría noche. Mientras desayuno oigo música militar, inmediatamente quito los oscurecedores y me encuentro una banda de música norteamericana, bien uniformados, buenos músicos e impertérritos bajo la llovizna en una mañana triste. Apenas diez personas y poco a poco van llegando soldados franceses y autoridades, ya son locales, el tiempo y el olvido van tiñendo de decadencia aquel hecho histórico en el devenir de la historia mundial. De pronto aparecen furgones negros y con cristales oscurecidos, salen personas bien vestidas que descorren las puertas y dan paso a diez ancianos nonagenarios, algunos con gorras del batallón o regimiento al que pertenecieron, vestidos de manera informal y cómoda, algunos con calzado deportivo, los emplazan en la primera fila de donde se va a llevar a cabo el sencillo acto. Si, eran ellos, este fue otro motivo de mi periplo, intentar verlos, conocerlos en vivo, tal vez ya haya muy pocas ocasiones. Hice multitud de fotos y estuve con alguno, era emocionante, son los testigos vivos aún de algo que la historia mantendrá durante siglos. La banda de música, perfecta, acompañaba con su marcial sonido los actos, la perfección americana sobresalía sobre todo lo demás. Supongo con pena que estuve asistiendo a una de las últimas celebraciones de esa conmemoración, en pocos años desaparecerán los supervivientes y tal vez alguna corona de flores desde el Ayuntamiento del lugar y… poco más. Terminados los actos, son custodiados hasta los vehículos y desaparecen, algunos más resistentes aún fueron al Cementerio Americano, los demás…, sencillamente bajo el celo y cuidado de los funcionarios americanos.
También la tristeza de la decadencia tiene su atractivo sentimental. Todo ello recobra actualidad y dignidad cuando se visita el cementerio americano. N 49º21.390´ – W 0º51.081´. Cuidado, venerado, respetado, enorme, un imponente monumento preside la explanada, es un mar interminable de cruces iguales. Theodor Roosvelt Jr, un nombre y una cruz para cada héroe o una estrella de David. Aún ponen fotos de parejas jóvenes de aquellos años con frases de recuerdos de alguna anciana. De las manifestaciones de amor más bonitas que he visto, a través del tiempo, décadas de silencio y añoranza, décadas luchando contra el dolor de la ausencia.
Si hubiera dado la vuelta, solo por este día y la noche anterior habría merecido la pena el viaje. Cada vez admiro más al estúpidamente denostado pueblo norteamericano, dignifican todo lo que es suyo, contrasta como dije con el rancio olvido que se va notando en los nativos galos, a pesar de que también son orgullosos de su cultura e historia, de su país. Ni mención a nuestra endofobia…
Emocionante e inolvidable…… Es una mezcla de tristeza por tanta muerte con la luz de la dignificación, respeto y perpetuo recuerdo a través de décadas. Es una tristeza luminosa, no dejan que el tiempo olvide a sus héroes, perpetúan la llama de que todo tuvo una razón en la sinrazón de la guerra. Son los norteamericanos, su orgullo y el respeto por su cultura.

[dina]

Muchas gracias Ángeles por tus estupendos relatos, gracias por compartirlos.
Un saludo.