Casi siempre que intento conocer en profundidad y en pocos días alguna comarca del interior enseguida me doy cuenta de que la previsión está abocada al fracaso más estrepitoso. Esta vez no iba a ser distinto pero, qué difícil es cambiar a una determinada edad.
Me propuse conocer la zona tras leer unos interesantes artículos del periodista Javier Prieto Gallego en su página web: www.siempredepaso.es , en ellos hace unas rutas de arte y naturaleza de lo más sugerente, así que tras pasarlos a papel me puse en marcha para ver cuantos me llevaba por delante.
La parada y fonda la hice las 3 noches en la estupenda Área de La Alberca, un amplísimo parking bien situado en la parte más alta del pueblo, con todos los servicios a pie de vehículo. Da gusto la esmerada atención que presta el pueblo a nuestro colectivo.
El pueblo de La Alberca forma parte de uno de esos pueblos más bonitos de España, y la verdad es que es una calificación bien ganada, excelente conservación del urbanismo, singularidad de la arquitectura, situación y vistas de ensueño, una gozada para todos los sentidos.
Tras la apacible noche hicimos, nada más desayunar y esperando a la apertura de la Casa del Parque, una pequeña ruta por un bosquete de pinos de repoblación. Un hábitat muy interesante para la recolección de setas para los que gustamos de esta afición.
Una vez provistos de información turística del Parque Natural Las Batuecas - Sierra de Francia iniciamos una ruta conocida como El camino de las raíces, una propuesta con inicio y final en el mismo pueblo con una distancia de 8 km, prácticamente llanos. Muy agradable. Otros excelentes sitios para la recolección de hongos. Por tanto volveremos en otoño.
Aunque el caserío se llena de turistas el paseo para conocerlo es muy tentador y la oferta hostelera enorme, no fue difícil encontrar en la misma Plaza Mayor una terraza donde descansar de las caminatas de la mañana y de la tarde.
El domingo, iniciamos un recorrido por algunas localidades cercanas, ya adelanto que todas ellas están comunicadas entre sí por carreteras estrechas pero sin especial dificultad para nuestros vehículos. Primero visitamos Cepeda, que celebraba un mercado comarcal de productos agroalimentarios y de artesanía, y de ahí nos acercamos a Miranda del Castañar, aparcamos en una amplia explanada y recorrimos el pueblo de cabo a rabo, una gozada. Quizás el pueblo más bonito de toda la comarca y eso es mucho decir. Tuvimos hasta la suerte de que se puso a llover y nos guarecimos en el Bar La Mandrágora, excepcionales vistas de la sierra, buena música y unos vinos de la comarca elaborados con la varietal Rufete, una uva casi desaparecida, quizás excesivamente potentes para los gustos actuales, pero yo soy de la opinión de que hay que probar siempre los productos de la tierra que visitas. Por la tarde fuimos a conocer Sequeros (delicioso pasearle) y el más medieval de San Martin de Castañar, en ambos aparcamos con relativa facilidad, el regreso para la dormida a La Alberca nos llevó escasos minutos. Como dije esta todo relativamente cerca. Aunque llevábamos previsto realizar alguna de las otras rutas propuestas por Javier Prieto (Asentadero -El bosque de los Espejos o el Camino de los prodigios), no dispusimos del tiempo mínimo para acometerlos aunque solo fuera algún trozo. Motivo suficiente para regresar en un futuro no muy lejano.
El lunes, festivo en Castilla y León, abandonamos con pena el lugar que nos ha acogido con paz y tranquilidad estas tres noches, y previa compra de un fenomenal hornazo en la Panadería La Puente, nos fuimos a conocer Mogarraz, el pueblo con mayores dificultades para aparcar, aunque tuvimos suerte y no tardamos mucho en echar pie a tierra.
Mogarraz se ha hecho últimamente muy famoso por la multitud de retratos que penden de las fachadas de sus casas, se trata de pinturas con base en las fotos de los documentos de identidad de sus moradores en los pasados años 60. Colgado de una ladera este pueblo tiene un encanto especial, aquí también hay oferta de arte en la naturaleza, en este caso el Camino del agua. Nosotros nos dimos a la compra de chacinas y quesos que el regreso al hogar es inminente y con estas compañías, al menos, es menos duro.
Esta vez regresamos pasando por Guijuelo, que me perdonen pero el pueblo es más bien feote, y comimos nuestro exquisito hornazo en la orilla del cercano pantano de Santa Teresa, lleno de agua hasta los topes. Mientras yo hacia la siesta mi mujer aprovechó la ocasión para recoger unas marasmius oreades (vulgarmente se conocen como senderuelas), que nos sirvieron, ya en casa, para cena en revuelto.
A media tarde recoger bártulos, limpieza de AC y mañana a trabajar.
Me gustan estas salidas, pocos kilómetros y vuelta con las pilas recargadas.
Miguel Ángel Saldaña Hernández (mash)
LUGAR DE PERNOCTA Y VACIADO:
La Alberca: Área de AC, junto a la Casa del Parque
Me propuse conocer la zona tras leer unos interesantes artículos del periodista Javier Prieto Gallego en su página web: www.siempredepaso.es , en ellos hace unas rutas de arte y naturaleza de lo más sugerente, así que tras pasarlos a papel me puse en marcha para ver cuantos me llevaba por delante.
La parada y fonda la hice las 3 noches en la estupenda Área de La Alberca, un amplísimo parking bien situado en la parte más alta del pueblo, con todos los servicios a pie de vehículo. Da gusto la esmerada atención que presta el pueblo a nuestro colectivo.
El pueblo de La Alberca forma parte de uno de esos pueblos más bonitos de España, y la verdad es que es una calificación bien ganada, excelente conservación del urbanismo, singularidad de la arquitectura, situación y vistas de ensueño, una gozada para todos los sentidos.
Tras la apacible noche hicimos, nada más desayunar y esperando a la apertura de la Casa del Parque, una pequeña ruta por un bosquete de pinos de repoblación. Un hábitat muy interesante para la recolección de setas para los que gustamos de esta afición.
Una vez provistos de información turística del Parque Natural Las Batuecas - Sierra de Francia iniciamos una ruta conocida como El camino de las raíces, una propuesta con inicio y final en el mismo pueblo con una distancia de 8 km, prácticamente llanos. Muy agradable. Otros excelentes sitios para la recolección de hongos. Por tanto volveremos en otoño.
Aunque el caserío se llena de turistas el paseo para conocerlo es muy tentador y la oferta hostelera enorme, no fue difícil encontrar en la misma Plaza Mayor una terraza donde descansar de las caminatas de la mañana y de la tarde.
El domingo, iniciamos un recorrido por algunas localidades cercanas, ya adelanto que todas ellas están comunicadas entre sí por carreteras estrechas pero sin especial dificultad para nuestros vehículos. Primero visitamos Cepeda, que celebraba un mercado comarcal de productos agroalimentarios y de artesanía, y de ahí nos acercamos a Miranda del Castañar, aparcamos en una amplia explanada y recorrimos el pueblo de cabo a rabo, una gozada. Quizás el pueblo más bonito de toda la comarca y eso es mucho decir. Tuvimos hasta la suerte de que se puso a llover y nos guarecimos en el Bar La Mandrágora, excepcionales vistas de la sierra, buena música y unos vinos de la comarca elaborados con la varietal Rufete, una uva casi desaparecida, quizás excesivamente potentes para los gustos actuales, pero yo soy de la opinión de que hay que probar siempre los productos de la tierra que visitas. Por la tarde fuimos a conocer Sequeros (delicioso pasearle) y el más medieval de San Martin de Castañar, en ambos aparcamos con relativa facilidad, el regreso para la dormida a La Alberca nos llevó escasos minutos. Como dije esta todo relativamente cerca. Aunque llevábamos previsto realizar alguna de las otras rutas propuestas por Javier Prieto (Asentadero -El bosque de los Espejos o el Camino de los prodigios), no dispusimos del tiempo mínimo para acometerlos aunque solo fuera algún trozo. Motivo suficiente para regresar en un futuro no muy lejano.
El lunes, festivo en Castilla y León, abandonamos con pena el lugar que nos ha acogido con paz y tranquilidad estas tres noches, y previa compra de un fenomenal hornazo en la Panadería La Puente, nos fuimos a conocer Mogarraz, el pueblo con mayores dificultades para aparcar, aunque tuvimos suerte y no tardamos mucho en echar pie a tierra.
Mogarraz se ha hecho últimamente muy famoso por la multitud de retratos que penden de las fachadas de sus casas, se trata de pinturas con base en las fotos de los documentos de identidad de sus moradores en los pasados años 60. Colgado de una ladera este pueblo tiene un encanto especial, aquí también hay oferta de arte en la naturaleza, en este caso el Camino del agua. Nosotros nos dimos a la compra de chacinas y quesos que el regreso al hogar es inminente y con estas compañías, al menos, es menos duro.
Esta vez regresamos pasando por Guijuelo, que me perdonen pero el pueblo es más bien feote, y comimos nuestro exquisito hornazo en la orilla del cercano pantano de Santa Teresa, lleno de agua hasta los topes. Mientras yo hacia la siesta mi mujer aprovechó la ocasión para recoger unas marasmius oreades (vulgarmente se conocen como senderuelas), que nos sirvieron, ya en casa, para cena en revuelto.
A media tarde recoger bártulos, limpieza de AC y mañana a trabajar.
Me gustan estas salidas, pocos kilómetros y vuelta con las pilas recargadas.
Miguel Ángel Saldaña Hernández (mash)
LUGAR DE PERNOCTA Y VACIADO:
La Alberca: Área de AC, junto a la Casa del Parque
Comentario