Perfume de azahar en la costa de Mallorca

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  • ilis
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    • 26 jul, 2005
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    • SANT PERE DE VILAMAJOR(Barcelona)

    Perfume de azahar en la costa de Mallorca

    BASTA YA

    Como una muralla que arranca de las profundidades del mar, la sierra de Tramuntana se levanta en la fachada occidental de Mallorca para proteger la isla de los vientos indeseables. Se trata de un farallón calcáreo, con más de cien kilómetros de longitud, que la atraviesa impertérrito desde el cabo de Formentor hasta la misma Dragonera. Sin embargo, a mitad de camino, tiene la deferencia de abrir un amplio valle para bañarlo bajo el sol: estamos en Sóller.

    Mientras las demás poblaciones de la sierra tienen que agarrarse con uñas y dientes a laderas e incluso acantilados, Sóller se desparrama por un gran llano y su dimensión queda visualmente ampliada por las desafiantes montañas que lo custodian.

    La ciudad tiene su centro neurálgico en la plaza de Sa Constitució. En sus costados se alinean de forma ordenada un café al lado del otro, se desarrolla la vida social y se dan el hombro dos de los edificios más emblemáticos y reconocibles de la villa.

    Uno es la iglesia de Sant Bertomeu, alta como un rascacielos. Se inició a finales del siglo XVII con factura barroca, pero no se terminó hasta los primeros años de la centuria pasada, de manera que la mezcla de estilos es estrambótica. Finalmente se impuso la estética en la fachada de corte modernista que realizó Joan Rubió, discípulo de Antoni Gaudí. Fue él quien dio forma también al curioso edificio de la Banca de Sóller, en al lado norte de la plaza. Así, la misma piedra calcárea que domina el paisaje de la sierra de Tramuntana es la que da personalidad a la plaza.

    Estos inmuebles, junto a los cafés, el Ayuntamiento y la inevitable fuente con cazo de ayuda para evitar las salpicaduras, firman, pese a sus diferencias, un conjunto armónico y tranquilo que no se altera lo más mínimo por el ir y venir de un delicioso tranvía escapado de épocas pasadas.

    Porque Sóller es tierra de transporte por vía férrea. Su fama trasciende lo local, e incluso lo mallorquín. Es habitual que el visitante desplazado a las Baleares oiga hablar del tren de madera que cruza la isla desde la capital, adentrándose en la barriga de la sierra para desembocar al fin de este valle, adornado por naranjos, limoneros, pomelos, olivos, almendros y mimosas.

    El tren es una experiencia que nadie debe rehuir, porque se trata de un viaje romántico y gracioso. Los convoyes parten del corazón de Palma y en menos de una hora llegan con ritmo pausado al mismísimo centro de Sóller. Son vagones de madera, en el más puro principios de siglo, época a la que pertenecen. El tren es encantador, tanto como el territorio que recorre. Y todavía hay más: en la estación ferroviaria se conecta con el tranvía que lleva a Port de Sóller, otra miniatura de cuando las prisas no eran dogma de fe.

    Sóller se desparrama sobre el valle sin miramientos. Goza de un casco urbano tan amplio que, en ocasiones, se fusiona a las localidades vecinas. Ocurre ya con Beniaraix. Y podría suceder con Formalutx. Sin embargo, el valle presenta una uniformidad de lineas respetuosa de las formas arquitectónicas tradicionales, con casonas señoriales como Can Prumera o la finca de Bàlitx.

    Regresando al centro de la localidad, hay que recorrer la calle de Sa Lluna, nervio comercial de la villa, con tiendas tradicionales, librerías, restaurantes y casas señoriales. Ellas nos irán entreteniendo mientras pisamos un empedrado brillante por el desgaste del tiempo y los millones de pisadas que la han pulimentado.

    Quienes deseen algo más de barullo deberían acudir a Port Sóller, donde, por desgracia, la espléndida bahía ha sufrido el ataque del mal gusto hormigonero. Pero aquellos que todavía no se hayan artado de experiencias románticas y naturales pueden emprender alguna de las muchas excursiones que tienen en Sóller su punto de partida. Este es el lugar preferido por los senderistas, que veremos en cualquier época del año por la sierra de Tramuntana.

    Los dos paseos más evidentes son los que nos acercan a las localidades vecinas de Formalutx y Biniaraitx. La primera pasa por ser una de las localidades mallorquinas que mejor ha sabido conservar su estructura urbana, mientras los campos de cítricos de los alrededores ponen la nota de color. Ya en Beniaritx, encontraremos la entrada hacia uno de los espectáculos naturales de la isla: el barranco de L´Ofre. Parte del mismo centro de Sóller y asciende por un cañón natural excavado por el torrente de Biniaraitx. El camino se retuerce como una serpiente para proporcionar al senderista excelentes panorámicas sobre el valle de Sóller y los aromáticos perfumes del azahar.

    Quienes opten por el mantel, no dejaran de degustar los “ous a la sollerica” (huevos preparados con sobrasada y guisantes) o una “escudella de fava” (potaje de habas), que le otorgaran la fuerza y el animo necesario para ascender al promontorio de Cap Gros donde la vista sobre la bahía de Port Sóller es única y si el tiempo lo permite, llegar hasta Llucalcari, pequeña localidad cercana a Deià, con una interesante cala donde bañarse o sestear en su arena.

    Por la vida, ilis
    La vida, si no es una aventura excitante, no merece la pena ser vivida.
  • luisde-1
    Usuario
    • 12 abr, 2010
    • 120
    • Canet

    #2
    Ilis eres un crack. Como me gustaría poder contar las cosas asi. Ya que juntando letras no sé mejorar lo presente ahí pongo un enlace para corroborar lo que nos cuenta mi amigo Ilis.


    Un saludo y que lo paseis bien en Suria. Yo llegué tarde para apuntarme. Luis
    http://www.panoramio.com/user/880223

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    • ilis
      Usuario
      • 26 jul, 2005
      • 2421
      • SANT PERE DE VILAMAJOR(Barcelona)

      #3
      Originalmente publicado por luisde-1
      Ilis eres un crack. Como me gustaría poder contar las cosas asi. Ya que juntando letras no sé mejorar lo presente ahí pongo un enlace para corroborar lo que nos cuenta mi amigo Ilis.


      Un saludo y que lo paseis bien en Suria. Yo llegué tarde para apuntarme. Luis

      BASTA YA

      LUIIIIIIS, una buena aportación que agradecemos.

      Por la vida, ilis
      La vida, si no es una aventura excitante, no merece la pena ser vivida.

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