Marruecos, cuatro sitios inolvidables
Este no es un relato al uso con cifras, datos, coordenadas. Si no que es el recuerdo de un viaje a un pais encantador donde te impresiona a cada paso. Viajamos durante 23 dias, Vimos cuidades, aldeas, riats, naturaleza y mucha gente. Y esto último es lo que te enamora de este pais.
Lo que perdura en la memoria son las impresiones, que no sabes porque, se te han quedado impregnadas en la piel y en el alma viajera.
Todo este enamoramiento empezo hace años, con un viaje en coche y hoteles . Al año siguiente bajamos con nuestra pequeña Chalenger, y no tardamos ni dos años en volver, despues tardamos unos años, pero nos decidimos este 2010.
Este año tenia como objetivo fundamental conocer el desierto de Erg Chebbi, pero colateralmente se añadieron, las cascadas de Ouzouz, El parque nacional de Souose-Massa y las marismas de Mulay Muslam.
Teniamos un cierto temor a ir en agosto al desierto, pero tuvimos suerte, nos izo unos dias agradables, incluso nos llovio intensamente.
1.- Erg Chebbi
Lo primero que hicimos fue llamar a Hammet, un guia que nos aconsejaron unos amigos, fue una decision muy acertada. Dormimos en el parking del Hotel Tumbuctu ( Chaluca). Con luz y agua, a un precio asequible. Nos llevamos un aire acondicionado tipo pingüino, nos salvo de alguna noche pesada de calor y tambien alguna siesta.
Erg Chebbi esta al sur de Rissani, es una lengua de arena de 40x20Km, que surge de la nada, como un espejismo.
Decidimos hacer varias actividades, algunas contradictorias. Visitariamos Rissani y su famoso mercado de burros, hariamos una excursión en quads, y una puesta de sol con camellos.
La visita a Rissani fue un poco agobiante. Calor sofocante, polvo de los burros y tenias ese sentimiento que ocurre en demasiadas ocasiones en Marruecos. Nos sentimos como un euro con patas. Visitamos la kasba a las afueras, y nos explicaron el sentido de los famosos agüjeros en los muros. Son para aguantar las maderas que a forma de encofrado se rellenan de argamasa para construir los edificios. Los techos preciosos pero el resto super deteriorado.Después nos dirigimos al mercado de Rissani, cantidad de burros, nunca antes tantos juntos, de todos los tamaños, con todo tipo de montura y supongo de todos los precios. Entramos en el mercado de todo tipo de productos, compramos datiles, bien aconsejados por Hammet.
Al día siguiente alquilamos unos quads, se lo debíamos a los chavales. Es un poco contradictorio, en medio de aquel silencio unos aparatos con un ruido infernal, pero como he dicho llevábamos gente joven, así que lo hicimos. Bueno pues no fue tan fuerte como lo imagine. Los chavales se lo pasaron de coña y los mayores también. Nos llevaron a un poblado nómada donde apareció una niña que vendía suvenirs, le compramos. Es curioso como en un sitio tan seco hacen un pozo de pocos centímetros y encuentran agua, algo milagroso y fundamental para su supervivencia.
Por la tarde los camellos y la puesta de sol en el desierto.
Curiosa la filosofía del hermano de Hammet, el camellero en la cuestión del dominio de estos animales que no tienen una buena predisposición a que un peso extraño se suba en su lomo, haga gritos estaños y tenga que transportarlo hacia la puesta de sol. Mi hijo nos cargo con las botas y la tabla de snow, con el objetivo de tirarse desde una duna, lo mas alta posible. Asi que a mi me toco llevarla atravesada en la parte de delante de la silla. Pero este no era nuestro primer intento de conquistar las dunas a galope de una tabla de snow. El dia anterior al mediodia, mientras Hammet y su hermano nos cocinaban una pitza del desierto, una especie de pan relleno de no se que, cocinado en la arena. Hicieron un agujero enterraron la masa y encima encendieron un fuego y al cabo de una hora salio la famosa “pitza del desieto”. La rasparon con un cuchillo y limpiaron con un trapo de dudosa reputacion, el caso es el interior estaba rico, pero la corteza era como comer almejas con arena, solucion no masticarla mucho y sobre todo ser agradecido por el detallazo de invitarnos a su casa. Mientras todo esto pasaba, mi hijo y yo enfilamos, con un calor de 40C, la duna que se le había puesto entre ceja y ceja al esquiador de secano. Como es de suponer la funciono regular, pero comprobamos que la duna tenia de tener una inclinación considerable para poder deslizarse con éxito. Cosa que conseguimos con los hermanos, guía y camellero, al dia siguiente. Interpretaron rapidamente nuestras necesidades y nos buscaron la duna más alta que estaba a nuestro alcance a media hora a paso de camello. Ahora si, éxito total, solo encontramos a faltar los remontadotes. Mis sobrinos, mas pequeños, se tiraron como si fuese un trineo, toda una gozado. ¿Y la puesta de sol?.Quedo en un segundo plano y encima habian unas nubes lo deslucieron. Pero
nuestro primer encuentro con el desierto fue el día anterior, en la parte de atrás del hotel donde empezaban las primeras la dunas, y alli que fuimos, justo pisar la primera aparecio por arte de magia el vendedor del desierto, un joven que para pagarse los estudios se dedicaba a perseguir los turistas, que atontados con la belleza del lugar bajan la guardia y zascas te venden cualquier quincalla, especialmente para las mujeres Y efectivamente compramos. Dos dunas mas a dentro un ruido conocido, era como la moto de un pitzero, efectivamente un vespinillo enfilando las dunas con una habilidad increíble. Conclusión el Paris-Dakar es un cuento que nos venden las teles cada año.
Las fotos.
Este no es un relato al uso con cifras, datos, coordenadas. Si no que es el recuerdo de un viaje a un pais encantador donde te impresiona a cada paso. Viajamos durante 23 dias, Vimos cuidades, aldeas, riats, naturaleza y mucha gente. Y esto último es lo que te enamora de este pais.
Lo que perdura en la memoria son las impresiones, que no sabes porque, se te han quedado impregnadas en la piel y en el alma viajera.
Todo este enamoramiento empezo hace años, con un viaje en coche y hoteles . Al año siguiente bajamos con nuestra pequeña Chalenger, y no tardamos ni dos años en volver, despues tardamos unos años, pero nos decidimos este 2010.
Este año tenia como objetivo fundamental conocer el desierto de Erg Chebbi, pero colateralmente se añadieron, las cascadas de Ouzouz, El parque nacional de Souose-Massa y las marismas de Mulay Muslam.
Teniamos un cierto temor a ir en agosto al desierto, pero tuvimos suerte, nos izo unos dias agradables, incluso nos llovio intensamente.
1.- Erg Chebbi
Lo primero que hicimos fue llamar a Hammet, un guia que nos aconsejaron unos amigos, fue una decision muy acertada. Dormimos en el parking del Hotel Tumbuctu ( Chaluca). Con luz y agua, a un precio asequible. Nos llevamos un aire acondicionado tipo pingüino, nos salvo de alguna noche pesada de calor y tambien alguna siesta.
Erg Chebbi esta al sur de Rissani, es una lengua de arena de 40x20Km, que surge de la nada, como un espejismo.
Decidimos hacer varias actividades, algunas contradictorias. Visitariamos Rissani y su famoso mercado de burros, hariamos una excursión en quads, y una puesta de sol con camellos.
La visita a Rissani fue un poco agobiante. Calor sofocante, polvo de los burros y tenias ese sentimiento que ocurre en demasiadas ocasiones en Marruecos. Nos sentimos como un euro con patas. Visitamos la kasba a las afueras, y nos explicaron el sentido de los famosos agüjeros en los muros. Son para aguantar las maderas que a forma de encofrado se rellenan de argamasa para construir los edificios. Los techos preciosos pero el resto super deteriorado.Después nos dirigimos al mercado de Rissani, cantidad de burros, nunca antes tantos juntos, de todos los tamaños, con todo tipo de montura y supongo de todos los precios. Entramos en el mercado de todo tipo de productos, compramos datiles, bien aconsejados por Hammet.
Al día siguiente alquilamos unos quads, se lo debíamos a los chavales. Es un poco contradictorio, en medio de aquel silencio unos aparatos con un ruido infernal, pero como he dicho llevábamos gente joven, así que lo hicimos. Bueno pues no fue tan fuerte como lo imagine. Los chavales se lo pasaron de coña y los mayores también. Nos llevaron a un poblado nómada donde apareció una niña que vendía suvenirs, le compramos. Es curioso como en un sitio tan seco hacen un pozo de pocos centímetros y encuentran agua, algo milagroso y fundamental para su supervivencia.
Por la tarde los camellos y la puesta de sol en el desierto.
Curiosa la filosofía del hermano de Hammet, el camellero en la cuestión del dominio de estos animales que no tienen una buena predisposición a que un peso extraño se suba en su lomo, haga gritos estaños y tenga que transportarlo hacia la puesta de sol. Mi hijo nos cargo con las botas y la tabla de snow, con el objetivo de tirarse desde una duna, lo mas alta posible. Asi que a mi me toco llevarla atravesada en la parte de delante de la silla. Pero este no era nuestro primer intento de conquistar las dunas a galope de una tabla de snow. El dia anterior al mediodia, mientras Hammet y su hermano nos cocinaban una pitza del desierto, una especie de pan relleno de no se que, cocinado en la arena. Hicieron un agujero enterraron la masa y encima encendieron un fuego y al cabo de una hora salio la famosa “pitza del desieto”. La rasparon con un cuchillo y limpiaron con un trapo de dudosa reputacion, el caso es el interior estaba rico, pero la corteza era como comer almejas con arena, solucion no masticarla mucho y sobre todo ser agradecido por el detallazo de invitarnos a su casa. Mientras todo esto pasaba, mi hijo y yo enfilamos, con un calor de 40C, la duna que se le había puesto entre ceja y ceja al esquiador de secano. Como es de suponer la funciono regular, pero comprobamos que la duna tenia de tener una inclinación considerable para poder deslizarse con éxito. Cosa que conseguimos con los hermanos, guía y camellero, al dia siguiente. Interpretaron rapidamente nuestras necesidades y nos buscaron la duna más alta que estaba a nuestro alcance a media hora a paso de camello. Ahora si, éxito total, solo encontramos a faltar los remontadotes. Mis sobrinos, mas pequeños, se tiraron como si fuese un trineo, toda una gozado. ¿Y la puesta de sol?.Quedo en un segundo plano y encima habian unas nubes lo deslucieron. Pero
nuestro primer encuentro con el desierto fue el día anterior, en la parte de atrás del hotel donde empezaban las primeras la dunas, y alli que fuimos, justo pisar la primera aparecio por arte de magia el vendedor del desierto, un joven que para pagarse los estudios se dedicaba a perseguir los turistas, que atontados con la belleza del lugar bajan la guardia y zascas te venden cualquier quincalla, especialmente para las mujeres Y efectivamente compramos. Dos dunas mas a dentro un ruido conocido, era como la moto de un pitzero, efectivamente un vespinillo enfilando las dunas con una habilidad increíble. Conclusión el Paris-Dakar es un cuento que nos venden las teles cada año.
Las fotos.
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