Irlanda 2013: Relatos de viaje

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Estoy barajando las opciones de repetir Escocia e Inglaterra o adentrarme en Irlanda... Desde Gijón hay una nueva línea que va hasta Poole (Uk), que sale sobre 800 - 900 € en Agosto hablo siempre, los precios de ahora, ida y vuelta, autocaravana <3,2m <6m, 2 adultos + 2 niños. La otra opción es Gijón - Saint Nazarie - Rosslare (Irlanda), sé que están ofertando esta línea, pero en el despegable todavía no la puedes escoger. Lo que sí en Agosto, Saint Nazarie - Rosslare está sobre los 600 €.

Gracias Koldo por toda la info.
mis nenes "funcionan" igual... con 6 y 7 años.. música, películas, algo de "gritos", alguna pelea, algo de "chuches" y ya hemos recorrido unos 500 km. jejejeje...

seguimos valorando las opciones de Ferries...
el problema es que si conducimos hasta el norte de Francia, probable perdamos unos días en DisneyLand París.... ya que estamos.. pues la nena no para de pedirlo..... y están en la edad "buena"... de 6 a 9 añitos (que creo es la más recomendable por que "casi" se creen todo).

Los precios, aunque sorprendentes, me siguen saliendo así... caríisimo, yo hago las simulaciones saliendo la ultima de julio y regresando finales de agosto... y algunas otras desde el primeros de julio al 5 de agosto... siempre escojo día de semana (nunca sáb o dom.) y demás... y me sale caríiisimo. He probado en 3 líneas de Ferries... Y claro, con estos presupuestos, mi mujer.. echando cuentas ya comienza a hablar de Croacia.. Grecia, Dinamarca... incluso Noruega... en fin... que con un presupuesto de BARCO superior a 1500 euros.. podemos elegir destino prácticamente a cualquier sitios... fíjaos hace 2 años fuimos a Pisa por 600 euros ida y vuelta en camarote 4 pax... y ahora 600 nos cobran solo la ida a inglaterra (más sumar el ferry inglaterra a irlanda).... así que seguimos mirando y planifiando ...... sin dejar de atender a otras posibilidades . . . . suerte que tenemos mucho por visitar todavía ¡ ¡ jajajaja.

quedo atento . . .

[KoldoS]

Jan

Sí, en todos los destinos se quedan muchas cosas por ver. Y yo creo que da igual el tiempo de que dispongas. Siempre pasa.

Así es que, como bien dices, siempre tenemos motivos para volver.



Eva

Sí, Glendalough tiene algo especial. Yo ya lo conocía, pero me volvió a encantar. Lástima del tiempo. Aunque después de Escocia, ya íbamos preparados.

[KoldoS]

Estoy barajando las opciones de repetir Escocia e Inglaterra o adentrarme en Irlanda... Desde Gijón hay una nueva línea que va hasta Poole (Uk), que sale sobre 800 - 900 € en Agosto hablo siempre, los precios de ahora, ida y vuelta, autocaravana <3,2m <6m, 2 adultos + 2 niños. La otra opción es Gijón - Saint Nazarie - Rosslare (Irlanda), sé que están ofertando esta línea, pero en el despegable todavía no la puedes escoger. Lo que sí en Agosto, Saint Nazarie - Rosslare está sobre los 600 €.

Ambos son muy buenos destinos. Me refiero a Escocia e Irlanda (Inglaterra no lo conocemos, más que de paso).

Si te sirve de algo, te diré que a mi me gustó más Escocia, pero que mi mujer prefiere Irlanda. Lo ha disfrutado más. Cuestión de gustos. Aunque yo, quizás, haría una distinción. Un poco de brocha gorda, pero distinción al fin y al cabo.

Escocia es un destino de más naturaleza que Irlanda. Las Highlands son poco pobladas y las islas más. Y allí dominan los espacios abiertos. Desde un punto de vista monumental, tienes la bella Edimburgo, las abadías e infinidad de castillos. Pero yo diría que lo fundamental de Escocia es su naturaleza.

Mientras que Irlanda es más poblada. Tiene también muy buenos espacios naturales, pero a mi me parecieron menos “salvajes” que los escoceses. A mi modo de ver, Irlanda es un destino mucho más cultural. Ahí radica su fuerza. En la cantidad de sitios históricos y culturales que se pueden visitar. Y no digamos nada del ambiente de sus pubs y en lo abierto de sus gentes. En eso también sale ganando.

Yo, por lo menos, esa es la gran diferencia que encontré entre ambos destinos. A mi me tira más la naturaleza y por eso guardo un mejor recuerdo de Escocia. Mientras que mi mujer ha disfrutado mucho más lugares mágicos como Newgrange, las Schelligs, Clocmanoise, la propia Glendalough y la gran cantidad de círculos y demás monumentos megalíticos.

Lo dicho. Ambas tienen los suficientes atractivos como para satisfacer a cualquiera.

Respecto a los ferries, está claro que llegar a Inglaterra es bastante más barato que saltar a Irlanda. Hay más opciones y puedes hacerlo directo desde la península.

[KoldoS]

Día 7 (lunes) Jardines y cascadas


Wicklow Gap – Powerscourt House and Gardens – Powerscourt Waterfall – Monasterevin
Recorrido día: 147 km (Total acumulado : 1642 km)
Wicklow Gap – R756 –R755 – R760 – Powercourt Hoise and Gardens – R760 – Powerscourt Waterfall – R760 – R117 – R116 – R115 – M50 – N7/M7 – Kildare – R445 – Monasterevin


Nos despertamos a las 8:00 y, después de desayunar, arrancamos por la pista hacia arriba. Nos parece que ver Glendalough desde arriba tiene que merecer la pena. Así es que salimos dispuestos a seguir las indicaciones que me dio ayer el francés.

Además, tengo ganas de estirar las piernas. Bueno, pero no todos pensamos lo mismo. Cuando llevamos un ratos subiendo, mi hijo decide que ya no pasa de ahí y se sienta en medio de la pista. La verdad es que parece cansado y nos tememos que algo le esté rondando.

Con ese panorama, mi mujer decide quedarse allí mismo a descansar y leer un rato bajo el tibio sol que luce ahora mismo. Mientras que yo tiro para arriba solo y llego hasta el embalse superior. Desde allí se tiene una buena vista de las montañas e, incluso, se adivina el corte donde pueden esconderse los lagos de Glendalough. Pero queda todavía un buen trecho y ni tan siquiera estoy seguro de que estén realmente en esa dirección. Más tarde, en casa, comprobaré que sí estaban allí y que no me quedé a mucha distancia de verlos. Pero en ese momento, satisfecho a medias, me doy la vuelta y bajo a reunirme con la familia.

Me los encuentro tumbados en la hierba, con el Lough Nahunagan a sus pies. Es una bonita panorámica. Aunque las marcas del agua delatan su función de embalse inferior de la central eléctrica de bombeo que hay en su orilla.

Bajamos a la AC y salimos en dirección a Powerscourt House and Gardens. Llegamos sobre las 13:00 y aparcamos en su inmenso parking. Esta visita no entra en el Heritage Card, pero la hemos elegido porque nuestra guía califica sus jardines como los más bellos de Irlanda, tanto por su diseño como por su incomparable emplazamiento. Además, en los relatos que hemos leído, siempre aparecen con muy buena nota.

Pasamos por caja (6,5 € cada adulto y mi hijo no paga) y salimos a los jardines. Lo primero que nos encontramos es la balconada de forja desde la que se domina el jardín italiano. Un amplio espacio verde con zonas de flores y bancadas que van salvando el desnivel existente. Pero en el que, sobre todo, llama la atención la imponente escalinata que baja hasta el estanque y cuyo final está flanqueado por dos pegasos rampantes.

Bajamos por la escalinata y rodeamos el estanque. Desde el otro lado se tiene una preciosa vista. Con el estanque y la fuente del tritón en primer plano, la escalinata en el segundo y la señorial mansión al fondo. Llegado a este punto, ya tenemos claro que la visita cumple las elevadas expectativas creadas.

Seguimos nuestro paseo por el jardín japonés. Que en realidad es la caprichosa interpretación victoriana de lo que en aquella época se entendía por tal. Con una gran cantidad de flores y plantas, una gruta artificial, puentes sobre riachuelos y un templete de estilo japonés. Por cierto, el templete está muy solicitado a la hora de la comida y durante los cortos, pero intensos chaparrones que nos caen encima.

A continuación pasamos por el valle de la Pepperpot Tower, el curioso cementerio de mascotas y el paseo de los rododendros. En este último vemos por primera vez un cartel que nos llama la atención: “cul de sac”. Expresión que yo ligaba al catalán, pues solo se la había oído a hablantes de dicha lengua. Aunque posteriormente he podido leer que se trata de una expresión de origen francés, cuyo uso se ha importado a los países anglofónos (y, evidentemente, también al catalá).

Después nos tomamos un descanso, sentándonos en un banco junto a la fuente del delfín. Seguimos por los cuidados jardines amurallados, donde me gustó especialmente la Bamberg Gate (puerta de hierro forjado que procede de la catedral de Bamberg, en Alemania) y finalizamos la visita despidiéndonos de Laoconte y de Mercurio.

Bueno, en realidad no. Antes de salir, nos tomamos un refrescante helado en la terraza exterior y mi mujer se compra unos pendientes en la tienda. Su experiencia escocesa (no los compró en Edimburgo y luego no encontró nada en todo el viaje), le hace ser madrugadora y no esperar más. Así es que encuentra unos que le gustan y se los lleva. Más vale pájaro en mano…

Con los flamantes pendientes, volvemos a la AC. Se nos ha hecho tarde y son ya las 15:00. Por lo que comemos aquí mismo, satisfechos por haber completado una visita que merece la pena y en la que hemos tenido la oportunidad de ver unos jardines muy bien cuidados y unos magníficos árboles.

Y para más inri, el parking dispone de contenedores donde podemos deshacernos de la basura. Lo cual, tal y como ya he comentado, se agradece cuando se viaja por Irlanda.

Después de comer nos dirigimos a la cercana Powerscourt Waterfall. Como su propio nombre indica, se halla dentro de las extensas tierras de la casa que acabamos de visitar. Pero se accede por otro lugar y se visita pagando una entrada a parte.

Cogemos una pequeña carretera y pagamos en la garita que nos encontramos en el camino (al enseñarle la tarjeta de minusvalía de mi hijo, solo nos cobran 5,5 € por uno de los adultos). De esta forma accedemos a una extensa zona verde con mesas de picnic. ¡Vaya! De haberlo sabido, hubiéramos venido a comer aquí.

Dejamos la AC en la zona de aparcamiento y nos dirigimos a pie hacia la cascada. Es un corto paseo de apenas 5 minutos, tras los cuales nos hallamos ante una bonita cascada. Las aguas se precipitan por el cortado, como abriéndose entre los árboles que la flanquean y buscando con rapidez el verde de la pradera inferior.

La cascada, con sus 121 m de caída, es la más alta de Irlanda y tiene una curiosa anécdota. En 1821, con motivo de la visita del rey Jorge IV, se construyó un mirador junto a la cascada y, para que el monarca tuviera una vista más espectacular, se les ocurrió la genial idea de hacer un dique en la parte superior y poder así aumentar el caudal de agua para tan distinguido huésped.

El caso es que el rey se entretuvo en la casa y no llegó a visitar la cascada. Gracias a ello, los anfitriones no tuvieron que responder a una acusación de magnicidio. Ya que al retirar el dique, las aguas bajaron con tal virulencia, que arrastraron consigo el mirador en cuestión. Sí, la verdad es que los autores del invento sí que consiguieron aumentar la espectacularidad de la cascada.

En fin, la cosa es que nos echamos unas risas con la información que leemos en el folleto que nos han entregado en la casa. El lugar invita a un paseo relajado, pero la enésima tromba de agua nos hace recogernos en la AC. La verdad es que empezamos a temer que el tiempo va a ser un problema. Esperemos que, como en Escocia, la cosa no vaya a mayores y podamos disfrutar de las vacaciones.

De todas formas, la lluvia parece que va a ser persistente y pensamos que será complicado dar algún paseo por esta zona. Así es que tiramos de nuestras notas de viaje y decidimos ir a Kildare. Lo malo es que, para ello, nos metemos en un barrio residencial de las afueras de Dublin y nos cuesta dar con la autopista.

Además, me entra una duda. Había leído que la mayoría de las autopistas irlandesas son gratuitas, pero que alguna de ellas (principalmente en la circunvalación de la capital) son de peaje y que hay que abonarlas a posteriori en gasolineras (o quizás dándote de alta en un sistema tipo noruego). No tienen cabinas como aquí.

En fin, la cosa es que yo no veo ningún letrero, ni nada que avise de que he pasado por un tramo de pago, pero me quedo con la duda.

Pero bueno, entre una cosa y otra, el trayecto hasta Kildare se nos hace bastante largo y pesado. Y cuando finalmente llegamos, preguntamos por algún camping de la zona. Llevamos varios días por libre y tenemos previsto ir a Dublin en dos o tres días, por lo que nos interesa espaciar un poco los días en los que podemos realizar las tareas de carga y descarga.

Pero para nuestra sorpresa, no hay ningún camping en la zona, ni parkings que no sean de pago. Es lo que tiene el no ser previsor y andar sobre la marcha. A veces pasan estas cosas. Lo curioso del caso es que luego comprobaremos que, fuera de los lugares más turísticos, no hay muchos campings en Irlanda. Yo diría, incluso, que hay bastante pocos, si lo comparamos con otros países que hemos visitado.

Y así, buscando un pueblo más pequeño para pernoctar, llegamos a Monasterevin. Tampoco aquí encontramos un parking o similar, por lo que acabamos aparcando en una calle, junto a unos camiones. La verdad es que dormiremos bien, pero se puede decir que acabará siendo el lugar de pernocta menos atractivo del viaje.

En todo caso, antes de cenar, cumplimos la nueva costumbre de tomarnos una Guinness en un tranquilo pub de la localidad. Trago que, en este caso, acaba con un regusto amargo. Viendo las noticias por la tele, nos enteramos del trágico accidente ferroviario ocurrido en Galicia. Nuestro limitado inglés nos impide conocer los detalles, pero los lugareños nos confirman que hay decenas de falecidos.



Gastos día:

• Gasoil: 76,25 € (a 1,496 €/l, sin cálculo del consumo por no llenar el depósito)
• Entrada Powescourt Gardens: 13 €
• Entrada Powescourt Watterfall: 5,5 €
• Compras: 35 €
• Varios: 8,4 €

Total gastos día: 138,15 €
Total parcial: 2191,47 €

[KoldoS]

Día 8 (martes) Un día tranquilo

Monasterevin – Kildare - Donard

Recorrido día: 50 km (Total acumulado : 1692 km)
Monasterevin – R445 – Kildare – R445 – R413 – R412 – N81 – Donard


Hemos dormido junto al canal de Monasterevin, justo al lado de un estupendo parque infantil con columpios. Cuando nos despertamos, llevo a mi hijo al parque y baja un par de veces por el largo tobogán. Pero no tiene ganas de juego. Se ha levantado con mocos y sus ojos vidriosos nos explican el por qué lleva un par de días cansado y bastante parado.

Así las cosas, decidimos tomarnos un día de descanso, con pocas visitas. Damos un corto paseo junto al canal y pasamos por su puente-acueducto. Es del estilo del de Abánades, aunque diría que es mucho más moderno y, desde luego, parece tener bastante menor valor histórico y artístico.

Cuando volvemos del mini-paseo, nos sentamos en un banco al borde del canal. Desde aquí vemos las casas que casi se zambullen en él. Con los garajes a un lado y, al otro, los entrantes del canal donde amarran sus utilitarios náuticos. Ganas me dan de bajar la piragua, pero el trancazo tiene a mi hijo muy sensible y necesita los mimos de aita y de ama. Bueno, ya habrá más ocasiones.

De vuelta a la AC nos fijamos en el parque del otro lado del canal. A pocos metros de donde hemos dormido, hay un hermoso parque de mesas con un minúsculo parking que está más recogido y en el que seguramente tampoco habrá problemas para pernoctar.

Sobre las 12:00 nos ponemos en marcha y llegamos a Kildare en un ti-ta. Aparcamos junto a un colegio, en un parking de pago (con OTA, como en todas las calles de la zona), y nos acercamos andando a la catedral de Santa Brígida.

Entramos a la catedral (no nos cobran), pero no le vemos nada que nos llame la atención. Así es que nos entretenemos caminando por el cuidado cementerio que lo rodea y nos acercamos a su torre, que, según nuestra guía, es la más alta de entre las que se pueden visitar en Irlanda.

Ese dato no le dice nada a mi mujer, pero yo no me puedo resistir a subir. Como otras veces, mi mujer tiene razón. La verdad es que las vistas desde la torre no justifican el precio (4 €).

Finalizada la visita, salimos de Kildare por la M7 y nos desviamos por la R413. Al borde de ésta última encontramos unas llamativas y extensas landas, con un césped muy bien cuidado, donde vemos varios coches que se meten hasta bastante dentro y aparcan allí mismo.

Como ya es la hora de comer, paramos y comemos aquí. Aunque no nos atrevemos a meter la AC en la hierba y nos quedamos en unpequeño entrante. Comemos en la AC y salimos a la landa a comer la fruta y tomarnos el café, mientras vemos cómo las ovejas abandonan el verde e invaden la calzada.

Es una zona bastante poblada, pero eso no es óbice para que la tranquilidad sea la nota dominante. La verdad es que nos parece un agradable lugar para pasar un rato tranquilo y aprovechar los rayos de sol de este bonito día. Por lo que, imitando lo que hacen algunos irlandeses, sacamos una manta de picnic y nos tumbamos en la hierba. Lo cual, a mi hijo le parece estupendo y acaba echando una reparadora siesta, tapado con su saco. ¡Angelito! Se ve que la cargazón le tiene un poco groggy.

Cuando se despierta, pensamos en buscar ese camping que no encontramos ayer. Miro mis notas y no veo que haya ninguno demasiado cerca. Así es que acabamos volviendo hacia Wicklow y nos dirigimos al camping de Donard.

Llegamos al camping sobre las 17:00. Es muy pronto para lo que estilamos, pero queremos descansar y ver si mi hijo responde a la batería de remedios caseros que le aplicamos.

Se trata de un camping agradable y muy bien cuidado (como casi todos los de estas latitudes). Con parcelas grandes y mucho verde (19 €/parcela, dos adultos + 3 €/niño + 4 €/electricidad).

Cuando nos instalamos, aprovechamos para tomarnos unas duchas a presión y pasamos el resto de la tarde vagueando. Y, como no queremos perder las buenas costumbres, salimos del camping para tomarnos nuestra Guinness diaria en el pub del pueblo. Allí coincidimos con nuestros vecinos. Una pareja de suizos muy simpática con la que entablamos una animada conversación.

De vuelta al camping, le pregunto a la recepcionista sobre el peaje de las autopistas. El tema no parece ser demasiado fácil, ya que duda bastante y me acaba diciendo que hay muy pocos tramos de pago y que seguramente debería pagar en alguna gasolinera de la propia autopista. Tanta duda me parece curiosa. Será porque ellos tendrán algún sistema de pago automático, pero la verdad es que nadie parece saber cómo debe pagar un turista extranjero. ¿Será porque somos muy pocos los que pasamos a la isla con nuestro vehículo?

En fin, habrá que seguir investigando. Porque, por no saber, aún no sé siquiera si he pasado por algún tramo de peaje.



Gastos día:

• Entrada torre de Kildare (1 adulto): 4 €
• Aparcamiento en Kildare: 1,60 €
• Supermercado: 22,15 €
• Camping Moat Camping and Caravan park en Donard (1 noche, con luz): 26 €
• Varios: 7,7 €

Total gastos día: 61,45 €
Total parcial: 2252,92 €

[EvaV]

Koldo, qué envidia de ritmo relajado que lleváis ! Aunque esta vez sea debido a que el peque lo necesitaba.
Y qué envidia también esas casas con canales y amarre para sus embarcaciones.

[KoldoS]

Día 9 (miércoles) El valle del diablo


Donard – Rathdrum – Devil’s Glen – Rathdrum

Recorrido día: 91 km (Total acumulado : 1783 km)
Donard – N81 – R756 – R755 – Rathdrum – R752 – R772 – R763 – Devil’s Glen – R763 – R772 – R752 – Rathdrum



Nos despertemos con un día muy triste. Llueve de forma continua y el cielo no da muestras de que la cosa vaya a cambiar. Con nuestro hijo aún convaleciente y sabiendo que mañana recogeremos a la niña, todo apunta a que tendremos un día de transición. Por lo que nos movemos sin prisas y salimos del camping sobre las 12:00, con todas las labores de intendencia realizadas.

Volvemos a subir por R756 y paramos en Wicklow Gap a tomarnos un café. Hoy la visibilidad es nula y no se ven ni el Lough Nahunagan, ni ninguna de las montañas que nos rodean y que hace dos días veíamos desde aquí. Pero eso no es óbice para que los autobuses turísticos paren en el mirador del puerto. Es lo que aparece en el plan de viaje y se para, sí o si. Aunque esté cayendo el diluvio universal.

Desde la AC vemos cómo los turistas bajan del bus, se acercan corriendo al mirador, protegiéndose de la lluvia como pueden, y se vuelven después de haber admirado esta magnífica y cerrada niebla. Por mucho que veamos estas cosas una y otra vez, no dejan de sorprendernos. En fin, lo absurdo del tema hace que nos echemos unas risas.

Después, bajamos el puerto y nos dirigimos a Rathdrum, donde localizamos un lugar para pernoctar esta noche. Se trata de un parking céntrico, que parece tranquilo. Está junto a unos columpios (de juegos para los niños y de ejercicios para los adultos) y desde aquí arranca lo que parece ser un paseo.

Comemos aquí mismo, y pensamos en un plan para esta tarde. No nos podemos alejar mucho y la meteorología no acompaña. Pero decidimos acercarnos a conocer un valle de nombre inquietante: Devil´s Glen (el valle del diablo).

No está lejos y llegamos sobre las 16:30. La barrera que cierra la carretera de acceso al parking interior está levantada. Pero un letrero avisa de que se cierra a las 17:00. Mala suerte. Eso nos obliga a dejar la AC en este parking exterior (a unos 2 km del parking interior) y por tanto, aumenta la distancia a recorrer. Además sigue lloviendo a ratos.

En estas condiciones, y aunque nuestro hijo da muestras de estar recuperándose, pensamos que es mejor mantenerlo seco y al calorcito de la AC. Pero como yo me empiezo a poner nervioso por pasar tanto tiempo dentro de la AC, mi mujer me manda a pasear un rato. Y yo, obediente, le hago caso.

Cojo el kit de lluvia completo (paraguas, chubasquero y pantalón impermeable) y encadeno dos de los recorridos marcados en el panel informativo. El primero de ellos (4 km) lleva del parking exterior al interior por un sendero que atraviesa el bosque y va pasando por un conjunto de esculturas de madera. Mientras que el segundo (marcas rojas) te lleva a una pequeña cascada, en un recorrido circular de unos 5 km.

Realmente, es éste segundo recorrido el más atractivo. No en vano, el primero no deja de ser una aproximación a la salida desde la que parten otros recorridos. Sin duda, y salvo que se vaya con mucho tiempo, merece la pena llegar en AC hasta el parking interior. Aunque te pierdas algunas esculturas.

El recorrido rojo es circular y se recomienda hacer en sentido horario. De esta forma, el camino de ida discurre por la parte superior del bosque y, solo al final, se baja hasta el río. Así se llega a un cruce, que dejo atrás para alcanzar la cascada. No es una cascada espectacular, ni por su altura, ni por su caudal. Pero está escondida en un bonito rincón de este cerrado y boscoso valle. Un rincón perdido en el que te sientes muy cerca de la naturaleza (al menos en un día como hoy, en el que únicamente me he cruzado con una pareja en el parking interior y con una familia ya llegando de vuelta a la AC).

Para volver, retrocedo hasta el cruce y sigo el sendero que va en todo momento por la orilla del río. Hasta que, en el último tramo, se empina un poco, para subir al parking interior y cerrar el círculo.

Cuando vuelvo la AC estoy empapado. No es que la lluvia me haya mojado demasiado (la mayor parte del recorrido está cubierta por los árboles), pero hay mucha humedad. Por cierto, la barrera de la entrada sigue abierta.

En definitiva, no es un recorrido estrella de esos que aparecen en los folletos y que nadie debe perderse. Pero sí que colmará las expectativas de quienes dispongan de tiempo y quieran disfrutar de una rato tranquilo, dando un agradable paseo por un precioso bosque que llega a un coqueto rincón, con cascada incluida.

Después de tomar una ducha, volvemos a Rathdrum. Allí paramos en el parking previamente seleccionado y acabamos el día jugando dentro de la AC. Mientras, fuera sigue lloviendo.

El parking es tranquilo y dormimos estupendamente. Aunque es conveniente ponerse al fondo del mismo, ya que son bastantes los coches que entran para dar la vuelta. Casi diría que lo usan como un cambio de sentido. Y, aunque durante la noche no se oye ningún ruido, por la mañana vuelve el movimiento de los que van a trabajar.



Gastos día:

Total gastos día: 0 €
Total parcial: 2252,92 €

[EvaV]

Otra envidiable etapa tranquila. Eso sí, el secadero a punto para tu ropa, Koldo ! Pero lo que se hace con ganas ...

[KOLITZA]

Aupa Koldo, saludos a ti y al resto de lectores del post. A ver como acaba el tema este del pago de la autopista, pq en el algarve ya me piré sin pagar y no quiero hacer lo mismo en irlanda. Estamos preparando para esta semana santa, ayer mismo reservé el ferry de cherbourg a rosslare con celtic link y me ha sorprendido los precios que he leído antes, yo pago 399 ida y vuelta, dos adultos y una ac menor de 6.5mts, con ida en cabina exterior doble y vuelta en cabina exterior cuadruple.
Espero el relato del resto de etapas, porque ya tenemos que empezar a preparar el recorrido, y me ha gustado el desglose de gastos diarios y los enlaces a los aparcamientos. Te felicito por el post Koldo, y animo para acabarlo!

[KoldoS]

Eva

Sí, el secadero es imprescindible en estos destinos.


Kolitza

Pronto lo aclararé. Bueno, más o menos.

Oye, pues sí que baja el ferry en semana santa. Supongo que será porque en esas fechas no se mueve mucha gente de la isla (ya dije, que la mayor parte del pasaje era irlandesa).

Respecto al resto del relato, me parece que va a ir para largo. Son muchos días y voy poco a poco. Así es que voy a preparar el resumen de coordenadas, para los que vayáis a ir tengáis esos datos. De todas formas, ya os digo que no es demasiado dificil encontrar lugares de pernocta.

Ah! y gracias a tí por leer.

[KoldoS]

Día 10 (jueves) Primer día en la capital


Rathdrum – Aughrim – Meeting of Waters – Clondalkin – Dublin

Recorrido día: 113 km (Total acumulado : 1896 km)
Rathdrum – R752 – R753 – Aughrim – R753 – R752 – Meeting of Waters (Avoca) – R752 – R754 – N11/M11 – M50 – N7 – Clondalkin – En bus a Dublin



Hoy toca madrugar. A las 8:15 nos acercamos a Aughrim a recoger a nuestra hija. Allí se despide de todas sus compañeras, que salen en bus hacia el aeropuerto, y nosotros pretendemos darle todos los musus que no le hemos podido dar estos días.

Reunida la familia, buscamos un lugar donde poder desayunar sin prisas y lo encontramos en el Meeting of the Watters (Avoca). Paramos en su pequeño parking y nos tomamos un café, mientras nuestra hija nos cuenta episodios de su periplo irlandés. Se ha arreglado sin mayores problemas y lo ha pasado bien. Eso es lo que vale. Aunque nosotros nos damos cuenta de que se va haciendo mayor. Yo diría que en estas dos semanas ha crecido un montón.

También le da a su hermano el muñeco del gigante Finn McCool que le compró en Dublin. Y él encantado de que su hermanita haya vuelto y se haya acordado de él.

Cuando se nos pasa la crisis de emoción y vamos a salir de la AC, vemos horrorizados que le hemos hecho un agujero a la AC. Al parecer, cuando he dado marcha atrás, las ramas de los árboles eran más bajas y duras de lo que habíamos apreciado. Y una de ellas ha entrado hasta el interior.

Tras el estupor inicial, evaluamos los daños y sopesamos las posibles soluciones. Estamos en un país lluvioso (ahora mismo está lloviendo) y nos acabamos de cargar la estanqueidad de nuestra casita con ruedas. Vamos, un horror.

Pero bueno, que no cunda el pánico. No estamos dispuestos a echar a perder las vacaciones y buscamos una solución de emergencia. Tapamos el agujero con un teta brik recortado y abundante cinta americana. La verdad es que no sé si aguantará, pero no tenemos nada mejor a mano. Así es que habrá que cruzar los dedos.

Con esa preocupación, bajamos a ver la confluencia de los dos ríos (de ahí el nombre). Hay un pequeño parque, con una placa que recuerda a Thomas Moore. Por lo que parece, éste era uno de los rincones favoritos de este poeta irlandés. Pero entre nosotros, os confesaré que yo no le veo nada especial. No sé si será porque el incidente de la AC me impide apreciarlo, pero diría que el lugar es más famoso por estar ligado a Moore, que por el sitio en sí mismo.

De vuelta a la AC, revisamos el apaño y vemos que no entra agua. Y está cayendo con ganas, así es que nos parece un buen test y tiramos para adelante. En los días sucesivos, lo revisaremos a menudo y comprobaremos que aguanta bien. De hecho, pasada una semana ya ni nos acordáremos de ello y llegaremos a casa sin problemas de humedades ni filtraciones, aunque con un nuevo customizado en nuestra AC.

Nuestro siguiente destino es la capital. En realidad, la idea era aprovechar estos días para visitarla, pero nuestra hija nos hizo cambiar de opinión. Ella ya lo había visitado durante su estancia, pero quería servirnos de anfitriona y enseñarnos los lugares que había conocido. Lo que a nosotros nos pareció buena idea.

Así es que entramos a Dublin por la M11 y seguimos sin ver señales que nos indiquen posibles peajes. El tema ya me empieza a obsesionar.

Pero como no tenemos intención de entrar hasta el centro con la AC, vamos directamente al camping Camac Valley. Lugar que habíamos seleccionado tras leer bastantes referencias en relatos y páginas web.

Cuando entramos al camping, esas referencias se ven corroboradas, ya que está muy bien. Nos asignan una parcela amplia y con buena hierba. Todas las parcelas tienen un grifo de agua potable y un desagüe para grises, bien ubicado para unirlo directamente a nuestra AC con el tubo accesorio que llevamos. Vamos, todo un lujo. Es de las pocas veces que he podido instalar mi AC, sin necesidad de moverla de la parcela para cargar agua o desaguar las grises. Solo me tengo que preocupar de las negras. Como si fuera una caravana o un mobil-home fijo.

Además, la importancia de esas ventajas se ve claramente incrementada al conocer que las duchas del camping son de pago. Por lo que, al contrario de lo que solemos hacer en los campings, esta vez nos acabaremos duchando siempre en la AC.

Una vez instalados, comemos rápidamente y nos preparamos para acercarnos al centro de la ciudad. En la recepción del camping nos han informado sobre el horario y sobre las distintas opciones que tenemos (tanto el bus de línea nº 69, como uno de los turísticos, tienen una parada junto a la entrada del camping).

Como vamos a estar solo unas horas y no nos vamos a mover del centro, nosotros optamos por el bus de línea. Ya que los horarios del turístico son mucho menos flexibles (única salida a las 9:30 y vuelta a las 16:15). Pero si se va por la mañana temprano, vas a moverte para visitar lugares distantes entre sí y te puedes amoldar a sus horarios (por el centro debe de estar todo el día dando vueltas por un circuito cerrado), seguramente será mejor opción la del turístico. Ya que sale por 18 €, vale para dos días y parece que te puedes subir y bajar en él todas las veces que quieras.

Como digo, nosotros cogemos el de línea y pagamos en efectivo al montar. Hay que llevar el dinero justo, ya que el chófer no da cambios. Bueno, ni cambios, ni explicaciones. Hemos dado con uno de los raros especímenes de irlandés borde. Porque le pregunto si mi hijo debe pagar y en qué categoría (joven o niña) entra mi hija. La cosa es que el conductor pasa de mi y se limita a señalar la maquinita.

Con esa información, echo en ella lo que me parece y él insiste en que no llega, sin explicar cuánto falta. Ya mosqueado y con mi hijo tirando de mi como un poseso, añado algún céntimo más. El chófer lanza un bufido, me imprime los billetes y me hace un gesto despectivo para que entre de una vez. Como para decirle que nos avise cuando lleguemos al centro. Menos mal que todos los turistas del camping vamos al mismo sitio.

Ah! Y, evidentemente, la suma del importe que aparece en los billetes, no coincide con lo que yo he echado a la máquina.

En fin. Tras un trayecto de más de 40 minutos que se nos hace bastante largo, llegamos al centro y nos bajamos en la última parada. Lugar que, debido a que son calles de un solo sentido, no coincide con la parada inicial del recorrido. Como queremos saber dónde coger el bus de vuelta, vamos hasta allí y lo encontramos a una o dos manzanas.

Son las 15:30 y callejeamos por O´Connell Street y la zona al sur del río. Con nuestra hija de guía orgullosa, nos acercamos al Trinity College y paseamos por los jardines y entre sus sobrios edificios. Pero 10 € por cabeza nos parece excesivo y nos quedamos con las ganas de entrar a conocer su famosa biblioteca (donde se halla una de las obras de arte de más valor en Irlanda: el libro de Kells), la Long Room y alguna otra cosa de interés que llevaba apuntada.

Así es que vamos al Castillo de Dublin (Heritage Card) y reservamos la visita (solo se puede visitar con guía). Mientras esperamos, nos entretenemos viendo las figuras de arena que están haciendo en el patio.

La visita al castillo dura 1 h y, la verdad, es que se nos hace un poco larga. Vamos pasando de estancia en estancia, todo el grupo junto, y el guía da explicaciones sobre cada una de ellas. No dudo del interés de dichas explicaciones, pero, como suelo decir, nosotros somos más de castillos-castillos que de castillos-palacio. Y éste entra dentro de la categoría de los segundos. Las estancias están bien, pero no nos parecen excepcionales. O, no por lo menos, para lo que uno espera del castillo de la capital.

Además, el tema de ir continuamente agrupados y sin posibilidad de andar un poco a nuestro aire nos parece bastante encorsetado. No en vano, el guía va abriendo las estancias, pasamos todos, cierra, da la explicación, deja sacar las fotos de rigor y pasamos a la siguiente. Vamos, que casi nos lleva como el pastor al rebaño.

Así es que, un poco decepcionados con la visita, volvemos a callejear por la zona de Temple Bar y entramos a tomarnos unas Guinness en el conocidísimos pub del mismo nombre. Hay tanta gente, que nos cuesta encontrar un hueco. Además, nos meten un buen pullazo y nos cobran bastante más caro que en todos los pubs que hemos entrado hasta ahora (por dos medias pintas pagamos 8 € y pico, lo que hemos estado pagando por dos pintas). Pero no nos importa. Disfrutamos un montón del ambiente y de la música en vivo. Y, sobre todo, de poder volver a vivir estas cosas y entrar en un pub a saborear una cerveza con nuestro hijo (hacía tiempo que no lo hacíamos, ya que no suele aguantar demasiado tiempo quieto).

Después, nuestra hija nos lleva a la zona comercial de Grafton Street. Ya se sabe, cada uno tira a lo suyo. Echamos un vistazo a las tiendas y puestos ambulantes, donde mi hija se compra como recuerdo un bonito colgante de plata en forma de arpa. También presentamos nuestros respetos a Molly Malone, antes de volver a la parada del bus para coger el de las 20:00.

Por cierto, justo al lado de la parada está la Garda. Y como soy un poco cabezón, me acerco con la intención de aclarar el tema de los peajes, de una vez por todas. Entro y le explico al policía que me atiende que no sé cómo se pagan los peajes y que, a decir verdad, tampoco estoy seguro de haber pasado ninguno. Por lo que le pregunto si hay alguna manera de saber si tengo que pagar algo, antes de encontrarme con que pasados unos meses pueda recibir una multa por ese motivo.

La cara de asombro del policía no tiene desperdicio. Una de dos, o no ha entendido mi “fluido” inglés o se está preguntando dónde diablos llevo la cámara oculta.

La cosa es, al final, me pide la matrícula y me dice que va a consultar si se puede saber algo. Desaparece tras un puerta y, tras unos minutos, vuelve diciéndome que me olvide del tema. Que no me va a llegar ninguna multa.

Así es que salgo de la Garda más tranquilo, pero sin saber si hay realmente peajes de pago y dónde se pueden pagar. Lo único seguro es que, de existir, no se molestan en cobrárselas a los turistas. Porque ni la propia Garda sabe cómo va la cosa.

Finalmente, cogemos el bus y el conductor (éste sí que era irlandés-irlandés) nos confirma que los minusválidos no pagan.

Y volvemos al camping derrengados. La visita a las ciudades siempre cansan. Y más en una ciudad como Dublin, de mucho ajetreo y con un tráfico muy intenso. La verdad es que nos parece una ciudad muy ruidosa. Nada que ver, por ejemplo, con la tranquila Edimburgo.

Yo tenía un recuerdo mucho más placentero de ella. Aunque también es cierto que entonces era mucho más joven e íbamos buscando más ambiente. Ahora diría que es una de las mejores ciudades europeas para la gente joven. Ambiente en los pubs, música en vivo por doquier y la simpatía de los irlandeses (salvando excepciones como el primer autobusero). Pero me parece una ciudad dura para ir en familia. Ruidosa y con mucho tráfico. Incluso con un punto desagradable, ya que pululan bastantes borrachos. Realmente, nos sorprende la cantidad de personas ebrias que encontramos en las principales calles que recorremos. Algunos de ellos bastante más jóvenes de lo que se suele ver por aquí. Nos parece que Dublin tiene un serio problema con el alcohol. Algo que no volveremos a ver en el resto de Irlanda.

Cuando llegamos al camping, ya es bastante tarde. Así es que cena rápida y al sobre. Aunque uno aún tiene tiempo para acercarse a la recepción y navegar un poco en la wifi gratuita. A pesar de no ser demasiado rápida y tener algunos problemas para conectarme a ella.

Por cierto, el camping está lleno de conejos que salen de sus madrigueras al anochecer. Cuando vuelvo a la AC, los veo correr asustados a esconderse.


Gastos día:

• Camping Camac Valley Caravan park en Dublin (2 noches, con luz): 60 €
• Bus a Dublin (i/v): 15,25 €
• Colgante Arpa: 20 €
• Varios Dublin: 9,79 €

Total gastos día: 105,04 €
Total parcial: 2357,96 €

[KoldoS]

Más fotos.

[KoldoS]

Modificado. Las coordenadas las publico al final del relato.

[KOLITZA]

osea que con los peajes nos hacemos los ******,no? eskerrik asko por el listado de coordenadas

[jesus rey]

Gracias por compartir la información del viaje. Muy buena la explicación y los detalles.
Saludos cordiales