Este último fin de semana hicimos un grupo de seis amigos en dos ac una pequeña escapada a Logroño, que aunque ya conocemos de otras veces, es sitio que compensa.
Llegamos el viernes por la tarde-noche al parking Las Norias, sitio excelente para dejar los vehículos, a escasos 50 metros hay una parada de autobús (el número 3 que te deja en el centro en 10 minutos). Lo primero y principal en Logroño es acercarse a la Calle del Laurel a tomarse unos chatos con unas tapas, y eso es lo que hicimos sin mayor retardo. La zona del Laurel está muy ambientada y es agradable ir sin prisa recorriendo bares y tomando las especialidades de cada uno, yo no he visto en España una calle igual. Sobre la 1 de la mañana entendimos que era la hora de recogernos y dando un paseo de unos 20 minutos nos plantamos en el parking, aunque cada hora sale un autobús búho que te deja en el mismo aparcamiento.
La mañana del sábado la dedicamos a visitar el mercado de San Blas, me gusta especialmente visitar los mercados de abastos de las ciudades que visito, suele ser una delicia para los sentidos, además nos invitaron a un chato de Rioja en una degustación que había allí montada. Continuamos con la visita cultural primero la Concatedral de Santa María de La Redonda con dos buenas torres barrocas, luego la Iglesia de San Bartolomé (considerada la más antigua de la ciudad) con recuerdos del último románico y primer gótico y bastantes marcas de canteros y por último la Iglesia de Santa María de Palacio con su interesante aguja. De aquí al Museo del Vino hay un paso, que fue el que dimos para comenzar oficialmente el chateo e iniciar la ruta de tapas que nos hicieron las veces de comida. Por la tarde tras una siesta reparadora nos acercamos a un bar cercano a ver en su pantalla gigante el partido Madrid-Barcelona (mis amigos son de un equipo cada uno por lo que yo hice de árbitro). Las mujeres aprovecharon para irse de tiendas y compras que Logroño está en esto también bien servido. Esa noche cenamos en la AC las viandas que nos trajimos para el viaje.
El tiempo empezó el sábado a estropearse, tras un otoño que no parecía tal sino verano. Toda la tarde y noche lloviendo, a veces con fuerza, bastante viento y bajada notable de las temperaturas. Por la mañana del domingo, pernoctamos como unas diez AC,s, estuvimos charlando un rato con unos compañeros de Cádiz y Jerez que llevaban casi dos meses costeando y ya regresaban desde San Sebastián para el sur, menuda envidia que nos dieron, cuando estemos jubilados es lo que nos gustaría hacer. Frente al parking colocan un mercado donde comparten espacio puestos de frutas y verduras con ropa y utensilios variados, así como conservas y vinos. Tras desayunar un chocolate con churros adquirimos buenas verduras riojanas para el regreso a casa. La idea inicial era parar en alguno de los bonitos pueblos de La Rioja pero la nieve empezó a hacer acto de presencia por lo que decidimos continuar, quise visitar Islallana, Pradillo, Lumbreras o acercarme hasta Villoslada de Cameros para ver la Ermita de Lomos de Orio, pero no nos atrevimos. Tampoco pudimos subir al acebal de Garagüeta ya en tierras sorianas, los caminos estaban bastante nevados, por lo que desviándonos un poco paramos a comer, muy bien como siempre, en el Restaurante Sime de Valdeavellano de Tera en el conocido como valle de la mantequilla y tras una fugaz siesta (algo que no perdono), pusimos rumbo a casa donde llegamos a las 8 de la noche. Ni 500 km hicimos y lo pasamos muy bien, eso de ir con buenos amigos es lo que tiene, lo dicho Logroño bien vale un fin de semana.
Miguel Ángel Saldaña Hernández (mash)
Llegamos el viernes por la tarde-noche al parking Las Norias, sitio excelente para dejar los vehículos, a escasos 50 metros hay una parada de autobús (el número 3 que te deja en el centro en 10 minutos). Lo primero y principal en Logroño es acercarse a la Calle del Laurel a tomarse unos chatos con unas tapas, y eso es lo que hicimos sin mayor retardo. La zona del Laurel está muy ambientada y es agradable ir sin prisa recorriendo bares y tomando las especialidades de cada uno, yo no he visto en España una calle igual. Sobre la 1 de la mañana entendimos que era la hora de recogernos y dando un paseo de unos 20 minutos nos plantamos en el parking, aunque cada hora sale un autobús búho que te deja en el mismo aparcamiento.
La mañana del sábado la dedicamos a visitar el mercado de San Blas, me gusta especialmente visitar los mercados de abastos de las ciudades que visito, suele ser una delicia para los sentidos, además nos invitaron a un chato de Rioja en una degustación que había allí montada. Continuamos con la visita cultural primero la Concatedral de Santa María de La Redonda con dos buenas torres barrocas, luego la Iglesia de San Bartolomé (considerada la más antigua de la ciudad) con recuerdos del último románico y primer gótico y bastantes marcas de canteros y por último la Iglesia de Santa María de Palacio con su interesante aguja. De aquí al Museo del Vino hay un paso, que fue el que dimos para comenzar oficialmente el chateo e iniciar la ruta de tapas que nos hicieron las veces de comida. Por la tarde tras una siesta reparadora nos acercamos a un bar cercano a ver en su pantalla gigante el partido Madrid-Barcelona (mis amigos son de un equipo cada uno por lo que yo hice de árbitro). Las mujeres aprovecharon para irse de tiendas y compras que Logroño está en esto también bien servido. Esa noche cenamos en la AC las viandas que nos trajimos para el viaje.
El tiempo empezó el sábado a estropearse, tras un otoño que no parecía tal sino verano. Toda la tarde y noche lloviendo, a veces con fuerza, bastante viento y bajada notable de las temperaturas. Por la mañana del domingo, pernoctamos como unas diez AC,s, estuvimos charlando un rato con unos compañeros de Cádiz y Jerez que llevaban casi dos meses costeando y ya regresaban desde San Sebastián para el sur, menuda envidia que nos dieron, cuando estemos jubilados es lo que nos gustaría hacer. Frente al parking colocan un mercado donde comparten espacio puestos de frutas y verduras con ropa y utensilios variados, así como conservas y vinos. Tras desayunar un chocolate con churros adquirimos buenas verduras riojanas para el regreso a casa. La idea inicial era parar en alguno de los bonitos pueblos de La Rioja pero la nieve empezó a hacer acto de presencia por lo que decidimos continuar, quise visitar Islallana, Pradillo, Lumbreras o acercarme hasta Villoslada de Cameros para ver la Ermita de Lomos de Orio, pero no nos atrevimos. Tampoco pudimos subir al acebal de Garagüeta ya en tierras sorianas, los caminos estaban bastante nevados, por lo que desviándonos un poco paramos a comer, muy bien como siempre, en el Restaurante Sime de Valdeavellano de Tera en el conocido como valle de la mantequilla y tras una fugaz siesta (algo que no perdono), pusimos rumbo a casa donde llegamos a las 8 de la noche. Ni 500 km hicimos y lo pasamos muy bien, eso de ir con buenos amigos es lo que tiene, lo dicho Logroño bien vale un fin de semana.
Miguel Ángel Saldaña Hernández (mash)
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