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Tema: Haere Mai. Un viaje a Nueva Zelanda

  1. #11
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    Echábamos ya de menos que "salieras a dar una vuelta" has tardado pero ha valido la pena...seguimos tu relato...por cierto anoche en Discovery Max estaba siguiendo el programa que hacen de control de aduanas de Sidney y después, antes de acostarme di con tu relato por facebook y......tachannnn cuando leí lo que te paso en la aduana....es como si te estuviera viendo....son la repera casi igualico que aquí...
    Bueno seguiremos tu relato....
    Saludos.
    Ave.
    __________________________

    Mis pernoctas. http://goo.gl/maps/tCAes

  2. #12
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    Cita Iniciado por atender1 Ver mensaje
    Echábamos ya de menos que "salieras a dar una vuelta" has tardado pero ha valido la pena...seguimos tu relato...por cierto anoche en Discovery Max estaba siguiendo el programa que hacen de control de aduanas de Sidney y después, antes de acostarme di con tu relato por facebook y......tachannnn cuando leí lo que te paso en la aduana....es como si te estuviera viendo....son la repera casi igualico que aquí...
    Bueno seguiremos tu relato....
    Saludos.
    Ave.
    Gracias

  3. #13
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    ISLA SUR


    isla_sur.jpg

    El vestíbulo del aeropuerto de Christchurch sorprende, ya que por su tamaño más parece el de una estación de autobuses. Una vez aquí, lo primero es lo primero: me acerco a la oficina de cambio. Por quinientos euros me dan setecientos once dólares neozelandeses, descontadas las tasas, de lo que se deduce que la moneda local equivale aproximadamente a 0,7 euros. Más adelante, cuando paguemos con tarjeta, nos darán el cambio a 0,66-0,67. Al igual que sus colegas aduaneros, la chica que me atiende lo hace cálidamente y me desea una feliz estancia. ¿Están aquí todos diplomados en simpaticología?

    Siempre que salgo de la zona euro me gusta fijarme en los billetes y monedas y, si me gustan, traerme alguno de recuerdo. Sin duda aquí el más chulo es el billete de cinco dólares, con Edmund Hillary (muy joven) por un lado y el pingüino de ojos amarillos por otro. De las monedas me quedo con la de un dólar, que lleva el kiwi.

    Lo segundo es acercarse al mostrador de Vodafone, un poco más allá, a comprar una tarjeta de prepago de 25 dólares, que además de llamadas trae 500 megas de datos. Así podremos estar comunicados aquí y también llamar a casa, aunque esto último resultará un fiasco, ya que cuando marque el número internacional saldrá una voz diciendo que no dispongo de crédito suficiente para esta llamada (?) Entonces, ¿cuántos dólares necesito para hablar con España?

    Lo tercero es llamar al Hotel Sudima, que está aquí al lado pero que envía un shuttle para recogernos. Durante el rato que esperamos en la acera siento la nitidez del aire y los tenues rayos del sol poniente. Noto lo raro que resulta sentir frío. ¡Estamos en invierno!

    La conductora es una chica negra, por descontado también muy atenta y agradable. Nos dan la habitación, que es estupenda, y me siento tan eufórico que todavía me quedan ganas de ir a recepción para que me activen el wifi. La recepcionista, aparentemente maorí, no es capaz y va a buscar a otro empleado, que es un joven de rasgos orientales. Menuda mezcla.

    Son las cinco de la tarde y ya estamos duchados y cambiados. Nos metemos muy contentos en la cama (Inari, desde hace un rato) y dormimos doce horas seguidas. Creo que desde mis tiempos de adolescencia y trasnocheo no había planchado una almohada con tanta intensidad.


    23 de julio

    A las cinco de la mañana nos vamos despertando, aunque no nos ponemos en marcha hasta eso de las siete. El desorden circadiano se nota sobre todo en una mayor lentitud a la hora de organizarse y de localizar lo que buscas que cada momento entre el caos de equipaje en que se ha convertido la habitación. Finalmente conseguimos recogerlo todo, desayunamos lo que nos ha sobrado del viaje más unas infusiones gentileza de Sudima y salimos a recepción.

    Sudima Hotel
    Ayer nos pareció entender que el shuttle del hotel podía llevarnos hasta donde la autocaravana, pero por lo visto no entendimos bien: son los de Maui los que vendrán a buscarnos si los llamamos. Solo hay que esperar diez minutos, porque aeropuerto, hotel y recinto de autocaravanas están todos juntitos. Tienen un parking inmenso, y hay un montón de ellas. También son amplias las instalaciones interiores. Aquí tampoco parece haber nadie de mediana edad trabajando cara al público, porque es una chica muy joven quien se hace cargo de nosotros. Tras una profusa fase de papeleo, vienen las instrucciones del funcionamiento interno y de lo que podemos y no podemos hacer con la bicha. Cuando se entera de que hemos tenido autocaravana parece que se relaja.

    El vehículo es una Mercedes Sprinter. Viene con retrocámara y navegador con un giga de datos al que es posible acoplar el móvil mediante wifi (suena bien, aunque funcionará solo a veces). Mide siete metros de largo, y se pueden montar dos comedores: el de atrás, que se transforma en cama, y otro delantero, ya que los asientos de la cabina son giratorios; este segundo apenas lo utilizaremos un par de días. El salón se transforma en cama grande, y el asiento para el tercer pasajero es un lecho plegable para alguien que no mida más de 1,70. Lo más diminuto es el baño (no me extraña que no lo saquen en ninguna publicidad), aunque eso ya lo imaginábamos; lo peor es que solo tiene un grifo. Sé que esto no debería ser problema, es un sistema que he visto en otras autocaravanas: el tubo de la ducha se escamotea y puedes usar la alcachofa para tener agua en el minilavabo. Solo que aquí no lo han previsto, de manera que algo tan sencillo como lavarse las manos resulta imposible. Nos pasaremos todo el viaje usando la pileta del fregadero hasta para lavarnos los dientes.

    El lavabo imposible
    Otro problema de la Maui Ultima Plus es la estrechez del habitáculo en su parte central, donde además coinciden la cocina, el fregadero, de manera que si alguien está trabajando en esta zona no puedes pasar de un lado al otro del habitáculo. Como además la puerta del baño no es corredera sino de bisagras, hay que avisar cuando estás dentro y quieres salir.

    Habitación con vistas
    Con siete metros por banda
    Algo que nos llama la atención y que la diferencia de sus equivalentes europeas es el alto nivel de acristalamiento: más que vehículo pensado como autocaravana parece uno destinado al transporte de viajeros (menos mal que se les ha ocurrido poner cortinas. Al principio pienso que la intención es reducir costes, pero luego me fijaré en las particulares y veo que son idénticas. Y es que al igual que las viviendas, que cuentan con enormes ventanales, está claro que a los neozelandeses les gusta que la luz entre hasta el fondo. Esto supongo que dará bastantes problemas de aislamiento, menos mal que tenemos calefacción de gasoil.

    Y, sin embargo, te quiero
    Camino del Monte Cook
    Nos la ponen en la línea de salida, y todavía tenemos que volver a preguntar dos veces, porque no sabemos dónde se enciende la corriente del habitáculo y porque no sabemos utilizar la palanca del cambio, que es automático; esto sin duda es una ventaja, porque no me imagino manejando siete marchas con la mano izquierda. Finalmente resulta todo muy sencillo: cuenta con una posición de parada (P), que equivale al freno de motor. A continuación viene la marcha atrás (R), luego el punto muerto (N) y por último la marcha hacia adelante (D), con unos signos más y menos a derecha e izquierda: al parecer, puedes ajustar el cambio manualmente si consideras que el vehículo va sub o sobrerrevolucionado. Parece muy complicado al principio, pero se revelará genial cuando veas que no tienes que preocuparte de ir cambiando, y que cuando haces un stop cuesta arriba te quedas parado sin necesidad de echar el freno de mano, y puedes luego reanudar tranquilamente sin necesidad de jugar con acelerador y embrague, lo cual es bien fastidioso en vehículos tan pesados. Desde luego, cuando me compre otra auto procuraré que traiga cambio automático.

    Este volante me lo han cambiao
    Todo esto lo descubriré durante los próximos días, porque de momento estoy concentrado en conducir por la izquierda y tomar las rotondas en consonancia. Bien es verdad que ya lo había hecho en Gran Bretaña, pero con mi propia autocaravana. Ahora, llevando el volante a la derecha, no calculo bien la distancia hasta el borde externo de la carretera, y cada vez que me acerco demasiado, Bego lanza un alarido. Aún así, me acabo comiendo algún bordillo. Esta será la parte más difícil de Nueva Zelanda. En general aquí la conducción parece tranquila y respetuosa, aunque esta primera impresión sufrirá modificaciones más adelante, como veremos.

    Así las cosas, regresamos al hotel, aparcamos en la puerta y cargamos el equipaje. Parece imposible que podamos meterlo todo, y todavía nos falta la compra

    -Deben diez dólares de wifi -nos dicen cuando vamos a devolver las llaves.
    -Pues ayer, cuando me conecté, el sistema daba a elegir entre la opción de pago y otra gratuita por veinticuatro horas.
    -Ah, en ese caso de acuerdo. Si se acogieron a esa opción...

    Entre unas cosas y otras son las once y media, y estamos transidos de hambre. Al lado del hotel está la Spitfire Square, un centro comercial con muchas tiendas, un súper y una cafetería. Debe de ser muy reciente, porque en las imágenes de Google Earth no está, y el sitio lo ocupa, curiosamente, la sede de Maui.

    Spitfire Square
    Pedimos un menú de almuerzo, al estilo local. Luego, más reconciliados con nuestro estómago, nos dividimos: Bego se va al Countdown, que es el súper; Inari y yo acercaremos la auto. Sorprenden los horarios de apertura: todos los días semana, de siete de la mañana a 10 de la noche (imagino que aprovecharán la madrugada para reponer). Descubriremos que esta práctica es común en toda Nueva Zelanda, pero solo para las tiendas de alimentación; el resto de negocios suele cerrar a las cinco de la tarde.

    ¿Qué diríamos en España de semejantes horarios?
    Aprovecho el tiempo para ir colocando cosas. Se manifiesta ahora la importancia de traer bolsos plegables en lugar de maletas rígidas porque estas, sencillamente, no cabrían en el exiguo espacio. Cuando llega la super-compra sí que tengo la sensación de que es imposible que todo eso quepa. Y sin embargo, en virtud de una extraña magia, cada cosa parece encontrar su sitio, y nos vamos adaptando al nuevo espacio autocaravanil como un flan a su molde.

    Cartel bilingue en el Countdown. Pronto descubriremos que el maorí es un idioma muy divertido
    Pese a todo, hay algo que nos sobra: en los arcones de la parte trasera, junto con más trastos, tenemos tres sillas y una mesa plegables que vendrán muy bien en épocas de tiempo idílico y primaveral, pero que no tienen objeto ahora, en pleno invierno. De modo que decidimos volver a Maui y dejarlas allí. Durante el trayecto me pierdo por una zona en obras con vallas y conos estrechando peligrosamente la calzada, pero al final consigo llegar sano y salvo.

    Y ahora es cuando llega el momento de empezar realmente el viaje. Nuestro primer destino es Kaikoura, 180 km. al Norte. Se trata de una distancia grande teniendo en cuenta el tipo de carretera y mi ritmo de conducción, pero eso es algo que ya traía asumido. Hemos arrancado a las cuatro, hora y media más tarde se nos hace de noche, y para colmo nos internamos en zona montañosa, con curvas y recurvas. Todo eso, sumado a mi cansancio, hace que lo pase realmente mal.

    20 kilómetros antes de Kaikoura nos quedamos en el Kaikiura Omihi Reserve, que es un camping de pago. Bueno, lo de camping es mucho decir, en realidad se trata de un largo descampado entre la carretera y el mar, pero en esta zona Campermate dice que no existen opciones gratuitas, y además queremos conectarnos al corriente eléctrica porque el nivel de batería del habitáculo nos parece demasiado bajo. Aparcamos junto a un poste donde hay una caja oxidada con tomas de corriente. Para nuestra frustración, comprobamos que está cerrada con candado. La recepción cae 1 kilómetro más al Norte, y no creo que esté abierta a estas horas. Entonces, de una caravana próxima asoma un señor mayor con bastón y que renquea. Nos dice que él puede abrirnos el armario de la electricidad, y nos pide 30 dólares por la pernocta. Parece un tanto atípico darle dinero a un vecino campista, pero como efectivamente tiene llave del candado pues nos fiamos. Con la conversación se nos ha llenado la auto de una especie de moscas. Aterrorizados, preguntamos si son las temidas sandflies. Responde que no, lo cual no es óbice para que nos encerremos a cal y canto y matemos una a una a las molestas intrusas.

    Es nuestra segunda noche en Nueva Zelanda, aunque primera en autocaravana. Dice Miquel Silvestre que un viaje es como una caja de bombones cuyo contenido te vas comiendo con fruición. Nosotros llevamos uno.




    Kilómetros etapa: 165.

    Kilómetros viaje: 165.
    Última edición por jota; 02/09/2016 a las 00:00

  4. #14
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    La edad de Inari... Pues si. El tiempo pasa. Hay que aprovechar, que esto se acaba...

    Bueno, ya vamos en la AC... (he alquilado la misma). Vuestro principio será nuestro final. Comenzaremos en Auckland, isla norte, hacia la sur, Christchurch.

    Y va la primera pregunta: ... pero en esta zona Campermate dice que no existen opciones gratuitas... ¿Campermate? Supongo que es esta aplicación: http://www.campermate.co.nz/
    ¿Estaba en el navegador de la AC?
    ¿Conoces esta otra?: https://play.google.com/store/apps/d...ot.wikicampsnz

    Sigo esperando el siguiente bombón.

  5. #15
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    Caray jota, que pedazoo de viaje!! Seguimos atentamente!!

  6. #16
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    La edad de Inari... Pues si. El tiempo pasa. Hay que aprovechar, que esto se acaba...

    Bueno, ya vamos en la AC... (he alquilado la misma). Vuestro principio será nuestro final. Comenzaremos en Auckland, isla norte, hacia la sur, Christchurch.

    Y va la primera pregunta: ... pero en esta zona Campermate dice que no existen opciones gratuitas... ¿Campermate? Supongo que es esta aplicación: http://www.campermate.co.nz/
    ¿Estaba en el navegador de la AC?
    ¿Conoces esta otra?: https://play.google.com/store/apps/d...ot.wikicampsnz

    Sigo esperando el siguiente bombón.
    Ya sabes que los niños en casa ajena se crían muy rápido

    Ten mucho cuidado conduciendo en los alrededores de Auckland, especialmente hacia el Norte. Tuvimos un par de sustos bastante gordos, cosa que no nos esperábamos porque en principio los neozelandeses son bastante cívicos al volante.

    Me descargué Campermate por recomendación de alguien que estuvo allí, y nos ha ido estupendamente. La otra no la conozco.

    Hay zonas (p. Ej. Bay of Islands) que son muy turísticas y por tanto hay pocas zonas de aparcada gratuitas. Un poco como en España . De todos modos, NZ tiene una infraestructura para ir por libre que ya quisiéramos nosotros.

    Feliz viaje.

  7. #17
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    Cita Iniciado por criscris Ver mensaje
    Caray jota, que pedazoo de viaje!! Seguimos atentamente!!
    Será un placer

  8. #18
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    Haere mai. Un viaje a Nueva Zelanda (3)


    24 de julio
    Temperatura al amanecer: 4 ºC
    Segundo bombón, quiero decir segundo día. Dormimos, nos despertamos, volvemos a dormirnos y a las cinco Inari y yo no sabemos ya qué hacer, salvo esperar a que amanezca. La atmósfera parece tranquila aunque, en ocasiones, súbitas rachas de viento sacuden la autocaravana.

    El sol sale a las ocho, pero a las siete y media ya se empieza a ver. Hemos dormido con la calefacción apagada, y hace un frío que pela. Salgo a dar un paseo. El mar se encuentra a unos pocos metros, y me impresiona haber pasado la noche a orillas del Pacífico. Brillan las olas con el sol en este día despejado, e inmensas bandadas de anátidas vuelan a ras de agua, a unos trescientos metros de la playa; nunca había visto aves marinas en tan gran número. Una foca que juguetea en el rompiente de las olas recuerda que estas son tierras australes.


    Amanece sobre el Pacífico






    Nos apresuramos porque a las diez tenemos que estar en Kaikoura, ya que hemos reservado pasaje en el barco que sale a avistar ballenas. Esto de organizar todo y recoger dos camas lleva su trabajo, sobre todo porque es tarea nueva.

    Arrancamos después de desengancharnos de la luz (resulta imposible dar al contacto si estás enchufado, qué maravilla) y recorremos los 20 curvosos kilómetros hasta Kaikoura. La península sobre la que se asienta este pueblo es donde, según una leyenda maorí, el semidiós Maui puso los pies cuando pescó la Isla Norte de las profundidades del mar. Maui parece un trasunto de Prometeo, pues quiso librar a los seres humanos de la muerte y pereció por ello.

    Una vez llegados, extraviamos la dirección del centro ballenero, cosa que no comprendo porque la traemos en el navegador y el sitio es bastante pequeño. Me cuesta bastante maniobrar para dar la vuelta, y luego está la asignatura pendiente de los bordillos.

    Al final toda nuestra prisa resulta inútil: el viento ha soplado toda la noche (ya nos hemos enterado) y las condiciones del mar son malas. Han suspendido el barco de las diez y el de las diez y media. Nos dicen que estemos aquí a la una y cuatro, por si les fuera posible organizar esa salida.

    Este momento en el que se le suele caer a uno el alma a los pies. Habida cuenta de que la ruta que tenemos planificada recorre la isla a partir de Christchurch en el sentido de las agujas del reloj, era bastante expuesto -al menos durante esta época del año- pegarse el viaje de ida y vuelta a Kaikoura para luego exponerse a que cancelaran el safari. Si vinimos hasta aquí es porque tenemos una carta en la manga, y esta se halla 26 kilómetros más al Norte. Quedan dos horas y media hasta la presunta salida del barco, así que nos dará tiempo.

    Al salir de Kaikoura bordeamos una llanura litoral por la que sopla el viento con bastante intensidad. Después, a partir de Hapuku, las montañas se pegan a la costa y vamos más protegidos. De vez en cuando caen pequeñas cortinas de agua pese a hallarse el cielo despejado, y es que las nubes se hallan ancladas sobre las montañas, y en las montañas hay nieve.


    Centro ballenero de Kaikoura

    Así las cosas, llegamos a Ohau Point. A primera vista no es más que un estrecho aparcamiento junto a la carretera, pero si bajas y te asomas verás un montón de focas dormitando. Me animo y salto el pretil; a un ejemplar joven le doy un susto de muerte. Las demás me miran desde las rocas, algunas con ese gesto tan gracioso consistente en curvar la cabeza totalmente hacia atrás y mirarte del revés. Es muy emocionante, porque nunca había visto estos animales en libertad tan de cerca, aunque mantengo una distancia razonable (los carteles indican que no te acerques a menos de cinco metros. También advierten de que si las focas se sienten acorraladas pueden morder).


    Ohau Point
    Ohau Point
    Ohau Point
    Ohau Point

    Después volvemos a la auto y avanzamos 800 metros hasta otro aparcamiento. Allí, al otro lado de la carretera, arranca el Ohau Stream Walkay, un sendero que en menos de diez minutos te lleva a, como dice la publicidad local, the cuttest place, el lugar más lindo. Y no exagera: en una charca alimentada por una cascada de ensueño están las crías de foca retozando.




    Serán una veintena y se lo pasan muy bien, ajenas a los humanos que las observamos. Al parecer suben torrente arriba porque aquí se sienten más seguras. Cada dos o tres días, cuando tienen hambre, bajan a la costa a que sus madres las alimenten. El espectáculo emboba. Es muy divertido y muy tierno, sobre todo ahora que apenas estamos aquí una docena de adultos y otra de niños pequeños; he leído en prensa que en otras épocas la masificación es tal que pone en peligro a las crías, especialmente cuando quienes vienen no son personas respetuosas, sino cenutrios (youngsters) gritones y maleducados.


    La cascada
    La guardería
    El juego

    Regresamos al centro ballenero. Por el aspecto desolado de la entrada sabemos que no habrá safari antes de que el recepcionista nos lo diga. Este toma nuestros datos para devolvernos el dinero de la reserva, pero en casos así el dinero no supone más que un triste consuelo, y la sensación es de que has perdido algo.

    En fin. Nos conformaremos con nuestras foquitas.

    Comemos en el aparcamiento. El centro ballenero se halla instalado en la antigua estación ferroviaria. Circulan los trenes de mercancías hacia el Sur con paso soñoliento. Al echar un vistazo a la normativa de tráfico para guiris, descubro que en NZ existe tres tipos de paso a nivel (ninguno elevado): a) Con luces y barreras automáticas. b) Solo con luces. c) Sin luces ni barreras. ¡Y yo que he cruzado la vía unas cuantas veces, pensando que estaba fuera de uso! A partir de ahora miraré primero, no vaya a ser.


    Terminado el refrigerio, y pese a que el calorcito dentro de la auto nos vuelve remolones, regresamos a Chistchurch. Por suerte, la ruta es conocida. aunque al menos ya sabemos lo que nos vamos a encontrar: la carretera tiene muchos cambios de humor, pero en general es peor que cualquier autonómica en España, y eso que es la State Highway 1, que va desde el final de la Isla Sur a la punta de arriba dela Isla Norte, y con la que conviviremos durante buena parte del viaje. Lo peor sin duda son los camiones: prácticamente todos llevan doble remolque, y circulan a una velocidad de escándalo. Tal vez no superen la limitación de cien kilómetros por hora que tienen todas las carreteras de Nueva Zelanda, ya sean autopistas o caminos de cabras, pero si el sitio es un poco estrecho el cruzarte con ellos es como si se te viniera la muralla china.


    Camino de Chirstchurch

    Al llegar a la ciudad nuestro propósito es ir al Countdown de ayer para comprar lo que se nos olvidó, que no es poco. Sin embargo, la oscuridad y las obras hacen que nos perdamos un par de veces. Bego ha resultado elegida intendente para este viaje. Mientras esperamos a que regrese, miro cuáles son las opciones para dormir esta noche. Queremos salir de Christchurch porque queremos un sitio tranquilo, pero también porque no vamos a visitar la ciudad. No sabemos cómo marchará la reconstrucción del centro, arrasado casi por completo durante el terremoto de 2011. A mí me gustaría visitar la catedral de cartón construida por Shigeru Ban, arquitecto japonés, pero me siento aún muy torpe para callejear por una ciudad en obras y, sobre todo, andamos mal de tiempo si queremos ver todo lo que nos hemos propuesto. Un mes parece mucho tiempo, pero enseguida nos daremos cuenta de que se nos va a quedar corto.

    La aplicación Campermate es estupenda, ya que tiene geolocalizado casi cualquier recurso que necesite un autocaravanista, desde una lavandería a sitios donde recargar la bombona del gas. Los campings, por llamarlos así, los divide en tres categorías: gratuitos, low-cost (hasta 30 dólares) y caros (a partir de ese precio). Nosotros pagaremos 30 dólares solamente en la noche de Kaikoura; dos o tres veces pernoctaremos en zonas de acampada del DOC (el Departamento de Conservación), a quince dólares por noche, y el resto gratis. Estos últimos sitios por lo general no tienen servicios de ningún tipo, pero a través de la aplicación aprenderemos a localizar las dump station, donde puedes soltar las grises y negras y casi siempre llenar. A diferencia de España, donde cada lugar de vaciado es de su padre y de su madre, aquí deben de estar homologadas, porque vayas donde vayas son siempre iguales. Lo que más me gusta es el sistema para evacuar las grises: con la auto nos han dado una manguera, un extremo la cual se conecta a la salida de las mismas y el otro lo metes en el desagüe. Todo muy limpio y muy eficiente. Deberíamos aprender por estos lares.


    Sistema de vaciado kiwi

    Otro concepto utilísimo a importar es el de self-contained vehicle. Se trata de una certificación que se renueva cada cuatro años y cuyo sello llevas en el parabrisas, y que garantiza que la autocaravana en cuestión está preparada para no emitir efluentes contaminantes. Que el agua sucia y la caca te las llevas puestas, vaya. En muchas de las áreas gratuitas solo se permite este tipo de vehículo, aunque como siempre hay quien se lo salte a la torera.

    En dichas elucubraciones ando cuando siento unos golpecitos en el cristal. Es un chico con aspecto oriental. No entiendo muy bien lo que dice, pero me enseña una foto en su móvil: es el cuadro de testigos de un vehículo, y quiere saber si conozco el significado de uno que se le ha encendido. Colijo que es el conductor de una auto parecida a la nuestra que ha aparcado ahí al lado. Lo que me enseña está bastante borroso, pero le sugiero que podría ser el indicador de una puerta abierta (a nosotros nos pasa con la corredera, que para que cierre bien hay que darle unos empujones de espanto). Se despide.

    Para salir de Christchurch, recorremos los interminables suburbios que se extienden hacia el Sur. Aunque llevamos poco de viaje, nos hemos dado cuenta de dos detalles relativos al urbanismo: la primera, que el poblamiento es tan disperso que muchas veces los pueblos no son más que puntos testimoniales sobre el mapa, ya que están formados por granjas repartidas aquí y allá, sin indicios de casco urbano por ningún sitio. La segunda que una ciudad como esta, de cuatrocientos mil habitantes, ocupa una extensión de al menos el doble de la que tendría en España debido a que existen muy pocos bloques de viviendas y sí en cambio muchas casas de planta baja. Finalmente hemos decidido irnos a dormir a Chamberlains Ford, un área aparcada gratuita a unos 30 kilómetrosa orillas del río Waikirikiri (en inglés se llama Selwyn River, pero hay que reconocer que es más divertido en maorí). Tengo un poco de miedo de circular por secundarias, pero en resumidas cuentas no se diferencian mucho de la SH 1. Cruzamos el río y damos con el área sin dificultad. En un extremo hay un coche, y en el otro una camper. Nos ponemos en medio. Todo está muy oscuro y muy tranquilo. Buenas noches.


    Kilómetros etapa: 297.

    Kilómetros viaje: 462.
    Última edición por jota; 01/09/2016 a las 08:52

  9. #19
    Usuario Avatar de Xavier i Silvia
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    Desde que he vuelto de vacaciones que estoy pendiente del Facebook para seguir tu maravillosos relato. Veo que también lo publicas en AcPasion. Lo seguiré por aquí ya que me es mucho más fácil.

  10. #20
    Usuario Avatar de CAPITAN TAN
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    Hombre Juanma !!! que placer volver a leerte, mayor placer sería reencontrarnos algún día, pero todo se andará

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