2016: Destino Austria. Un relato de viaje

[Caratxe]

Uf. Menos mal. Pensaba que nos habías abandonado o que te ocurría algo.
Gracias por compartir.

[EvaV]

santiracing, gracias por asomar. Exactamente en el camping Sam estuvimos también. Aunque sólo un par de noches. El bus lo comunica perfectamente con el centro, cierto !

Africardo, gracias a tí también. Fotógrafos felicitados. Y peludos, jajaja. Mira en qué de fotos deben salir todos ellos !!!

Caratxe, gracias a tí también. Cada año me pasa lo mismo en estas fechas, entre preparar el puente de la purísima, la salida navideña, las kedadas de Tonis y Bruixes, cumpleaños familiares, etc, siempre tengo un parón...Hasta mediados de febrero. En fin, sin prisa pero sin pausa, que tampoco quiero que se pegue el relato del 2016 con los preparativos del 2017 !!

[familia telerin]

Capítulo 8: Sábado 13 agosto: Visita a Salzburg
Salzburg (0 km)

Nos levantamos a las 07:30, fuera hay 14ºC. Oigo gotas caer sobre el techo de la autocaravana. Afortunadamente, no parece lluvia. Suenan de forma irregular, debe ser el viento que sacude las hojas de los árboles.

Saco a los peludos a dar un paseo y regreso con un desayuno de lujo: pan, croissants, embutido y 4 bolas de Mozart. ¡Ahora estamos en su lugar de origen!

Después del desayuno y los cafés, salimos hacia la cercana parada del bus 23. He sacado billetes de niño para Mateo y Knut. Deben llevar bozal. No les gusta para nada, pero gracias a ello podemos hacer uso del transporte público, lo que en otras ciudades no sería posible.

La parada del bus está a pleno sol, que cae de justicia. Tras varios días consecutivos bajo la lluvia, por fin luce un día espléndido. Incluso caluroso. Por fortuna, el bus no tarda en llegar.

Nos apeamos en la estación central, donde transbordamos al bus número 1, para bajarnos en la parada de Mirabell. Cruzamos los jardines, buscando los mejores encuadres para la fotografía, y también rincones sombreados para los peludos. No hay prisa, hoy nos dedicaremos a callejear.

(Mirabell, foto David)

(Mirabell, foto David)

Proseguimos nuestro recorrido a pie. Cruzamos el puente peatonal de Makart Steg, sobre el río Salzach, que se cuenta entre los 5 puentes con más candados (de amor) del mundo.

(Puente Makart Steg, foto Xènia)


(Puente Makart Steg, foto David)


(Puente Makart Steg, foto Aina)

Atajando por galerías comerciales abiertas en los bajos de las casas, conectamos entre calles hasta llegar a la peatonal, céntrica, sombreada, pintoresca y comercial Getreidegasse, que recorremos de uno a otro extremo, admirando sus muchos letreros de forja pintada y sus casas más o menos elegantes. Nos interceptan gentes de todas partes, a cuenta de los perros.

(Getreidegasse, foto David)

En una de las tiendas de recuerdos, las chicas se compran sendas sudaderas de Salzburg. El propietario nos facilita un cubo con agua fresca para los peludos, e incluso un trozo de salchicha (él sí que sabe cómo hacer amigos…). Nos dice que desde que nos hemos detenido frente a su establecimiento, ha entrado mucha gente.

En otra tienda, ésta especializada en muesli de las más variopintas variedades, Xènia compra de dos tipos.

(Tienda muesli y Mateo, foto Xènia)

Pasamos frente a la casa natal de Mozart. Tiene un supermercado SPAR en los bajos y unas letras doradas en la fachada.

(Casa natal Mozart, foto David)

(Tienda de trajes tradicionales, foto David)


(Músicos en la calle, foto David)


(Getreidegasse, foto David)


(Getreidegasse, foto Xènia)

Y llegamos a una plaza, provista de una terraza dotada de unas grandes sombrillas, y unas tentadoras sillas que nos invitan a detenernos para el almuerzo. No ofrecemos resistencia alguna, usamos su wifi para conectarnos un buen rato al mundo, y nos pedimos ensalada, pasta, bebida, y agua para los perros. Que no pasan desapercibidos, la gente les saca fotos y más fotos, incluso hay quien se pone debajo de la mesa para fotografiarse con ellos.

(Terraza almuerzo, foto Eva)


(Terraza almuerzo, foto Xènia)

Tomamos los cafés, hacemos uso de los servicios y del muy cercano cajero automático (este año casi todo nos está tocando pagarlo en efectivo), y levamos anclas.
Cruzamos la plaza Mozart y la plaza frente a la catedral. Estamos acalorados y nos lo tomamos con muchísima calma.

(Plaza Mozart, foto Xènia)


(Plaza Catedral, foto David)


(Plaza Catedral, foto Aina)

De repente, nos hallamos ante la pastelería Fürst. Es inevitable entrar a por las, dicen, auténticas bolas de Mozart. Compramos cuatro (una para cada uno). Realmente deliciosas, distintas a todas las que conocíamos anteriormente, de mayor tamaño, suaves, esponjosas, acabadas de hacer y con la capa de chocolate más gruesa. Inevitable es también sacar foto del interior del establecimiento, todo un clásico en Salzburg.

(Pastelería Fürst, foto Xènia)

Caminamos otro trecho, sorprendidos por la vitalidad que se respira en las calles y terrazas, que incluso nos recuerdan a un enclave mediterráneo. Es sábado y luce el sol. Hay muchísima gente, muchas señoras vistiendo con elegancia el traje tradicional austríaco, que hemos visto expuesto en muchos escaparates de tiendas de un cierto nivel adquisitivo (no se trata precisamente de una baratija para turistas). Luego nos contarán que es un símbolo de identidad, para diferenciarse de las hordas de turistas que pululamos por el lugar.

(Vestidos tradicionales, foto David)

(Escultura, foto David)


(Iglesia, foto David)


(Panorama, foto David)


(Ambiente en las terrazas al atardecer, foto David)

Nos sentamos en otra terraza, a la fresca sombra de un promontorio. Empezamos por tomarnos unas bebidas y terminamos cenando. Podremos irnos a la cama antes que si cenamos en la autocaravana. Va de pizzas o escalopas, según el gusto.

Ya de regreso, nos topamos con diversos grupos de gente tocando música. Tomamos el bus número 5 junto al río Salzbach hasta la estación, donde transbordamos al 23.

De nuevo en el camping, las chicas se van a correr un rato, y David y yo a la ducha, por turnos, mientras ventilamos la autocaravana, donde se ha acumulado el calor.

Tengo un pequeño incidente con los vecinos. Han metido dos autocaravanas en la misma parcela (bastante estrecha), y los miembros de ambas familias cruzan por la nuestra en bici, hasta que les pido que dejen de hacerlo. ¡Ya sólo me faltaba tener que apartar mis sillas y sufrir por la integridad de los peludos y el vehículo!

Saco a los perros a dar un paseo, me tomo un yogur en la mesa de fuera y recogemos. Mañana deberíamos madrugar.

A las 22:51 hay 17’3ºC en el exterior. No es muy fresco, pero se agradece el cambio, hoy hemos pasado calor.

*******************************************
Supermercado, desayuno: 20,20 €
Sudaderas Salzburg: 79,80 €
Müesli: 15,80 €
Almuerzo: 68 €
Bolas Mozart en Fürst: 4,80 €
Cena: 38,40 €

Pues al final hemos ido a Austria en Navidad!!! Ya te contaré...
Las bolas de Mozart no las probé en la pastelería, sí la Sacher, recomendada por ti. No me gustó demasiado, jejej
Que fotos tan preciosas!!! Las nuestras son blancas ;)

[EvaV]

Clara, qué chulo verlo todo blanco.
Me encantaría ver el mercado de Navidad de Viena !

La Sacher en Salzburg la compramos en el Hotel Sacher, para llevar, y la comimos en la calle. Y ya me supo a gloria.
En Viena fuimos dos días a merendar al Hotel Sacher, sentados y con calma. Y eso fue todavía mejor.
Aunque las chicas dicen que la Sacher del pastelero de Centelles les sabe mejor (siempre celebramos un doble cumpleaños familiar con una Sacher blanca y una negra)

[Neus]

Eva, he leído el relato de un tirón, e igual que ti La Sacher, me ha sabido a gloria

Algunos lugares se mantienen casi igual que cuando fuimos nosotros, pero en otros el cambio es abismal. Igualmente Austria es un país que fascina !!!

Gracias por el relato.

Saludos !!!

[EvaV]

Neus, de un tirón !!! Gracias a tí por leer. ¿Qué lugares has visto tan cambiados respecto a vuestro viaje?

[Liberta]

Las fotos muy bonitas y lo más bonito, los perros.


Enviado desde mi iPad utilizando Tapatalk

[EvaV]

Las fotos muy bonitas y lo más bonito, los perros.


Enviado desde mi iPad utilizando Tapatalk

Gracias, Liberta, son los chicos de casa

[Neus]

Eva, cuando visitamos centroeuropa hace mas de 20 años (por aquel entonces viajábamos en cv) ya sufrimos con el reciclaje: cristal verde, ámbar y verde, terrinas de mantequilla, yogurt o tetrabrik de leche , papel, cartón y plásticos . En Baviera, en un camping nos hicieron abrir una bolsa de basura que íbamos a tirar al contenedor para hacernos sacar una lata de judia verde que había dentro.
Entre las diferencias más notables que encuentro están la presión urbanística de los lugares más turísticos. Llegar a los castillos de Neuschwanstein y Hohenschwangau, estacionar, sacar las entradas y visitarlos era fácil y bastante rápido. En Salzburg, el puente de Makart Steg no tenía candados (aún no estaban de moda), en cambio era muy frecuente ver parejas vestidos con trajes típicos bajar de carruajes tirados por caballos para asistir a los muchos conciertos que se celebraban al aire libre.
Estos son algunos ejemplos, peros seguro que hay muchos más.

Saludos

[EvaV]

Neus, estuve viviendo 14 meses en Alemania, en el año 89. Hace 28 años, y ya se reciclaba, se incentivaba lo que contaminaba menos, se castigaba económicamente lo que contaminaba más.
Para mí es envidiable esa conciencia ecológica. Nos llegará, como todo acaba por llegarnos.
La presión turística ... Cierto ... Lo de los castillos, de locos. En Salzburg hay muchos carruajes circulando por el casco antiguo, aunque hoy en día llevan a turistas. Gente con el traje típico sigue habiendo.
Da nostalgia, en general tenemos muchos tipos de presión: turística, urbanística, de eficiencia, demográfica, etc. Incluso da un poco de vértigo, quizás por eso cada vez más buscamos destinos tranquilos (lo contrario que las chicas !)

[EvaV]

Capítulo 9: Domingo 14 agosto: Meandro de Schlögen, biblioteca de la abadía de Melk, llegada a Viena.

Salzburg – Viena (379 km)

Hoy toca etapa de tránsito hasta Viena (principal objetivo de las chicas), con un par de visitas en ruta. Razón por la que madrugamos. A las 6:50 estamos en pie. Hay 14ºC en el exterior y ya despunta el sol.

David y yo nos preparamos un café. Las chicas dan el desayuno a los perros. Llenan y vacían aguas en el área de servicio del camping, mientras paseo a los peludos. Y salimos. Son las 8:41, tenemos 17ºC de temperatura exterior y 159.987 km. en el cuentaquilómetros.

Tiene pinta de que nuevamente vamos a tener un día soleado y caluroso.

Repostamos camino de nuestra primera visita, el meandro de Schlögen y nos reaprovisionamos en el supermercado de la gasolinera.

Esta visita es nuestra prioridad para la etapa de hoy. Caso que quede tiempo suficiente, después veremos también la biblioteca de la abadía de Melk.

Aparcamos cerca del hotel situado junto al meandro. Bajamos todos de la autocaravana, peludos y menos peludos.

Es éste un destino muy popular entre ciclistas. Hay pistas para bicicletas en ambos márgenes del Danubio, y un barco transbordador que les permite cambiar de orilla. Xanquete nos ha recomendado el lugar, a sabiendas de nuestro interés por las curiosidades naturales y por la fotografía.

El camino peatonal que lleva desde el aparcamiento hasta el mirador (Donaublick) está bien señalizado. Tiene 1,4 km. de longitud y lo cubrimos en 30 minutos. Se trata de un sendero, a ratos bastante empinado, que recorremos sometidos a una importante y pesada humedad ambiental. Sudamos, y los peludos beben agua allí donde la encuentran. Afortunadamente, los últimos 400 metros son en llano, y el mirador está a la sombra.

Frente a nosotros aparece un asombroso giro, de casi 180 grados, del Danubio, que está imponente. Como quien dice, el río se va por donde ha llegado. Hay todo tipo de embarcaciones en el agua. Para nosotros el lugar bien merece el desvío, nos encanta. ¡Gracias, Jorge!

(Meandro Schlögen, foto David)


(Xènia frente en el mirador del meandro de Schlögen, foto David)

Tras las fotos y selfies de rigor, emprendemos el descenso, momento en el que divisamos la terraza del hotel del meandro, que disfruta de espléndidas vistas sobre el río. Tentación irresistible. Decidimos quedarnos a almorzar y estamos de suerte: se libera una mesa al sol, y al poco lo hace también la mesa vecina, enorme, a la sombra y en la esquina. Probablemente, la mejor de la terraza. Nuestra es.

David y Aina piden pasta con fetta, tomate y espinacas. Xènia opta por una ensalada del buffet. Para mí, un tartar de salmón, que acompaño de Coca-Cola, pues en breve empezará mi turno de conducción. David (más afortunado por no tener que conducir) opta por “ein großes Bier”.

(Hotel meandro Schlögen, selfie Xènia)

De vez en cuando sopla una brisa que agradecemos, el sol es de justicia. Mateo, aunque está a la sombra, jadea durante casi todo el almuerzo. Está recuperándose del paseo, que pese a discurrir bajo la sombra de los árboles, lo ha hecho en un ambiente extremadamente húmedo.

Rematamos con cafés expresso para David y para mí, y una “Tasse Kaffee” para Xènia (café tipo americano, el que se lleva por aquí).

De regreso al aparcamiento, Mateo y Knut se meten en un arroyo, donde beben y se refrescan manos y pies. En la autocaravana encendemos rápidamente el Viesa y el aire acondicionado de cabina. Fuera hay 30 grados.
Me toca el peor turno de conducción, de 14:30 a 16:30. Absolutamente soporífero. Me distraigo con un Chupa Chups y un café Kaiku, muy frío (la nevera funciona de fábula), mientras David cabecea en el asiento del acompañante, donde es prácticamente misión imposible no sucumbir al abrazo de Morfeo.

Llegamos por los pelos a Melk. Cierran a las 17:30 y todavía podemos entrar. No me interesa tanto visitar la inmensa e imponente abadía, como sí su fabulosa biblioteca repleta de manuscritos, hacia la que nos apresuramos.

Igual que disfruté en su día con la visita a la biblioteca del Trinity College, en Dublín. Son lugares de culto, con los valiosos ejemplares cuidadosamente colocados. Aunque sólo se visitan dos de sus doce salas. Contiene algunos libros antiquísimos, entre los que se cuenta uno del siglo IX. Está prohibido sacar fotos en la biblioteca, con o sin flash, razón por la que no tenemos documento gráfico de este lugar.

Después el recorrido cruza la iglesia, barroca y recargada, en la que está sonando el órgano.

(Abadia Melk, foto Xènia)


(Abadia Melk, foto David)


(Abadia Melk, foto David)


(Abadia Melk, foto Eva)


(Iglesia barroca en la abadia de Melk, foto David)

Regresamos a la autocaravana, sacamos brevemente a los perros, y David me toma el relevo al volante para emprender nuestra aproximación a Viena. Momento en el que telefoneo al camping y reconfirmo la reserva. Las plazas estándar no admiten reserva, pero sí las “Luxury pitch”. No quise arriesgarme a pasar 4 noches en Viena sin tener una reserva previa, por lo que éste es el tipo de parcela elegido.

Para nuestra sorpresa, 50 km. antes de Viena la autopista ya se bifurca entre Viena Este y Viena Oeste. Lo que nos sugiere que debe tratarse de una enorme ciudad. Los últimos kilómetros son un tanto estresantes, debido no sólo a los cruces de autopistas, sino también a las obras que estrechan los carriles.

Llegamos al camping sobre las 19:20. Pese a que la recepción debería estar abierta, únicamente nos dan el número de nuestra parcela, y nos emplazan a hacer el check-in mañana por la mañana. Tenemos la “Luxury 7” o L7.

La visión de la parcela no es muy alentadora. Nos decimos que si ésta es una parcela luxury, cómo deben ser el resto…Pero nos la hacemos nuestra, ponemos el suelo de Bolon sobre la tierra seca y castigada, en la que consigue sobrevivir algún rastrojo de hierba verde. Sacamos mesa y sillas, colocamos el mantel y la vela de citronella, instalamos la pala y cables de los peludos.
Y mientras las chicas se van a la ducha, David y yo nos tomamos una copa de cava con unos cacahuetes. Es el momento de relax de la jornada.

Me aproximo a recepción, donde me llega una débil señal de wifi, y felicito a Pilar. Hoy es su aniversario. Y le confirmo a Wolfgang que hemos llegado a Viena, ya que hemos quedado en almorzar con él uno de estos días. También llamo a mi madre.

Cenamos. David y Xènia, ensalada. Aina y yo, unas salchichas asadas a la plancha, en el Camping-Gaz que hemos sacado fuera.

Infusiones, yogures, lavo platos, y entablamos conversación con los vecinos de parcela, que están llegando del centro de la ciudad. Son de Terrassa y mañana ya se marchan. Ellos ya han visitado Viena, mañana nos toca descubrirla a nosotros.

David prueba una App de Viena que instaló en casa, pero no nos aclara gran cosa. Miraremos el mapa de la ciudad mañana durante el desayuno, a fin de organizar la jornada de visita.

Paseamos a los peludos. La recepción está llena de vehículos que pasarán la noche aquí, en la entrada.

Conectamos el Viesa en el momento de meternos en la cama. Por suerte, en seguida refresca y parece que no será tan grave como nos temíamos.

*********************************
Repostaje: 160.049 km, 33’88 litros, 33’85 €, 0’999 €/l (consumo repostaje 14,18 l / 100 km)
Supermercado: 24,64 €
Almuerzo: 70,00 €
Entrada abadía de Melk: 22,00 €

[Africardo]

Precioso día de viaje.
Por allá por 2009 estuvimos nosotros en la abadía, que por cierto fue en la que se Umberto Eco para 'El nombre de la rosa), y entonces sí que permitían fotos (sin flash) en la imponente biblioteca. Los frescos de los techos, los globos terráqueos de madera, las vitrinas con esos miles de libros....sólo la sala principal de la biblioteca era para pasar media jornada.. ¡qué recuerdos!

Y de ahí al turístico y famoso Dürnstein, donde se supone que estuvo Ricardo Corazón de León encarcelado. (no sé si pasaréis por allí para ir hacia Viena).

Enhorabuena y gracias (por enésima vez, y todas las que hagan falta) por compartirlo con nosotros.

Un saludo

[Austricliniano]

Precioso día de viaje.
Por allá por 2009 estuvimos nosotros en la abadía, que por cierto fue en la que se Umberto Eco para 'El nombre de la rosa), y entonces sí que permitían fotos (sin flash) en la imponente biblioteca. Los frescos de los techos, los globos terráqueos de madera, las vitrinas con esos miles de libros....sólo la sala principal de la biblioteca era para pasar media jornada.. ¡qué recuerdos!

Africardo, no es que quiera contradecirte, no te parezca mal. A nosotros se nos dijo que Umberto Eco llamó a uno de los protagonistas de su novela "El nombre de la rosa" Adso de Melk (el joven monje aprendiz)
El escritor conocía sin duda el importante fondo documental de su biblioteca y quiso dejar constancia de algún modo en su obra.

De la hermosa abadía de Melk recordamos muchas veces sus espléndidas pinturas barrocas y particularmente su iglesia con un magnífico órgano barroco que tuvimos la suerte de poder escuchar (nos dejó maravillados)

EvaV, esta bonita foto del espejo donde se os ve junto al espiral de la escalera de caracol también nos la trajimos a España allá por el 2007 (jjjjj)

Enhorabuena por el relato tan esmerado como laborioso.

[Africardo]

Africardo, no es que quiera contradecirte, no te parezca mal. A nosotros se nos dijo que Umberto Eco llamó a uno de los protagonistas de su novela "El nombre de la rosa" Adso de Melk (el joven monje aprendiz)
El escritor conocía sin duda el importante fondo documental de su biblioteca y quiso dejar constancia de algún modo en su obra.

De la hermosa abadía de Melk recordamos muchas veces sus espléndidas pinturas barrocas y particularmente su iglesia con un magnífico órgano barroco que tuvimos la suerte de poder escuchar (nos dejó maravillados)

EvaV, esta bonita foto del espejo donde se os ve junto al espiral de la escalera de caracol también nos la trajimos a España allá por el 2007 (jjjjj)

Enhorabuena por el relato tan esmerado como laborioso.

Ahora que lo comentas, puede que fuera así...hace tiempo, el idioma, etc. Pues ya me había inventado yo la historia, jajajaja!
Gracias por el apunte.
Nosotros también escuchamos el órgano porque había una boda, en contra tuvimos que no podíamos hacer fotos en la iglesia por respeto a los asistentes....todos los astros no se pueden alinear.

Saludos!

[EvaV]

Gracias a ambos por intervenir y entablar tertulia !
Yo también leí acerca del monje Adso de Melk para dejar constancia de la biblioteca de Melk en la obra. Aunque a decir verdad, se me había olvidado hasta que Austricliniano lo ha recordado.
jajaja, la escalera de caracol es muy fotogénica, Austricliniano.
Africardo, cambio fotos de iglesia por fotos de bblioteca, jajaja.

No estuvimos en Dürnstein, el ir con los días contados hace pasar las tijeras de podar por los rutómetros.
Tampoco estuvimos, y me habría apetecido, en la Stille-Nacht-Kapelle, en Oberndorf bei Salzburg (cerca de Salzburg), donde hubo otra iglesia en la que en 1818 se cantó por primera vez el villancico "Silent night" (Noche de paz)