Viaje a Canadá, USA, México

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  • PEPONIDES
    Usuario
    • 23 nov, 2006
    • 573
    • El mundo

    Diego, que interesante lo que cuentas, en casa seguimos tu relato con mucho interés. Adelante con tu gran aventura. Saludos.

    Comentario

    • Diego Bali
      Usuario
      • 18 dic, 2016
      • 140
      • Cordera 45. Torremolinos

      En los últimos relatos no había escrito que en todo el viaje se usa el mismo tipo regulador para las bombonas de gas. Es realmente una comodidad y un quebradero menos de cabeza. Esta tónica, varía al llegar a Colombia donde se usa otro tipo de regulador y además las botellas tienen otras medidas. No obstante, aunque no hay muchos lugares, en lugares muy poblados, se pueden rellenar las bombonas que compré en Canadá. Rellené en Barranquilla y allí sacaban el gas de bombonas colombianas llenas y con un conector pasaban el gas a las mías. Tumbaban las bombonas colombianas porque decían, de lo contrario salía con demasiada fuerza. Yo, por si acaso, me retiré prudentemente a 50 metros. Al parecer, desde Colombia para el sur, hay que ir rellenando en lugares específicos, porque casi todos los países tienen sistemas diferentes, tal y como ocurre en Europa.
      Volviendo a la ruta propiamente dicha, como aquel día que comencé a viajar hacia el nordeste, desde Barranquilla hacia Santa Marta, no fue nada bien y desistí de entrar al Parque Nacional Tayrona al no haberme puesto con suficiente antelación la vacuna contra la fiebre amarilla, pues como que me quedó un mal sabor.
      Sucedió que después de la avería en el alternador me dio tiempo para hablar con varios colombianos que ya habían estado en Tayrona y que ni sabían que la vacuna fuese un requisito; en esa situación busqué alguna alternativa para visitar uno de los parques nacionales más afamados de Colombia.
      Me insistieron en que jamás se había dado un caso de esas fiebres y aunque yo pensé que era más ignorancia que otra cosa, después de enterarme de que había lanchas que, saliendo de Taganga, a 3 km de Santa Marta se podía llegar hasta el cabo San Juan del Guía, me decidí a usar esa fórmula intermedia.
      Como quiera que excepto en esa playa, no se entraba de lleno en Tayrona, me aventuré a la picadura y creo que no pasó nada ya que iba bien servido de repelente y usaba mangas largas, calcetines y gorra.
      Esta solución disminuía cualquier riesgo, pero también es verdad que el objetivo de disfrutar del parque se diluye por completo. Las lanchas, a pesar de que los guías y pilotos dicen lo contrario, pasan muy lejos de las playas y éstas ni se ven. El mar, sobre todo a la ida, hizo de las suyas y los pantocazos eran descomunales. Los asientos están sobre una banqueta de madera y ni un mal cojín que amortiguase el golpetazo. A la llegada, mucha gente en la una playa muy estrecha en la que ni apetecía tomar el sol. Directo al único restaurante en el que hay que sacar número para que te traigan la comida, que además era mala y cara.
      El precio del trayecto de la lancha ida y vuelta es de 100.000 pesos, la entrada al parque 54.500 y el seguro 2.500 que convertidos a euros equivalen a unos 50.
      Evidentemente no fue una buena decisión. No recomiendo esta forma de ir a Tayrona, aunque me queda la incógnita de saber cómo habría sido de haber hecho las rutas tradicionales, es decir aparcar en una de las dos entradas y recorrer con un pequeño bus hasta el aparcamiento y desde allí, andar hasta cada una de las playas más cercanas. Unas, a 20 minutos a pie y otras, hasta 2 horas y media y no precisamente por senderos planos. Me quedó el sabor de que me voy volviendo muy cómodo.
      En la misma línea, pensé de volver a visitar el centro histórico de Santa Marta, la que me había dejado tan mala impresión en mi primera visita y algo sí que mejoró, pero no lo bastante como para recomendarla.
      Esta mañana salí dirección sur, hacia Bucaramanga por una buena carretera en una zona bananera como punto intermedio hasta llegar a Bogotá. La distancia es considerable, casi 1.000 km que haré tranquilamente en tres o cuatro días.
      En el camino, a algo menos de 100 km desde Barranquilla está la pequeña localidad de Aracataca, conocida por ser la patria chica de Gabriel García Márquez. La casa, hoy museo, del recaudador y tesorero, es decir del abuelo de Gabo, se encuentra muy bien conservada. Pasajes de muchas novelas del premio Nobel están impresas por todo el recinto
      No quedan muebles originales, pero han sido substituidos por muebles de la misma época. El personal del museo es muy atento, responden a cualquier pregunta y además la entrada es gratis.
      La carretera hasta Bucaramanga es anodina, pero sin embargo un poco más hacia el sur, se llega al Parque Nacional del Chicamocha del que jamás había oído ni siquiera hablar. La carretera tiene cientos de curvas pero es ancha y hay buenas vistas del cañón erosionado por el rio. Hay que prestar mucha atención porque hay un tráfico muy denso de camiones con contenedores ya que el cañón está en la misma carretera procedente de Bogotá que llega hasta el Caribe colombiano, a los puertos de Barranquilla y Santa Marta.
      Con la satisfacción de dormir, después de bastante tiempo, con temperatura fresquita ya que los 1.500 metros de altura de San Gil, en la estribaciones de la cordillera oriental, hacen que se note su influencia me acerqué a la mañana siguiente, junto a la general 45A a su paso por el departamento de Santander, al municipio de Curití, un pequeño pueblo con mucha historia y que actualmente se halla dedicado a la agricultura y con relevantes artesanías de bolsos y cortinas hechas con fibra de fique.
      Con todo, lo que realmente me llamó la atención de esta zona en Santander, fue la venta de hormigas culonas que se comen fritas o tostadas. No me atreví a probarlas porque entre otras cosas eran las 10 de la mañana y esa hora era más propicia para un tinto, que es como por aquí llaman a un café.
      En un desvío en San Gil Piedemonte, está Barichara que es Patrimonio Nacional de Colombia. Majestuosas casas del siglo XVII construidas con piedra amarilla y con una arquitectura que a mí me hicieron recordar a muchos pueblos andaluces. La catedral en el Parque y la capilla de San Antonio, están en buen estado de conservación. A solo 1 km del centro está el mirador del Salto del Mico al que es obligatorio acercarse para disfrutar con sus impresionantes vistas.
      He conducido hasta 100 km antes de Bogotá, hasta un lugar llamado Santa Lucía, muy fresquito porque según el altímetro estamos a 2.560 metros, donde me paro a pernoctar. Es un sitio buscado en ioverlander, un poco cerquita de la carretera, pero no hay tanto tráfico porque la gente en Colombia evitar viajar desde que obscurece.
      Seguí ruta hacia el sur, siempre por la 45A que es una carretera en buen estado. A veces desdoblada y otras veces simple pero bien de asfalto. Había leído que en Zipaquirá se halla la maravilla más grande Colombia con la llamada Catedral de la Sal, que está construida en el interior de una antigua mina de sal. Hasta allí me dirigí y tengo que decir que no hubo decepción sólo que el rimbombante título quizás sea un poco excesivo. Hay un parking pequeño, con una tarifa plana barata y es mejor dejarlo aquí por consejos de los taxistas. La entrada al complejo cuesta 55.000 pesos, es decir unos 18 USD. Incluyen audífonos y también un estanque donde se divisa nítidamente el techo de la mina. Un video de 15 minutos de duración sobre la construcción completa el paquete.
      El camino hasta la catedral de sal, con buena decoración lumínica, representa el Viacrucis con 14 paradas que yo las encontré muy repetitivas y todas con el denominador común de una cruz iluminada de forma indirecta. Al final, la catedral de tamaño parecido a una iglesia pequeña, y después sólo quedan dos galerías comerciales con género muy cutre, incluyendo joyerías con esmeraldas de muy mala calidad, cafeterías, venta de recuerdos.
      Me pareció que la influencia de Wieliczka, Cracovia, es muy evidente. La visita se puede hacer en unas dos horas.
      Camino de Bogotá, donde no pensaba meter la AC, hice pernocta en la estación de Bomberos de Chía, a 30 km del centro de Bogotá. Aquí me quedé 4 noches. Completamente gratis, con duchas, baños, aparcamiento muy grande, completamente plano, y lo más importante: un grupo de gente verdaderamente amables y serviciales desde el capitán, pasando por el sargento y por el resto del personal. Desde aquí, con dos autobuses se llega al centro de la gigantesca Bogotá, ciudad que en su área metropolitana ya alcanza los 10 millones de habitantes.
      Saludos
      Archivos Adjuntos
      Editado por última vez por Diego Bali; 24/08/2018, 05:00:01.

      Comentario

      • GLORIA
        Usuario
        • 4 feb, 2007
        • 29
        • El mundo

        Que fotos más bonitas¡¡¡¡¡¡ Colombia parece que es realmente una belleza de pais. En cuanto a seguridad que nos puedes decir?
        Felicidades por tus relatos.

        Comentario

        • Diego Bali
          Usuario
          • 18 dic, 2016
          • 140
          • Cordera 45. Torremolinos

          Gloria preguntaba qué podía decir sobre seguridad en Colombia. Pensaba contestar a ese tema al terminar el recorrido por Colombia, antes de entrar en Ecuador pero ante la pregunta, respondo directamente.
          Me ocurre algo parecido a lo que sentí en México. Es decir, las estadísticas están ahí y las tasas de asesinatos son las más altas del mundo, para Mexico, Cenroamérica, Brasil y en menos media, Colombia. Esto es innegable pero yendo con la obligada precaución y evitando zonas y barrios conflictivos, con toda seguridad que el riesgo decrece y mucho. Colombia no tiene
          Lo que contribuye al disparate de asesinatos y por tanto a estar, con diferencia arriba de los rankings de peligrosidad, son los ajustes de cuentas de la gente de los cárteles. Eso no significa, que fuera de esos ajustes de cuentas, que el riesgo de un tirón, o de un asalto sea menor que, por ejemplo en USA, Canadá o Europa, porque seguro que no lo es. Aunque solo sea porque las rentas son mucho menores y por tanto menos formación social, más escases, a veces pobreza, estas razones son ya de por sí suficiente para comprender que hay que extremar la precaución.
          En Colombia hubo un periodo donde la “moda” era secuestar a la gente para lucrarse con el posible rescate. Parece que eso ya no les es rentable, o la participación de los cuerpos policiales es mayor o cualquier otra razón , pero ahora no se oye hablar de ese tipo de delitos.
          Suelo oír todos los días Radio Caracol, que sí informa de las fechorías que se producen en todo el territorio, cosa que en México no se oía, o se oía menos.
          Cuando estuve en Caracas, según las estadísticas, la ciudad más peligrosa del mundo, sí que francamente se notaba algo feo y anormal en el ambiente.Todas las tiendas se cerraban a las 6 de la tarde, había una sensación de continua sospecha, el no poder enseñar un billete de 10 USD, el no poder hablar de tu proyecto ante una pregunta, el que hubiese uno y dos guardias de seguridad en un simple supermercado, en un restaurante, la falta de efectivo entre muchas otras carencias, pero no me lo ha parecido en Colombia.
          Tengo que decir, que todo el mundo al verte extranjero, te avisa con el no vayas allí, no pasees por aquí, ten mucho cuidado, etc. Si avisan continuamente, es porque las cosas pasan y por eso decía de extremar la precaución evitando dormir en ciudades grandes, tratando de dormir en lugares cercanos a la Policía, Cruz Roja, Bomberos, parkings de los hoteles, dejar alguna luz exterior encendida, todo el cortinaje bien cerrado. Si alguna vez dejo la AC sola, aunque sea poco tiempo pongo alarmas y tranques en las puertas. En Colombia no existen campings para AC.
          En fin, el resumen es que si en todo el trayecto no te ocurre nada, tu visión no va a ser negativa y vas a ver la botella medio llena y todo lo contrario, si ocurre algún inconveniente.
          Colombia ha pasado por una guerra civil de muchísimos años. Se ha firmado una paz por los representantes del Gobierno, de los paramilitares, de las FARC y de otros grupos afines pero no todos la han secundado. Hay disidentes de esos grupos que no han estado de acuerdo y que ocasionalmente, han causado problemas; todo eso contribuye a ese clima de inseguridad aunque ya no sea la constante. El ejército tiene controles y está en todas las carreteras importante con una presencia activa
          Desde luego que toda Latinoamérica es probablemente la zona más insegura del mundo pero sabiendo viajar se disminuyen sensiblemente los riesgos.
          Ayer, y también hoy, por contraposición a lo escrito, me quedé en un pueblecito precioso del Eje Cafetero llamado Filandia, sin ene, junto al Parque de Bomberos. Los vecinos, se ofrecieron en tres casos y casas distintas, a que no dudase de pedirles agua o cualquier cosa que necesitase, a usar su baño, incluso una ducha. Me aseguraron de que allí nunca pasa nada, algo es algo.
          Prefiero quedarme con esto, al menos para que no paguen justos por pecadores.
          Saludos

          Comentario

          • GLORIA
            Usuario
            • 4 feb, 2007
            • 29
            • El mundo

            Diego, muchas gracias por responder a mi pregunta, me queda más claro lo que me viene comentando una amiga colombiana, ella dice que su país ahora es mucho más seguro que hace unos años. Con tus explicaciones me quedo más convencida. También me cuenta lo bonita que es su tierra y sobretodo la zona cafetera que a ella le fascina.
            A tí te deseo que sigas con tu maravilloso viaje y que tengas buenas experiencias de cada sitio que visites. También decirte que seguin¡mos tus relatos con expectación. Salud y gracias.

            Comentario

            • Diego Bali
              Usuario
              • 18 dic, 2016
              • 140
              • Cordera 45. Torremolinos

              El desplazamiento desde la Estación de Bomberos de Chía hasta el centro de Bogotá se hace en dos líneas de autobuses. La primera es de los suburbios y llega hasta el Portal de Norte. Esta línea en las horas punta es de cuidado porque meten muchos pasajeros y conducen de forma temeraria. Ya se sabe: no hay horarios, más viajes que hacen, más boletos vendidos, más beneficios.
              A partir de ahí, con el TransMilenio que funciona bien y circula mucho más rápido que los vehículos privados porque tienen uno y hasta dos carriles exclusivos donde no se pueden meter coches.
              Muchos carteles rogando prestar máxima atención a todos los artículos personales, es decir que amigos de lo ajeno, haylos.
              Cada bus lleva dos unidades articuladas y a veces hasta tres. Como sea que Bogotá no dispone de metro subterráneo, esta línea es que la ejerce de mayor desahogo para el transporte de personas. El tráfico con vehículos privados está lleno de embotellamientos y eso que hay restricciones muy fuertes para no entrar a la capital en función de que la matrícula acabe en número par o impar. En estos días estaban en fase de diálogo para la construcción de un metro elevado.
              Mi primera visita fue al Museo del Oro, la mayor concentración de oro de la época precolombina en todo el mundo. Más de 35.000 piezas de oro, además de otras piezas de piedra, cerámica y conchas. Da que pensar qué transcurridos tantos años, con todo lo fundido, se vean tantísimas colecciones variadísimas y de incalculable valor.
              Hasta que el Banco de la República no se decidió a hacer el Museo con la compra de piezas procedentes del descubrimiento de tumbas y pagándolas con precio superior al simple lingote procedente de lo saqueos, no había material suficiente para un buen Museo porque muchas piezas habían salido del país con destino a países occidentales en su mayoría.
              El oro se fue perdiendo porque los asaltadores de tumbas indígenas, las saqueaban y convertían las piezas de arte en lingotes de oro. Sólo en la colección de los orfebres de la tribu de los Quimbayas, hay 25 piezas que pesan más de 250 gramos, once que ,pasan del medio kilo y cinco pesan más de un kilo de oro.
              Ya cerraban el museo y apetecía dar una vuelta por la cercana Plaza Bolívar, que acoge en cada uno de los cuatro lados de la plaza, la Alcaldía, el Nuevo Palacio de Justicia, la Catedral y el Capitolio. La casa de Nariño donde reside el presidente de la nación queda una cuadra por detrás del Capitolio.
              A esta hora del atardecer, la carrera Séptima, la arteria más emblemática de Bogotá, está llena de todo tipo de artistas y también de menos artistas, es decir los ingeniosos habituales, en busca de monedas. Se pasa un rato muy entretenido.
              Más visitas en los días siguientes. Un teleférico te lleva hasta el cerro de Monserrate desde se admira la tremenda extensión de esta ciudad. También hay un funicular, pero estaba fuera de uso por revisión.
              Del complejo comercial, de construcción antigua en la cima del cerro, está como referencia, el restaurante San Isidro, lugar estupendo para almorzar y donde al cambio, a los europeos nos resulta más que asequible.
              Después de la bajada, visita obligatoria del Museo de Fernando Botero que está enclavado en el barrio de la Candelaria, el lugar de la bohemia bogotana. Todas las piezas han sido donadas por el artista de Medellín, al igual que hiciera con la Plaza Botero de su ciudad natal. La mayoría de las piezas, en esta ocasión son pinturas. Reconozco que no tenía ni idea de que existiesen tal cantidad de cuadros; pensaba que su celebridad se debía solamente a sus especialísimas esculturas. Además de todos los trabajos de Botero hay una importante colección de pinturas de artistas como Picasso, Monet, Miró, Barceló, Tapies, Renoir, Pissarro y muchos más europeos.
              Una visita a la plaza de Paloquemao que es un mercado de mayoristas de flores y frutas y que ciertamente no me decepcionó. Allí acabé las visitas en Bogotá porque la última cosa que quería ver era el restaurante Andrés Carne de Res, que esta muy cerca de donde había aparcado la AC, Bomberos de Chía.
              Restaurante que está bien pero más dedicado a turistas. Varias salas de baile. El precio mínimo de una comida es de 150.000 pesos, sin IVA ni propina, que aunque dicen que no es obligatoria la meten en la cuenta para que te quedes con mal sabor, caso de que la devuelvas porque no quieras pagar la propina, que es de un 10%. La puedes reducir, si así lo prefieres. La carta tiene 74 páginas o sea que si no vienes con las ideas muy claras de lo que prefieres comer te aburres de leer y de dudar.
              Al día siguiente comencé la ruta para el Eje Cafetero. En Colombia hay tres cordilleras, la Oriental que es donde está asentada Bogotá, la Central que tiene como capital a Medellín y la Occidental, con Cali como principal ciudad.
              Desde Bogotá, camino de la Central, se pasa de los más de 2.600 metros de altitud, a los solo 200 metros de Honda, en el valle del Magdalena alto con un calor de armas tomar. Afortunadamente, muy rápidamente se comienza a subir hasta el Puerto de las Letras, donde se alcanzan los 3.700 metros de altura, con verdadero frío porque el día no era soleado. Unos km más adelante, se entra en el Parque Nacional Los Nevados, y se toma un desvío a la izuierda, con una carretera que sube hasta cerca de la cima de Nevado del Ruiz, de infausta memoria después de aquella erupción con retransmisión en directo de la muerte de aquella pequeña. Yo subí hasta los 4.150 metros. Con un todo terreno de los forestales se puede llegar hasta Las Tumbas, que está un poco más arriba, 4.450 metros. Como me confirmasen que la bruma que ya estaba instalada, iba para peor, pues ahí acabé ese trayecto. La cima del Volcán del Nevado del Ruiz tiene una altura de 5.311 metros y siempre está activo, por lo que no es descartable que en un futuro pueda suceder algo muy serio.
              La tragedia de Armero provocada por la erupción de este volcán en 1985 ha sido la mayor tragedia de Colombia, más allá de la guerra.
              Bajada intensa donde hay que vigilar de no pisar mucho el freno y utilizar mucho las marchas cortas. La vista de los precipicios así lo aconseja y no es una buena idea calentar en exceso los frenos.
              Por una razón u otra, en Colombia es muy difícil sacar una media superior a los 40 km/hora de promedio. Está lleno de curvas y de peajes, no demasiado caros, pero sí muy frecuentes y como casi todo lo más importante, excepto la costa atlántica, está en recorrer trozos de las tres cordilleras, las prisas no son buenas.
              Así llegué a uno de los pueblos más destacados del principio del Eje Cafetero, después de pasar por Manizales. Se llama Neira y allí pernocté. La carretera esta descarnada durante no menos de 5 km bajando por una carretera, como todas las del Eje, llena de curvas donde si hay una recta de más 150 metros ya es mucho decir. Luego Palestina, otro pueblo cafetero que no me dejó ninguna impresión.
              Estaba ya pensando en que, a lo mejor, la supuesta belleza del paisaje del Eje y de sus pueblos iba a ser menos, pero afortunadamente no fue así.
              Mi siguiente destino fue Filandia, sin ene. Este sí que es un pueblo con magia. Sobre todo, su plaza central, aquí llamada parque, llena de restaurantes, cafeterías y tiendas de todo tipo y con un colorido en fachadas y puertas que deslumbran.
              Llama la atención de que no hay ninguna consigna de ningún organismo local de los colores a utilizar en la pintura. Es una mera iniciativa popular que resulta.
              Ahí me quedé dos días, porque verdaderamente el pueblo es un sueño. Vale la pena comprar aquí diferentes marcas de café, todas ellas hechas en fincas de la zona. Para comer, destacar el restaurante Helena Adentro.
              Más en el Eje, con otro pueblo muy afamado como es el de Salento. Aquí la mayor atracción es el Mirador, con vistas a las colinas circundantes y también al pueblo. Muchos casas y edificios bajos pintados con los más variados colores que definitivamente son la mayor atracción de estos pueblos.
              Ya lo venía observando en varios municipios, pero en Salento es más ostensible. Muchos perros bien cuidados con sus dueños y bastantes de ellos, sin dueños, pero no perros famélicos, molestos o sarnosos. Son perros bien tratados. Muchas tiendas ponen lebrillos en las puertas con agua y comida para que estos menos favorecidos por la suerte, puedan mantenerse dignamente. De forma que es absolutamente normal ver a estos perros echados en cualquier parte sin reclamar nada y sobre todo sin ladrar al primer extraño que aparezca. Sorprendente, pero creedme, totalmente cierto.
              Después de Salento, es el Valle del Cócora la siguiente atracción. Se sube hasta los 2.500 metros y de verdad que hay veces que hay que esforzarse para recordar que estamos en el trópico. Todo verdísimo y con arroyos de agua cristalina.
              La mañana para Armenia, tercer trozo del eje cafetero. Los dos primeros son Manizales y Pereira. Día de compras y relleno de bombona de gas y a partir del mediodía, visita el Parque Nacional del Café. Buena opción. Había una oferta en la cual se podía entrar por solo 20.000 pesos, es decir 6 euros. El precio normal es de 55.000 pesos. Ese precio incluye los viajes en teleférico y un montón de atracciones mecánicas. En la parte más lejana del parque hay una plaza muy colorida que para variar se llama Bolívar y que tiene una estación de ferrocarril con el que se puede llegar, si se desea, hasta Armenia.
              Hay una visita guiada donde se explica todo el proceso de la producción del café, desde la germinación de semillas, plantación en almácigas, selección de plantas que van a ir al terreno que deben ser rectas y estar sanas. Después de la recolección, proceso de pesado, lavado, descascarillado, secado y selección para ser metidos en sacos de 60 kilos sin tostar porque cada país y cada marca, tienen unas exigencias en el gusto, muy diferentes y por tanto, el tostado se hace en destino.
              Desde que comienza el proceso hasta la primera cosecha se tardan dos años y medio y el árbol vive produciendo hasta los 15 años.
              Me ha parecido una muy buena visita para acabar el recorrido por el Eje Cafetero.
              Saludos
              Archivos Adjuntos
              Editado por última vez por Diego Bali; 31/08/2018, 06:03:06.

              Comentario

              • Diego Bali
                Usuario
                • 18 dic, 2016
                • 140
                • Cordera 45. Torremolinos

                Una vez terminado de pasear por el Eje Cafetero que, junto con la Costa, que así es como llaman aquí a la Región Caribe de Colombia, empecé a bajar en latitud que no en altura, hacia Guadalajara de Buga, ciudad donde se encuentra la basílica del Señor de los Milagros. Gente había muchísima y yo diría que esta basílica es el Lourdes o la Fátima de Europa.
                Aquí desde luego lo milagroso fue encontrar un sitio para aparcar, tanta es la gente que viene en busca de la solución de sus problemas o dolencias, o los de un familiar, o los de un amigo. Yo me llevé el mío porque tenía la bisagra del ordenador fastidiada y en un rato me la compusieron, pero claro, eso fue en un taller.
                Más al Sur, camino de Cali, capital del Valle del Cauca y de las pocas zonas donde las montañas no son las protagonistas. No llegaba muy bien predispuesto a esta ciudad, entre lo que había leído y alguna que otra opinión desfavorable. Se habla de que, así como Medellín sí se ha recompuesto de aquellos tiempos de los cárteles mundialmente conocidos, aquí debido a que no hay predominancia de ningún grupo, sigue habiendo muchos “accidentes”.
                No quería pasar la noche allí ni tampoco conducir de noche o sea que me di prisa en coger un taxi y visitar los lugares más emblemáticos de la ciudad. El Barrio de San Antonio, Cristo Redentor, el Parque del Gato, la plaza Caicedo, Iglesia de la Ermita y el antiguo Palacio de Justicia. Muchos tours están orientados a visitar algunas discotecas parranderas. No es una ciudad con mucho interés turístico y de hecho, no vi nada que me pareciese extraordinario.
                Continué viaje hacia Popayán y aquí sí que me llevé una auténtica sorpresa al llegar al centro histórico de la ciudad. Todo este centro quedó destruido en el terremoto del año 1983. Se ha construido y rehabilitado con mucho esmero y siguiendo una línea muy bien dirigida. La mayoría del centro es peatonal y eso es algo muy de agradecer porque en América Latina los coches literalmente se suben por las aceras.
                Todo este centro está pintado de un blanco inmaculado y solo hay dos alturas
                Precioso el Parque de Caldas, que es la plaza principal, La Catedral de la Asunción, la Alcaldía, la Torre del Reloj y muy cerca la iglesia de La Ermita.
                Otro cantar es el resto de la ciudad, fuera de la zona colonial. Puro caos y mal gusto a raudales. Suciedad también, pero esto no debe de ser óbice para no visitar Popayán, la ciudad blanca.
                A partir de este punto la ruta sigue subiendo y se pasan dos puertos, uno a la salida de Pasto en la que no me detuve, pero sí que pude apreciar unas bonitas vistas desde la circunvalación, y el otro camino de Ipiales, al que le faltaban 50 metros para otro 3.000. El Volcán Galeras que domina la ciudad, es el volcán de mayor actividad sísmica en Colombia y uno de los 16 volcanes más peligrosos en el mundo con potencial para un desastre. Pasto tiene 400.000 habitantes...
                Ipiales es una ciudad anárquica y desorganizada, ya fronteriza con Ecuador y con muchos disidentes de las FARC por lo que los comercios viven atemorizados con rejas de hierro y una pequeña ventanita para pedir lo que se desee. Me paré muy poco solo para tomar un café y hacer fotocopias preparando la entrada al nuevo país y me marché rápidamente camino del Santuario de Las Lajas. Están solo 8 km distante o sea que es un paseíto, pero aquí no se puede aparcar más que con un turismo. Seguí hasta un sitio recomendado llamado Potosí. Buena elección porque hay una plaza grande y casi vacía de coches además junto a la Policía Nacional.
                A la mañana siguiente, la esperada visita al Santuario que es una verdadera preciosidad. Adjunto fotos.
                Es un estilo neogótico construido en la primera mitad del sigo pasado siguiendo ejemplos del gótico francés del siglo XIV. Es muy llamativa la construcción, pero me quedo con el emplazamiento del lugar. Encajonado entre estribaciones de la cordillera de los Andes y el rio Guáitara verdaderamente es espectacular. Se dice que está construid sobre un abismo y no queda muy lejos.
                Nuevamente en este santuario, católico y sito en un lugar no muy desarrollado y con importantes núcleos de población indígenas, el hecho de los milagros es punto y aparte. Hay bastantes aparatos ortopédicos colgados de algunos muros y placas en mármol y cerámica por cientos, dando las gracias a la Virgen del Rosario de las Lajas por los milagros atribuidos y favores prestados.
                Ya era hora de salir para el puente internacional de Rumichaca y cruzar la frontera con Ecuador. Los precios del combustible han caído muchísimo y eso me da a pensar que en Ecuador van a ser aún más baratos.
                Se acaba Colombia después de 58 días y quiero añadir a lo ya relatado anteriormente, que es un país en el que resulta muy interesante la visita. Es de una enorme la diversidad la oferta cultural, gastronómica y paisajística. Los precios son más que convenientes. Las comidas, si son de menú, regaladas.
                Hay menús de 2 y 3 USD más que abundantes. Las sopas, tipo potaje, son ricas y en las parrillas, carnes muy bien preparadas. Fuera de los menús, si la elección es comer a la carta, también muy asequibles.
                Es gente simpatiquísima, todos muy cordiales y con una educación, a todos los niveles, difícil de igualar.
                El diésel, fuera de la zona del Caribe y del Eje Cafetero, pagando en efectivo se encuentra hasta 7.200 pesos el galón, o sea 60 céntimos de euros el litro y cerca de Ecuador, bastante menos.
                Una cerveza en un bar sale entre 1/ 1.20 €. Emisoras de radio emitiendo noche y día música salsa, cumbia, vallenatos, guarachas, merengues…
                Las vistas en cualquiera de las tres cordilleras son de ensueño. Combinaciones irrepetibles de todo tipo de verdes.
                Ahora bien, no es un buen lugar para gente pusilánime o asustadiza. Hay algunos lugares donde la basura no recibe el tratamiento adecuado, donde la propia población local, debido a tantos años de peligros y guerra, aún no han podido borrar esa lacra y protegen y avisan, quizás con exceso.
                En el apartado de comentarios sobre la conducción, significar que, desde Bogotá a Ipiales y pasando por el Eje, hay unos 1.200 km y como mínimo, 800 de ellos, tienen una doble raya continua, y por cierto, muy bien pintada; doble raya que los colombianos, en su inmensa mayoría, se saltan a la torera, que aquí también hay toros.
                El trazado de las carreteras ha quedado muy obsoleto. El piso ha sido mejorado y digamos que está
                razonablemente bien pero no es lógico que en estos tiempos que corren, pueda haber hasta 30/40 km de doble raya continua, sin una sola posibilidad de adelantar reglamentariamente. Hacen falta muchos puentes, muchos viaductos, desdoblamientos, túneles, señalización adecuada, arcenes…
                Son tres cordilleras, con varios puertos entre 2.500 y 3.200 metros con fuertes rampas donde los camiones cargados las tienen que subir, a veces, a no más de 15/20 km/hora y que al no haber calzada de doble sentido ni arcén que ayuden al adelantamiento, hace que en muchas ocasiones, aquello parezca una salida de F1 y cuando aparece el que viene de frente, desbandada total y cada mochuelo al olivo que pueda.
                En su descargo, sí tengo que decir que parece muy asumido por conductores de turismos y de camiones, de que esas situaciones pueden ocurrir y la velocidad nunca es alta. Algo, en este caso, es mucho.
                Curiosidad de los camioneros: cuando te invitan a que les adelantes, con doble raya continua siempre, te colocan el intermitente izquierdo.
                El piso, en las carreteras más importantes, suele estar bien y sin baches.
                En los 3.200 km hechos por estos caminos, yo diría que como mínimo me he encontrado con 100 casillas de peaje. No son caros, entre 8.000/10.000 pesos, pero muy seguidos. Todas las niñas, siempre y sin excepción, de muy buen talante y simpatiquísimas.
                Para acabar, muchos autobuses averiados en los laterales, casi no hay arcenes, y como a veces, no llevan los conos reglamentarios, obligatorios aquí, ni triángulos porque aquí no se usan, arrancan unas pocas de ramas de los árboles y las colocan 50 metros antes de donde está detenido, decoran el asfalto y así te avisan.
                Esta noche he dormido en Potosí, Nariño, Colombia en el paralelo 0.808014, muy cerquita del ecuador y ya muy lejos de Alaska
                En el próximo, os detallo qué tal fue el cruce a Ecuador.
                Saludos
                Archivos Adjuntos
                Editado por última vez por Diego Bali; 07/09/2018, 04:04:11.

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                • Diego Bali
                  Usuario
                  • 18 dic, 2016
                  • 140
                  • Cordera 45. Torremolinos

                  Ya desde Ecuador. La salida de Colombia, para la AC fue genial ya que solo tuve que entregar el resguardo de la importación temporal. Estuve sólo dos minutos y me fui a buscar la oficina de Migración para sellar el pasaporte. Ya de lejos se veía lo que iba a ocurrir: una inmensa cola para venezolanos y otra menos inmensa para otras nacionalidades.
                  Hubo que recurrir a la picaresca porque aquello tenía pinta de ir para varias horas de pie. En la cola de otras nacionalidades, ofrecían llegar mucho antes a las ventanillas pagando la correspondiente coima. Aunque no sea precisamente una buena prueba de ética, yo acepté porque se me hacía un mundo estar allí seis o siete horas de pie.
                  Aun así, fueron algo más de dos horas de espera porque los ordenadores se habían venido abajo.
                  Al terminar, a la salida del edificio me esperaban los que habían contribuido al coladero: cuatro señores para repartirse los 10 USD acordados.
                  Al cruzar el rio Rumichaca se entra en Ecuador. Diez minutos para Migración y un poco más en Aduanas para la importación temporal del vehículo, porque anotan todos los detalles de la AC e incluso salen para inspeccionarla ligeramente y toman varias fotos.
                  Es gratis la importación temporal y tampoco hay que pagar nada por el seguro porque justamente en estas fechas el gobierno acaba de promover algunas medidas para promocionar el turismo y ellos se harían cargo de la responsabilidad civil. La importación es por 90 días y de atrasarse un solo día, hay que pagar la friolera de 380 USD por cada día de retraso.
                  En Ecuador, la moneda oficial es el USD, por lo que todos los cálculos se agilizan. Para la moneda fraccionaria, sí hay moneda ecuatoriana siguiendo el patrón de 1,5,10,25 centavos y han añadido una moneda de 50 centavos, valor que no existe en los Estados Unidos. De haber conservado moneda fraccionaria de Estados Unidos, tiene valor legal y se acepta en comercios, sin más.
                  Es decir que, tanto en Panamá como en Ecuador, podemos sacar USD en cualquier cajero automático.
                  Destaco que a la entrada en el país no es necesario rellenar ni un solo impreso. Todo queda digitalizado.
                  Con respecto a carreteras, los trazados son nuevos, sobre todo en las rutas importantes con lo cual se mejora y mucho la velocidad media. Muchas de estas rutas son de dos carriles en cada sentido. Es bastante más tranquilo que conducir por Colombia.
                  La gran sorpresa es que el precio del diésel es de 1,037 USD por galón, es decir 0,24 € por litro. Excepto en la ciudad fronteriza de Tulcán donde sólo llenan a vehículos con placas ecuatorianas, a partir de ahí, no hay limitaciones para repostar, excepto a vehículos de carga. O sea, combustible para nosotros, regalado. Imagínense un llenado de 80 litros por algo menos de 20 €.
                  La primera noche la pasé en las instalaciones de los Bomberos, en Bolívar y la siguiente fue en un aparcamiento en pleno centro de la ciudad de Otavalo. En esta ciudad destacan las artesanías textiles y de cueros. Ambiente muy relajado y con visitas a pueblos cercanos como Cotacachi donde residen varios cientos de estadounidenses que han escogido la zona para residir. Estamos entre 2.600 y 2.800 metros por lo que la ausencia de calor, está garantizada. En esta zona están los volcanes de Cotacachi y el de Imbabura que da nombre a la provincia. El primero con casi 5.000 metros de altura y el segundo con más de 4.500 metros.
                  Hay una laguna, llamada Cuicocha formada por una erupción de Cotacachi que es de una belleza sublime y se encuentra en una reserva ecológica. Voy adjuntar una foto que ilustrará mejor esa hermosura.
                  Camino de Quito, se encuentra la laguna de San Pablo en la comunidad llamada Araque, donde quizás por estar muchas construcciones sin pintar, no resulta una zona muy atractiva a pesar de tener la laguna, cuando sí que lo podría ser. Está comprobado que la labor de los regidores locales, sobre todo después de varias generaciones puede hacer que una localidad resulte atractiva, o por el contrario, resulte antiestética y hasta desagradable como es Araque.
                  El Monumento a la Mitad del Mundo, está muy cerca de Quito, un poco al norte. Es un complejo bastante extenso y agradable para visitar. Este es el lugar para ver el deseado 0°0’0” . Es la atracción más visitada de Ecuador.
                  La separación de los dos hemisferios está representada por una línea amarilla que arranca en la dirección este-oeste. La cierto es que hoy con la nueva tecnología GPS, se sabe que en realidad esta línea pintada, está 240 metros más al sur del verdadero ecuador.
                  De hecho, con el GPS de nuestro teléfono y situándose sobre esa línea amarilla, se observa esa pequeña diferencia. Hay que admirarse de que esos datos los obtuvo una delegación francesa, con una colaboración española, entre 1736 y 1744, o sea que el error fue muy pequeño.
                  Para nosotros, que somos de tantos kilómetros, viene a cuento recordar que de estas mediciones y estudios se derivó posteriormente el Sistema Métrico Decimal, y por tanto se pudo determinar la unidad de medida de longitud, es decir el metro, que no es sino la diezmillonésima parte de un cuadrante terrestre, o más cómodo, 10.000 km.
                  Este complejo resulta un lugar agradable. Consta de una avenida muy ancha que da acceso a la entrada al recinto y se puede visitar el monumento a la Mitad del Mundo que es la atracción principal y en el que puede subir los nueve pisos y desde allí divisar todos los alrededores.
                  También es posible ver una maqueta del centro de la ciudad de Quito, una capilla en cada uno de los cuatro puntos cardinales y un planetario.
                  No faltan las inevitables atracciones, tiendas de recuerdos y restaurantes para turistas. Los fines de semana vienen grupos que realizan danzas típicas de esta región.
                  Se pueden ver distintas curiosidades, como que un huevo mantenga el equilibrio sobre un clavo, pesarse y comprobar la ilusión que se pesa un kilo menos, ver que el agua no forma remolinos cuando se abre el tapón de un recipiente, tomarse la foto de dar un saltito y pasar de hemisferio norte a hemisferio sur
                  La entrada cuesta 7.50 USD para los extranjeros.
                  Es conveniente estar bien al tanto de donde se aparca la AC. Hay aparcamiento público en una calle muy ancha, pero es territorio conquistado y dominado por las gorrillas de turno y es mejor dejarlo en los parqueaderos privados.
                  Desde este lugar, en la carretera que sigue para la costa, hacia Esmeraldas, a unos 60 kilómetros, hay dos lugares dedicados al avistamiento de aves en el municipio de Mindo, donde se encuentra un bosque nuboso que crea un microclima propenso para el avistamiento de mucho tipo de aves. Hay dos mariposarios, orquidearios, varias cascadas y la posibilidad de hacer excursiones por sendas. Se puede descender el río Nambillo con unas embarcaciones rudimentarias hechas con cámaras de ruedas de camiones, hay tirolesas, un pequeño teleférico que aquí llaman tarabita… No es un sitio para aburrirse, que además está despegando bastante deprisa a causa de los alicientes que ofrece.
                  Estuve dos días en Mindo y al siguiente me fui a ver la Reserva de Bellavista, en la zona de Tandayapa. Hay que salirse de la carretera y por una pista de 12 km se llega. No está en mal estado, pero no es una senda fina y se pasa desde los 1.300 hasta los 2.300 metros. Hay que tomárselo con calma, o no ir. Muchos colibríes en los bebederos dispuestos en la reserva y la verdad es que no dio para mucho más, así que puse rumbo a Quito que queda a 80 km.
                  Tiene la capital un centro histórico enorme o sea que hay que prepararse para hacer bastante ejercicio.
                  Casi todo está dispuesto en la ciudad en un eje longitudinal que va de norte a sur y que es bastante plano pero para todo lo que está, sobre todo al oeste, las cuestas son de las buenas y como la altitud va, dependiendo de la zona en Quito va desde los 2.800 metros hasta los 3.000, si se mueve uno con prisas, a esa altura, como la presión atmosférica disminuye, la presión del oxígeno comienza a reducirse y esto influye en el cansancio. La ciudad está rodeada de los volvanes Rucu y Pichincha los dos de casi 5.000 metros de altura. En las faldas del Pichincha tuvo lugar la batalla donde el general Sucre sei impuso a las fuerzas realistas y Ecuador pasó a engrosar la Gran Colombia, de la que muy poco tiempo después, también se independizaría.
                  El clima de Quito es excelente, días de 15° y noches 8° casi de forma continua. No es para bañarse, pero para eso están las playas del Pacífico que ahí sí que pega el calor y esa será la razón, por la cual, casi con toda probabilidad no vaya a Guayaquil y a la zona de Esmeraldas. Calor y mosquitos, no son mi elección.
                  He visitado ya, en los tres días que llevo por la ciudad, muchos puntos de interés. Son numerosísimos y se agradece, por la calidad de la conservación, que la Unesco nombrase a esta ciudad, el primer Patrimonio Cultural de la Humanidad. Como casi todos los centros históricos de América Latina la gran parte son edificios religiosos, aunque no falten los civiles.
                  No recuerdo de haber visto nunca tantas iglesias monumentales en tan poco espacio de terreno. Alguien calificó a la ciudad como el claustro de América. Todos los edificios monumentales pintados de riguroso blanco y las casas privadas en tonos pasteles.
                  La Iglesia de San Francisco, la de Santo Domingo, la Catedral junto con la Basílica, que aun no he visitado, son centros religiosos de arquitectura importante y estando tan cerca uno del otro, vale la pena repetir.
                  El Trole recorre la ciudad de Norte a Sur de forma muy frecuente. Quizás cada 5 minutos y cuesta 0.25 centavos de dólar y para niños y tercera edad, sólo 12 centavos. Es la forma ideal de llegar al centro histórico donde hay tres o cuatro estaciones para escoger dependiendo de las visitas que se programen.
                  En Ecuador resulta barato todo, excepto el alcohol que es francamente caro. Como sea que en Colombia tampoco es barato, ya se sabe…
                  Ya tenía reservado billete para ir a las islas Galápagos y eso será este sábado. Vamos a ver qué tal se dan los ocho días que pienso estar. Animales, peces y lectura es el plan.
                  Saludos
                  Archivos Adjuntos
                  Editado por última vez por Diego Bali; 15/09/2018, 00:49:28.

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                  • Diego Bali
                    Usuario
                    • 18 dic, 2016
                    • 140
                    • Cordera 45. Torremolinos

                    Ya estoy de vuelta de Galápagos. Ocho días bien aprovechados.
                    Hasta ahora, el futuro de los humanos dependía de las islas, ahora el futuro en estas islas, depende de los humanos.
                    Esto lo leí en el centro de Interpretación en Puerto Baquerizo Moreno y cuando acabé mi visita a las islas, me pareció una reflexión muy oportuna.
                    No es que haya un turismo masivo, ni mucho menos, pero al parecer, el límite establecido de 120.000 visitantes por año, se supera ampliamente. Se calcula que son unas 200.000 personas las que llegan, a través de cualquiera de los dos aeropuertos, Bartra o San Cristóbal, a lo largo de un año.
                    Bastante vigilancia para evitar que se introduzca frutas, comida o semillas procedentes del continente, pero es muy difícil conseguir que esas ordenanzas se puedan cumplir; además, cuando ya se está en cualquier isla de las Galápagos, aunque también hay un leve control de inspección en el puerto para el cruce entre islas, en la práctica carecen de una estricta vigilancia.
                    Las islas del archipiélago Galápagos, que deben su nombre a la cantidad de tortugas que habitaban sus islas, son de formación volcánica. Hay varios volcanes y uno de ellos, el Wolf, en la isla San Cristóbal tiene 1.800 metros de altura. En Santa Cruz e Isabela, también los hay, aunque más bajos. La flora y fauna están muy influidas por la falta de agua y el paisaje es bastante desértico.
                    Parece constatado que el número de individuos pertenecientes a cualquier especie de animales, disminuye drásticamente cada año
                    Las más castigadas, han sido las tortugas gigantes, que han pasado de ser casi un cuarto de millón, cuando se descubrieron las islas en el siglo XVI, a unas 3.000 que son las que quedan en la actualidad. Los balleneros, solían parar aquí y cazaban las enormes tortugas para alimentar a las tripulaciones. Ese descenso en la población afectó también al frágil ecosistema alterando la biodiversidad y por tanto afectando a otras especies.
                    Se pueden ver, además de tortugas gigantes, las de carey, verdes, iguanas terrestres y marinas, lobos marinos, lagartos, fragatas, pelícanos, cormoranes, pinzones, piqueros de patas azules, tiburones martillo, tiburones de arrecife, caballitos de mar, mantarrayas, muchísimos pájaros pequeños, unos parecidos a los canarios y otros como gorriones, llamados pájaros vampiros. Seguro que me olvido de alguno más. Muchos de ellos son endémicos, es decir restringidos a este archipiélago.
                    Como curiosidad, comentar que hay una cerveza artesanal, que se comercializa con el nombre “Endémica”.
                    La población de las islas va aumentando, a pesar de que hay muchas trabas para que la gente obtenga la residencia. De hecho, ni siquiera los ciudadanos ecuatorianos del continente se pueden domiciliar aquí, si no cumplen determinados requisitos. Hay que tener un permiso de trabajo, que desgraciadamente se falsifica muy a menudo; estar casado o formar una pareja de hecho con algún local, que también se obtiene de la misma fraudulenta forma. Los extranjeros no podemos estar en el conjunto del año, más de 60 días en las islas, de forma continuada o fraccionada, pero aun así, oído de los locales, las poblaciones y las construcciones van creciendo, y de forma rápida.
                    En Islas Galápagos viven unas 25,000 personas. Son trece islas con una cierta extensión, de las cuales, solo tres están habitadas, Santa Cruz, la de mayor población con casi la mitad, San Cristóbal e Isabela.
                    La diversidad de las especies es enorme pero lo que más llama la atención es lo apacibles que son todos los animales. Los lobos marinos, deambulan no solo por las playas, sino que entran a los paseos marítimos, se acuestan en los bancos para el descanso, en principio para las personas, cruzan las calles y se paran donde haya pescado, por ejemplo. Realmente sorprendente. Parece ser que la ausencia de depredadores es lo que más contribuye a que se muestren tan apacibles.
                    El conjunto del archipiélago es un Parque Nacional y como tal, requiere que se cumplan unas normas de conservación y buen trato a todo lo que se encuentra dentro del Parque. La entrada, a pagar en cuanto se llega a la primera isla, cuesta, para los extranjeros, 100 USD por persona y mucho menos para los ecuatorianos. También es necesario pagar una tasa de traslado de 20 USD que se realiza cuando se saca la tarjeta de embarque.
                    La temperatura fue excelente. Durante el día 22ۜ°, por las noches 15°.
                    La distancia al continente es de 1.000 km y el avión tarda una hora y media a Guayaquil, donde casi todos los aviones hacen escala, y dos a Quito. Hay cinco o seis vuelos diarios en su gran mayoría procedente de Guayaquil o Quito.
                    Los billetes de avión para extranjeros, dependiendo de horarios y fechas suelen estar, ida y vuelta, entre los 380 y 500 USD. Yo fui con Latam, y también lo hacen Avianca y Tame
                    Los viajes en las lanchas entre islas, cuestan aproximadamente unos 30 USD. A veces, se puede conseguir en 25 USD. Es importante reconfirmar la salida, porque se oye con insistencia que a veces te dejan fuera del cupo.
                    Los precios en una isla para dormir, serán caros o no, dependiendo del buscador donde se localicen, pero en contra de lo que pudiera parecer, debido a que ya hay establecida bastante competencia, los hostales y casas particulares, si se consiguen en el buscador Airb**, se pueden obtener en 20 USD e incluso algo menos. Quizás en temporada alta, no sea tan fácil, pero me informé, y parece que seguro se encuentran por algo menos de 30 USD. De querer hoteles de mayor rango, los precios sí que son caros y algunos, injustificadamente caros.
                    En la isla de Santa Cruz, en Puerto Áyora, hay una calle conocida como la de los quioscos, donde hay una exagerada oferta de langostas. Una de 750/900 gramos te la dan por 15 USD. Hay que regatear un poquito para llegar a ese precio, pero se consigue puesto que lo tienen asumido. Las hacen a la parrilla y desde luego son expertos. No todo está igual de barato, para nuestra percepciónde lo que es caro o económico. Si comes cerdo o pollo, sí que es caro. El pescado, barato.
                    Con las excursiones se puede ir prácticamente a todas las islas, con el riesgo de encontrar un paisaje, tanto terrestre como marino, bastante similar, aunque todas tengan su particularidad. Las más conocidas aparte de las habitadas, son Floreana, Española, Pinta, Santiago y Fernandina.
                    Con respecto a las excursiones, ahí sí que hay que aclarar que son muy caras. Por ejemplo, una excursión donde haya que montarse en una lancha y esté a meda hora del puerto, va a ser casi imposible que salga por menos de 80 USD y si está algo más lejana, 120 USD que es lo que, por ejemplo, yo pagué en la excursión a Los Túneles, Isla Isabela. Fueron cuatro horas, aunque de buceo, poco más de una.
                    En los ocho días, visité tres islas lo cual ahora me parece que es un poquito demasiado y habría que quedarse hasta los 10 días, o ir a sólo a dos islas.
                    En general, todo lo que se pueda hacer en bici o andando, es más saludable y el bolsillo lo va a agradecer.
                    Es conveniente llegar a una isla, por ejemplo San Cristóbal y salir por el otro aeropuerto, es decir el de Baltra y así se evita una lancha, que cuando el mar está movido, no es ninguna alegría y además, se evita un trayecto
                    Para los taxis, cambia la tarifa en función de las islas, pero en general, entre 1 y 1,50 USD. No llevan taxímetro.
                    Saludos
                    Archivos Adjuntos
                    Editado por última vez por Diego Bali; 28/09/2018, 02:11:12. Razón: Inclusión de fotos

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                    • Diego Bali
                      Usuario
                      • 18 dic, 2016
                      • 140
                      • Cordera 45. Torremolinos

                      Ya retomé lo que me faltaba por visitar en Quito y valió la pena, sobre todo, por la fundación del pintor indigenista Oswaldo Guayasamín.
                      En esta fundación hay dos edificios, uno la que fue su última casa que esta exactamente tal y como la dejó. Conserva muchas obras de arte que fue adquiriendo en el transcurso de su vida y que donó al país. Muchos obras de artistas españoles reconocidos, entre otros muchos europeos. El otro edificio, que es realmente el de más valor, es la Capilla del Hombre. Genial exposición de los trabajos más representativos de toda su vida artística.
                      Otra visita que no debe de faltar es la de la Basílica, con unas proporciones gigantescas y construida en estilo neogótico, a finales del XIX y fuera de monumentos, un lugar muy visitado es el teleférico de Quito, que sube hasta los 4.050 metros y donde hay que subirse con algo de abrigo porque hace bastante fresco. Decidí de improviso subir con mangas cortas de camisa y bien que me arrepentí. Se observa desde arriba, una espaciosa vista de casi toda la ciudad que se extiende de forma longitudinal, de norte a sur a lo largo de casi 20 km. Hay una avenida de volcanes mirando hacia el este, y estando el cielo claro, se pueden ver desde el Cayambe hasta el Chimborazo, que es el más alto de todos ellos.
                      Imperdible igualmente es acercarse a la Iglesia de la Compañía (de Jesús). Es estilo básicamente barroco, pero como se tardaron más de siglo y medio en acabarla, se ven detalles de estilo plateresco, incluso mudéjar y churrigueresco. Pocas iglesias se pueden encontrar, donde quiera que se mire, con la espléndida ornamentación que se ve aquí, incluido los techos de la iglesia y el de todas las capillas. Es algo espléndido, solo enturbiado porque te cobran 5 dólares por entrar a una iglesia. A los locales les cobran la mitad. No me extraña que Fernando Vallejo hay escrito La p*** de Babilonia. Les pregunté si era la misma tarifa caso de ir a rezar, pero nada, cero contemplaciones y a pagar a los jesuitas.
                      Visité también el barrio de Guápulo y la Plaza Foch, que los encontré prescindibles.
                      Una última visita al barrio de la Ronda a degustar la bebida más típica de Ecuador, aunque sea originaria de Colombia: el canelazo. Hierven agua con canela, naranjillas, ahora la moda es usar las moras, además de hierbaluisa y aguardiente de caña al gusto, que se sirve al final. Se puede tomar calentito, del tiempo o bien frío.
                      Finalmente, después de las compras de rigor, di por acabado mi periplo quiteño, el cual de veras me ha encantado.
                      Buena carretera, camino del sur, autovía Panamericana, muy amplia y también conocida como E35, para llegar al Parque Nacional Cotopaxi, al que se llega tras un desvió de la general pero igualmente carretera en muy buen estado. En Ecuador hay algún que otro peaje, pero extremadamente económicos ya que se paga solo 1 dólar.
                      Se llega al Parque y te dejan estar dentro hasta las 18:00 pero si no quieres salir, registrándote, te puedes quedar a dormir en dos o tres lugares apropiados. En uno de ellos, desde la laguna de Limpiopungo se disfruta de unas vistas espectaculares del volcán, que tiene 5.897 metros. Se puede subir más con la AC hasta otro aparcamiento que ya está a 4.200 metros. Tanto en la laguna como en el segundo aparcamiento, si se camina un poco deprisa, ya se nota el soroche o mal de altura. Los últimos 10 km hasta el segundo aparcamiento son de una amplia pista de tierra, solo que, debido a las lluvias, hay formados algunos canales que hacen un poco incómoda la ruta, aunque nada serio.
                      Caso de que se quiera seguir subiendo, se puede ir caminando y llegar hasta el refugio, que se encuentra a los 4.800 metros. La entrada al Parque es gratuita y de querer pernoctar, igualmente se puede hacer de forma gratuita.
                      Como necesitaba Internet para hacer alguna llamada, me bajé hasta la entrada del parking donde sí hay señal de Internet, aunque no hay Wifi disponible y además era menos frío. Sitio muy bueno para pasar la noche con agua y servicios, todo impecablemente limpio. No hay lugar para tirar basura o sea que hay que llevarla hasta estar fuera del Parque Nacional.
                      El siguiente tramo, fue al día siguient, camino de la Laguna Quilotoa. Es un espectáculo de ruta. Increíbles y maravillosos paisajes. Hay dos puertos de montaña que llegan hasta los 4.000 metros que es también la altura a la que está situada Quilotoa. Si la carretera es increíblemente hermosa, la laguna es de una espectacularidad sublime.
                      Se puede pernoctar en el parking de la pequeña aldea del mismo nombre. Sitio muy tranquilo y con vigilancia las 24 horas. Yo estuve completamente solo porque los pocos turistas que hay, son de hostales.
                      No hay señal de Internet, pero en caso de necesitarlo, hay varios cafés y hostales que disponen de Wifi. Por la entrada a la aldea y al mirador de la laguna, hay que pagar 5 USD, aunque me permitieron negociar y me dejaron pasar por 3 USD.
                      Quería hacer unas gestiones comerciales en Ambato y allí me dirigí. Es una ciudad que no dio buen feeling y preferí buscar un parking cerrado y con puertas de hierro que resultó ser un polideportivo al que por aquí llaman con un rimbombante Coliseo Cerrado de Deportes. Pernocté dos noches mientras hacía esas indagaciones. Si algún día pasáis por la región, recordad que de querer comprar chaquetas de cuero o, cualquier otro artículo en cuero de muy buena calidad, lo podéis hacer en Quizapincha, también escrito Quisapincha. Zapatos de cuero en Cevallos. Diseño y precio.
                      Para recibir el primero de octubre me hice una excursión inolvidable. Desde Ambato a Riobamba se puede comenzar tanto dirección sureste como suroeste porque las dos rutas rodean la mole del Chimborazo. La parte este es la más frondosa, la occidental es casi desértica y me tocó hacerla al atardecer, con sol de espaldas, ideal para que refleje ese desierto, con muchísimas vicuñas Adjunto algunas fotos. Todas hacen lo mismo cuando se acerca un coche: no huyen, pero te dan la espalda.
                      El Chimborazo, 6.264 metros de altura, no es la mayor altura de la tierra con respecto al nivel del mar, que evidentemente es el Everest, pero debido a la forma achatada de la tierra por los polos, el Chimborazo es el que está más lejos del centro de la tierra y también es el más cercano al sol. La carretera sube hasta los 4.400 metros. El filtro de aire no estaba en las mejores condiciones de limpieza y como me paré en una ocasión en un fuerte repecho para hacer unas fotos, luego me las vi y deseé para salir de allí porque no había forma de que la AC avanzara. Eso sucedió a unos 4.200 metros de altura. Me dejé ir hacia atrás 200 metros, con muchísima precaución, hasta donde el repecho disminuía y llorando-llorando, empezó a moverse cuando lo intenté por enésima vez. Ya me veía acompañando a las vicuñas.
                      En esas inmensidades, no había ni señal de internet ni tampoco de teléfono. Para desdramatizar este hecho, contar que un ciclista cargado con dos bolsas laterales enormes, que subió hasta los 4.400 metros, paró a mi altura y se ofreció para ayudarme. Me sentí muy pequeñito.
                      A la mañana siguiente para evitar cualquier inconveniente posterior, lo primero que hice fue limpiar el filtro ya que no había el repuesto original, aunque creo que lo encontraré pronto, presumiblemente en la ciudad de Cuenca.
                      Riobamba fue mi próximo destino después del colosal volcán. Esta ciudad fue la cuna donde empezó la República y además fue la primera ciudad fundada por los españoles en Ecuador. Tuvo mayor relieve de lo que tiene ahora, pero todavía permanecen bonitos edificios, neoclásicos y barrocos construidos en la época colonial y que están bien conservados.
                      Como anecdótico resaltar que hay que ir al mercado de La Merced, en el centro de la ciudad. Hay una competencia feroz llamando a cualquier posible cliente que entre patio de comidas. Se disputan el vender el cerdo asado, que aquí llaman hornado, pero llamando a los visitantes con tremendos gritos, ofreciendo un pedacito para hacer la degustación. Las más aguerridas, son las que más venden. No había pensado nunca que la competencia pudiera ser tan salvaje y despiadada, porque viendo lo que se ve, se intuye que fácilmente llegan a las manos.
                      Al día siguiente para Baños del Agua Santa por una carretera mediocre que pasa por Penipe y desde donde ya se comienza a ver de frente el volcán Tungurahua, que tampoco es cualquier cosa: 5.023 metros. Según cuenta la historia, en una batalla entre los guerreros indígenas comandados por Rumiñahui y los españoles, dirigidos por Benalcázar, cuando ya casi habían vencido los guerreros indios, se produjo la erupción del volcán Tungurahua y las tropas, aterrorizadas por la erupción, se retiraron de la batalla.
                      La atracción más nombrada de esta zona es el Pailón del Diablo. Bajar se baja bien, pero subir cuesta y mucho ya que aquello tiene mucha pendiente. Desde abajo, donde cae el agua hasta el aparcamiento, se tardan 40 minutos de mucho desnivel. La cascada y la posa donde se precipita el agua son soberbias y pagó la subida.
                      Sin poder decir que ya comienza el calor, el aparcamiento del Pailón está a 1.400 metros de altura y se nota que el clima está cambiando. Me he encontrado muy a gusto en toda la zona andina, con alturas entre 2.600 y 3.500 que yo he agradecido mucho y ahora toca ir bajando hasta la provincia ecuatoriana de la Amazonía. Vamos a ver si los mosquitos se comportan. Yo les voy a ayudar a comportarse con altas dosis de repelente.
                      Si en Colombia no se veían AC, en Ecuador siguen con la misma tendencia. Las poquísimas que se ve, en su mayoría son kombis de los años 1.980-1990 de matrícula argentina y que es, con mucho, la nacionalidad que más viaja por Sudamérica.
                      Me ha sorprendido la cantidad de aparcamientos que hay en todas las ciudades ecuatorianas, y mucho más en la capital, Quito. La razón es evidente, según los que cuidan los parqueaderos y también los usuarios. Tienen miedo porque hay muchos robos de coches. Por signos externos, no da esa impresión, pero debe de ser así porque de lo contrario no habría uno junto al otro, incluso en zonas azules exteriores donde se paga por hora, la mayoría de plazas están desocupadas, y la gente prefiere los aparcamientos privados con vigilancia. Excepto en zonas muy lejos de algún centro urbano, siempre me he quedado en los parkings. Por la noche entera lo normal es pagar 3 USD y durante el día con luz solar, 4 USD. Por hora, dependiendo de la zona, cobran entre 0,75 y 1 USD.
                      Saludos
                      Archivos Adjuntos
                      Editado por última vez por Diego Bali; 06/10/2018, 06:07:02. Razón: Inclusión de fotos

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                      • Diego Bali
                        Usuario
                        • 18 dic, 2016
                        • 140
                        • Cordera 45. Torremolinos

                        La próxima provincia hacia el oriente, es la de Amazonía y hacia allí que me dirigí, sopesando la posibilidad de que hubiese mosquitos, pero en este caso, como en tantos otros, me venció la curiosidad. Al parecer, o no los había, o no se fijaron en mí y así continué sin sobresaltos, hasta llegar a Palora que es una ciudad insulsa y que visité porque estaba en la ruta hacia Cuenca. También, porque en Ecuador es la cuna de la pitahaya, una de mis frutas preferidas.
                        Dormí junto al mercado, en plena avenida principal y no hubo muchos ruidos, más allá de los de la chavalería con sus motos, fenómeno mundial e imparable. Afortunadamente, a las 11 de la noche, ya dejaron de malgastar gasolina.
                        Ruta para Macas, bastante anodina y nada de especial interés. Aquí encontré una dirección facilitada por algún overlander y pernocté en un sitio perfecto, junto a la entrada al parque Rivadeneira.
                        Al día siguiente proseguí camino hacia Cuenca, y esta ruta sí que fue una muy agradable sorpresa.
                        La carretera en pocos kilómetros sube desde los 500 metros, la más baja desde que dejé el Caribe colombiano, hasta los 2.600 metros, es decir de un calor moderado al fresquito de la sierra ecuatoriana y además de ese regalito, la ruta es muy atractiva, desde pasados unos kilómetros más allá de Méndez, hasta Sevilla del Oro. Son 135 kilómetros de una belleza indecible. La carretera es la transversal austral, E40.
                        Campos cultivados en las empinadas laderas de las montañas que dan un colorido como en pocos sitios se pueden ver. Desde mi punto de vista, esta ruta es imperdible, a pesar de la mediocridad de los kilómetros anteriores a Palora. Adjuntaré más de una foto de esos bellos paisajes.
                        Dormí en Pallatanga, junto a Sevilla del Oro, al lado de una iglesia que estaban reformando. Calma chicha.
                        Desde allí, la carretera sigue siendo atractiva, aunque va descendiendo el nivel de encanto y así hasta llegar a Cuenca que es una ciudad que mantiene el esplendor de tiempos pasados y donde además de las dos catedrales, la vieja y la nueva, las iglesias de Santo Domingo y la de San Blas y el teatro Sucre, hay una cosa primordial que ver y es la confección del famosísimo sombrero panamá, que no es oriundo de Panamá como su nombre pareciera indicar, sino de la costa ecuatoriana, cerca de Guayaquil y que posteriormente se manufacturará en esta zona de la serranía. Además de la ciudad de Cuenca, también son productoras las localidades de Sigsig y Gualaceo.
                        En la empresa que dirige la familia de Homero Ortega, que es la que tiene el museo más significativo y donde también se pueden apreciar algunas de las fases más tardías de la confección, te pueden ofrecer un sombrero desde 30 USD hasta los más de 300. Si acaso, no estás contento con esta última elección, lo puedes encargar, con la máxima calidad, ligereza y hecho a tu medida, pero su precio entonces puede alcanzar los 2.000 USD
                        Siempre va a haber caprichosos. Yo me compré uno de la escala más módica que casi seguro me va a dar el mismo avío.
                        Visité el museo de Pumapungo que está en la zona de la Iglesia de Todos Santos y que es también una zona arqueológica que patrocina el Banco Central de Ecuador. Muy buen museo con diferentes salas temáticas. En la planta superior se exhiben atuendos del día a día de muchas zonas ecuatorianas, también otros más coloridos para días festivos y muchos objetos domésticos, incluidos utensilios de cocina y comida. En la planta inferior hay una completa colección de numismática y contiguo al edificio del museo, está la zona arqueológica.
                        No quisiera acabar este pequeño relato sobre Cuenca sin incluir un lugar donde es obligación pernoctar. Se llama “Tu Parada en Cuenca”.
                        Es un hostal overlander donde también puedes dejar tu AC. Miriam, es la propietaria de este lugar, simpatiquísima y con ganas de agradar a cualquier visitante. En esta casa que dispone de un buen garaje capaz para 4/6 vehículos en función de los tamaños, hallarás baño con agua caliente, cocina exterior con una barbacoa; dispone también de vaciados de aguas negras, cosa muy poco usual en Ecuador y Wifi rápido. Está muy cerca del centro donde se llega a pie en solo 10 minutos y el sitio es seguro y recomendable. Toda la familia es encantadora y la verdad es que sientes que es una pena tener que seguir camino.
                        Desde Cuenca hasta Huaquillas, que es la frontera con Perú, la ruta tiene poco interés. Eran las 4 de la tarde al llegar a la frontera y preferí cruzar porque no se veía mucho tráfico y pensé que a la mañana siguiente el tráfico iba a estar más espeso.
                        En la parte peruana y al igual como sucediese a la entrada a Ecuador, otra vez muchos venezolanos haciendo su particular cola mientras que a los viajeros con pasaporte distinto, nos facilitaban los trámites migratorios.
                        Importante saber que, para salir de Ecuador, dos kilómetros antes de donde se hallan los edificios de Migración entre los dos países, hay unas oficinas CEBAF, Centro Binacional de Atención Fronteriza, que es donde se debe devolver el original de la importación temporal de vehículos que se hizo cuando se entró a Ecuador. De no hacerlo, hay que rehacer lo andado.
                        Después de ese trámite, en la frontera propiamente dicha, se sella la salida del Ecuador y también la entrada a Perú. Llama la atención que llegas antes a la oficina de Migración de entrada a Perú que la de salida de Ecuador. Cosas raras veredes, Sancho…
                        Con estas formalidades hechas, es cuando se hace la nueva importación temporal del vehículo a Perú. Están en el mismo edificio y no es complicado. No tenían intención de inspeccionar el vehículo, pero al tratarse de una casa rodante, decidieron visitarla.
                        Me dieron permiso de inmigración y el de la importación para el vehículo por 90 días. Todo gratis, pero en caso de sobrepasar la estadía, hay multa de 380 USD por día excedido tal y como ocurrió en la frontera con Colombia.
                        En caso de fuerza mayor y tener que salir del país de forma imprevista, se puede detener la estancia de esos 90 días, solicitándolo en cualquier oficina de Aduanas del país, pero me avisaron de que no era conveniente de que sucediese algo “imprevisto”, como si eso fuese posible, ya que había mucha burocracia en la tramitación. La detención de ese reloj es similar en todos los países por donde voy cruzando y habría que dejar la AC en un centro habilitado para esa función para que tuviese validez.
                        El seguro para Perú cuesta 20 USD para un mes y 35 USD para dos meses. Yo opté por la segunda opción por no tener aún decidida la extensión de mi estancia en Perú. Este seguro no cubre los daños a los vehículos sino solo a los pasajeros.
                        En el mismo edificio para sellar la entrada a Perú, hay una oficina de información donde proveen de folletos turísticos y dan oportunas explicaciones sobre las zonas a recorrer. Es sin duda un detalle esperanzador, pero que rápidamente al adentrarse en el país, esas perspectivas empiezan a diluirse. Esperemos que solo haya sido una rápida y negativa percepción y que el día a día se encargue de llevarme la contraria. De momento, al llegar a Tumbes, ciudad fea y destartalada como pocas, las tarjetas que habitualmente uso, no son aceptadas, el precio del diésel se ha cuadriplicado con respecto a Ecuador, el seco clima convierte todo en aridez y se palpa en el ambiente que el orden no va a ser la característica del país. Algo que tenía olvidado se presenta en la conducción: el sonido del claxon es permanente.
                        Hay una frontera, pero yo diría que, aunque físicamente no la hubiese, sentiría que estoy en otro país muy diferente, a pesar de que haya la misma lengua. Mantienen una áspera rivalidad y los peruanos llaman monos a los vecinos del norte y estos, llaman gallinas a los peruanos.
                        Perú tiene una considerable extensión, como dos veces y media la de España y espero que la cosa cambie en el largo recorrido por venir.
                        He comprado una nueva tarjeta SIM y la elección ha recaído otra vez en Claro porque es la que ofrece mayor cobertura. Muy bien de precio ya que, por 30 soles te ofrecen 3 Gigas, además de llamadas, creo que ilimitadas dentro del país y seguro, redes sociales sin límites. Cada dólar se cambia a 3,30 soles y un Euro a 3,86
                        Con la inquebrantable esperanza de que los iniciales augurios sobre el país, no se confirmen,
                        Saludos
                        Archivos Adjuntos
                        Editado por última vez por Diego Bali; 15/10/2018, 03:53:03.

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                        • Diego Bali
                          Usuario
                          • 18 dic, 2016
                          • 140
                          • Cordera 45. Torremolinos

                          Con poco más de 1.000 km hechos en Perú, me inclino por pensar que no han mejorado, ni poco ni mucho las perspectivas iniciales.
                          Tampoco han mejorado porque ya es una constante el que pongan topes o reductores de velocidad, como eufemísticamente los llaman. En muchos de ellos hay una señalización, pero hay bastantes donde no hay nada y eso en carretera abierta, puede hasta resultar peligroso Donde haya un caserío, es suficiente para que pongan dos, uno a la entrada y otro a la salida.
                          Ya había comentado que el combustible es muy caro comparándolo con Ecuador, pero doy el dato concreto: el precio del galón, fluctúa entre los 12 y los 13 soles, o sea que 3.50/ 4 veces más caro.
                          En las ciudades, no en carretera, están todos unidos por un denominador común llamado claxon. Nivel Estambul.
                          En la parte positiva, sí que coloco a la comida. Incluso en lugares humildes, la gente de la cocine se esmera en darle al plato una forma y presentación adecuadas. Precios muy económicos. El menú puede ir desde 5/6 soles hasta los 12/14, con primero y plato principal.
                          Taxis hay pocos porque claramente se han impuesto las motos con capota, parecidos a los tuk-tuk tailandeses. También muy baratos. Medio euro, incluso algo menos, por una carrera de un kilómetro
                          La ruta desde que se llega a la costa, es muy recta y se puede sacar una media razonable, pero en ningún caso más de 60/70 debido a que se pasa por el centro de todas las poblaciones y además los reductores de velocidad, cumplen su función.
                          De Tumbes me dirigí a Zorritos donde hay largas playas y bastante bungalows, restaurantes y hostales. Me fui a quedar en un camping en la misma playa que está regentado por un español y por quien pregunté tres veces para saludarlo, pero no pude verlo, aunque él tampoco hizo nada por verme, a pesar de que solo éramos dos AC las que estábamos en ese camping.
                          Quise hacer un poco de gasto, ya que el lugar es barato, solo 15 soles y pedí hasta tres platos diferentes ofrecidos en la carta y no tenían ninguno de ellos, o sea que tuve que decirles que me dijesen lo que tenían disponible y elegí un pescado. El camping se llama Tres Puntas y desde luego no lo recomiendo. Los inodoros no disponen de cisterna ni de papel y el lavabo tiraba al piso todo el agua. Tienen piscina que yo no usé.
                          Como iba buscando una Fiat, me dirigí a la anárquica y desordenada ciudad de Piura. El Google Map me daba una dirección para el concesionario y resultó que allí no estaba. Aparqué y estaba a más de 200 metros, pero cuando llegué me dijeron que ya no eran Fiat. Me dieron el nombre de los nuevos representantes de la marca, otra búsqueda en Internet y allí me dirigí…pero al llegar, un cartelito para aumentar el descontento, en el que decía que se habían cambiado de dirección. Nueva búsqueda y por fin llegué, pero ya se había hecho la hora del almuerzo y hubo que esperar. Tras esa hora y media de demora, me dicen que no tienen en stock el filtro de aire y que tardaría en llegar, caso de pedirlo, no menos de 20 días. En fin, tuve que añadir dosis de paciencia.
                          Me he extendido un poco sobre el asunto de Fiat porque me parece que lo que hace, al menos Fiat en Latinoamérica, concretamente en la parte que yo he recorrido, como mínimo, es de una actitud muy poco profesional.
                          ¿Cómo es posible, que un concesionario oficial, no tenga ni el más mínimo filtro de aceite, de gasóleo o cualquier minucia? Estaría de más quejarse, si no tuviesen un representante oficial, pero habiéndolos, no es de recibo.
                          Además, en caso de haberlo encontrado, si un filtro, por ejemplo, el de aire, en Europa cuesta 10/15 €, en esta zona te cobran 96 USD
                          En todas las ciudades de Perú por las que ya he pasado, en teoría hay servicio Fiat. En Tumbes, Piura, Chiclayo y Trujillo así se anuncian en Internet y atención que, excepto Tumbes, son ciudades con más de 500.000 habitantes.
                          Cuando llegas a la dirección marcada, es un garaje, a veces un edificio, donde están los logos de un montón de marcas, japonesas y coreanas en su mayoría y por supuesto Fiat, pero al menos, de Fiat, no tienen nada de nada. Hay que pedirlo y el plazo de entrega es de tres semanas, lo cual es inasumible para nosotros viajeros. El alternador en Colombia se saldó con una espera de 25 días.
                          Es de suponer que tendrán una central en, vaya Vd. a saber dónde, eso si no es en Europa y desde allí surten lo que pidan. Lo de surtir, lo veo como un verbo, positivo en exceso.
                          Por las carreteras y ciudades y tampoco dentro de estos falsos concesionarios, jamás veo una Fiat Ducato, ni de carga ni de pasajeros, o sea que esa información, debe de ser para aparentar una internalización de la marca y hacerse una publicidad, gratis y falsa, porque no son en absoluto eficientes.
                          Volveré a intentarlo en Lima y mientras tanto, iré limpiando el filtro hasta que me encuentre con el amigo Antonio Alcántara, que se ofreció a traerme un filtro y las pastillas de freno, desde España y ya está en Argentina.
                          He ido pernoctando en estaciones de servicio, aquí conocidas como grifos, y que prácticamente te permiten quedarte en todas ellas. Normalmente gratis, aunque siempre agradecen una propina. También suministran agua, aunque no repostes diésel. El gasóleo en Perú es conocido como petróleo.. Todas tienen aseos.
                          La ciudad de Trujillo, es la más interesante y limpia de las que mencioné antes. La Plaza de Armas es francamente atractiva y como tienen cinco carriles entre los jardines centrales y los edificios, queda muy espaciosa.
                          Con todo, la atracción principal de la zona es el sitio arqueológico de Chan Chan, entre Trujillo y Huanchaco, que es una pequeña población costera con bastante infraestructura para el turismo.
                          Chan Chan Consta de 9 ciudadelas y está construida en adobe. Es la mayor de América hecha en ese material, y fue la ciudad capital del reino Chimor.
                          Casi todo este sitio arqueológico está protegido por una estructura sencilla de bambú y un tipo de plástico rígido porque en esa zona costera el viento bate fuerte y se nota que el deterioro es rápido porque el adobe es bastante vulnerable. Esta protección no resulta muy estética, pero debe de ser necesaria
                          La entrada cuesta 20 soles y además de las ciudadelas de Chan Chan, el precio incluye la visita a un Museo, muy cerca del monumento principal y dos Huacas bastante retiradas de Trujillo pero si se va para el sur, se pasa por estas dos sitios arqueológicos que están en Moche y están bien indicados.
                          He pasado dos noches en Puerto Morín, un desvío hacia la playa entre Trujillo y Chimbote. Playa extensísima, ideal para largos paseos en la más completa soledad. Muchos chiringuitos con buena comida marinera. Yo hice dos almuerzos en el restaurante Milena donde, la dueña que a su vez es la cocinera, tiene muy buena mano. Te pasan la clave WiFi que luego puedes usar dentro de la AC.
                          Zona muy tranquila y por las noches, puro silencio, aunque me dijeron que es preferible que no sea domingo
                          Me hubiese quedado algo más tiempo en esa playa, pero he hecho ya alguna cita más al sur, concretamente en el Observatorio astronómico ALMA, de San Pedro de Atacama, Chile y aunque me parece que no llego a tiempo, voy a intentar de compaginar esa visita con la ruta prevista para Perú y Bolivia.
                          Ya estoy camino del Parque Nacional de Huascarán donde hay varias excursiones importantes y espero se comience a ver un poco más de verde y algunas cumbres nevadas, porque hasta ahora todo ha sido de una uniformidad en la aridez e incluso, muchas zonas de desierto, que al menos a mí, me cansa un poco. No son esas atractivas dunas de arenas tostadas sino una sequedad que se extiende por el terreno muy plano con abundante concentración de toda clase de bolsas de plástico y botellas desechadas.
                          He releído lo escrito desde que entré a Perú y no me parecen unos comentarios positivos, pero sí son como yo lo he visto.
                          ¡Ah, no todo va a ser negativo! Estaba buscando en las farmacias una vacuna contra la gripe y me dijeron que, en las Postas, (ambulatorios médicos) las ponían. Efectivamente así fue y prácticamente sin ninguna espera y además gratis, a pesar de no ser local. Esto sucedió en la Posta de la ciudad de Paiján.
                          Saludos
                          Archivos Adjuntos
                          Editado por última vez por Diego Bali; 21/10/2018, 06:45:11. Razón: Inclusión de fotos

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                          • PEPONIDES
                            Usuario
                            • 23 nov, 2006
                            • 573
                            • El mundo

                            Hola Diego, que maravilla de relato, nos deleitas con cada entrega. Las fotografias son impresionantes. Vaya paisajes y ciudades extraordinarias que nos muestras. Debes estar disfrutando muchisimo de este gran viaje. No me extraña. Sigue deleitándote con esos maravillosos paisajes y aventuras que estas viviendo y que nos haces vivir a nosotros a través de los relatos y fotos. Un abrazo y saludos.
                            P.D. Esperamos la siguiente entrega con mucho interés.

                            Comentario

                            • Diego Bali
                              Usuario
                              • 18 dic, 2016
                              • 140
                              • Cordera 45. Torremolinos

                              La esperanza de mejores paisajes, se hizo realidad como consecuencia lógica del comienzo de las subidas hacia el Parque Nacional del Huascarán y así abandonar la seca franja costera. Unos 40 km antes de Chimbote, en la pequeña ciudad de Santa, está el desvío.
                              Ahí comienza una ruta bastante paisajística con distintos cultivos en función de la altura, que aportan diferentes tonalidades y componen una ruta mucho más agradable. Este trazado que sigue paralelo al rio Santa, se dirige al Cañón del Pato, que es la primera atracción de la ruta y donde los primeros kilómetros están bien, pero a partir de Yuracmarca, se estrecha mucho y comienza una sucesión interminable de cortos túneles, exactamente 45, ninguno con luz artificial, algunos sobre el mismo cañón con ventana y la mayoría de ellos en curva, obscuros y sumamente angostos. Cada vez que aparece un coche o camión en contra, que afortunadamente no hay muchos, uno de los dos tiene que retroceder y buscar un hueco para que el otro pase. La ruta es muy estrecha, ya que sigue el trazado de una antigua línea de ferrocarril que quedó destruida en su totalidad en el terremoto de 1970 que asoló por completo a varias poblaciones, todas ellas en el departamento de Áncash.
                              La historia, en pocas palabras fue, que se produjo un tremendo terremoto de intensidad 7,9 en la escala de Richter, a 50 km de profundidad en la costa del Pacifico, cerca de Chimbote y donde más impacto tuvo fue en la zona andina. Inmediatamente después del terremoto, en el Huascarán que tiene dos cimas, la parte más norte de la cima norte, se derrumbó y en su descenso llegó a alcanzar, una velocidad de entre 200 a 300 km/h y en ese mortal camino, esa avalancha de hielo y rocas, cruzó por varias lagunas a las que desaguó, empujando esta agua además de las rocas y el hielo hasta el valle, donde se encontraban esas ciudades.
                              Las ciudades de Yungay y Ranrahirca quedaron al 100% sepultadas en lodo. En el camposanto de Yungay aún hoy se pueden los restos oxidados de un autobús. Casi todas las casas eran de adobe y, lógicamente de un solo piso mientras que el agua y el lodo avanzaron con 10 metros de altura al llegar al valle.
                              Hay que decir para situar la inmensidad de la catástrofe, que el Huascarán tiene la friolera de 6.768 m.s.n.m. y Yungay está a 2.500 metros
                              Los datos oficiales hablan de que hubo 50.000 muertos y 20.000 desaparecidos, pero los lugareños hablan de bastantes más.
                              Una señora mayor, que tiene una pequeña tienda junto al estacionamiento donde pernocté, me contó que venía en autobús desde Caraz, y el autobús se estropeó poco antes de llegar a Yungay y esa circunstancia fue la que salvó la vida a todos los ocupantes del bus.
                              Después de estar dos noches entre Caraz y Yungay, leí que esta carretera, más conocida como la del Cañón del Pato, en Áncash, está entre las 10 más peligrosas del mundo según la serie televisiva Rutas Mortales, emitida por el History Channel
                              De haber sabido ese detallito y además de conocer las condiciones de la tragedia, no sé si quizás hubiera preferido quedarme… y seguir viendo la aridez de la costa, que bien mirado tienen buenos pescados. Todo es susceptible de empeorar.
                              Desde Yungay sale una pista de tierra, a veces consolidada y a veces con piedras sueltas, hasta la laguna de Parón situada a 4.200 metros y que yo preferí hacer en taxi. Ida y vuelta son 40 km. Me pidieron 120 soles por el taxi que en un principio no me pareció tan barato pero una vez visto el estado de la pista, hubo que añadir algo ya que era de justicia. Todo fuese por la posterior salud de la AC.
                              Hay que abrigarse, yo creo que siempre, pero si hay aguanieve, aún más.
                              Quizás las lagunas más visitadas son las de Llanganuco, a las que se tiene que acceder desde Caraz. Misma operación con el alquiler del taxi. Esta vez sólo 80 soles, con una hora de espera en las lagunas. Son 20 km solo la ida, pero por mejor pista que la que accede a Parón. También a la considerable altura de 3.850 metros. Al final te piden un extra para el “almuersito” pero me pareció de sobras justificado.
                              Allí hay dos lagunas interconectadas, la primera es la hembra, con el nombrecito en quechua de Chinancocha y la segunda el varón, Orconcocha
                              Las dos lagunas son de origen glaciar, de color turquesa, casi comparables a la canadiense de lago Louise, en Banff, pero sin el carnaval asiático. Hay más de 200 lagunas, de mayor o menor tamaño en todo el Parque Nacional, pero pocas accesible con auto; son las atracciones más renombradas además de las altas montañas que marcan alturas que fluctúan desde los 5.500 metros, hasta los casi 7.000 del Huascarán.
                              Por la entrada a la zona de las lagunas de Llanganuco, cobran 15 soles. La de Parón, es gratis. Organizan tours que salen bastante más económicos, pero por razones de horarios, no coincidí.
                              Otra laguna muy nombrada es la 69 pero hay que hacer trekking de 3 horas sólo ida, además del camino en taxi o van. Se necesitan no menos de 8 horas.
                              Me quedé a dormir en Caraz, en el parking de la Policía de Salvamento de Alta Montaña. Fue un acierto fuera de lo común. Aseos, agua caliente, vigilado 24 horas y por si fuera poco me llevaron en uno de sus coches hasta el mercado y allí se cuidaron de que me dieran el mejor precio posible para el taxi en la subida a Parón. Por la noche, también me llevaron al centro de la ciudad para hacer unas compras. Por si fuera poco, todo gratis. Genial.
                              En Carhuaz, un poco más al sur, el domingo había una feria donde se venden muchas artesanías y productos de las huertas cercanas, muy interesante de ver. Mucho colorido con las vestimentas de la gente indígena.
                              La capital de la zona es Huaraz, ciudad también devastada por el terremoto por lo que todo es nuevo, pero de mal gusto. Es un buen centro para organizar excursiones por todo el Parque. Si alguien quiere comer un buen solomillo (aquí lomo fino) hay que llegarse al restaurante La Brasa Roja. Excepcional.
                              Para ir a Chavín desde Huántar, como hay que cruzar la Cordillera Blanca, hay dos opciones. La primera antes de llegar a Huaraz, por el túnel de la Punta Olímpica. Este túnel tiene la particularidad de ser el más alto del mundo. Algo más de 4.700 metros y era mi opción favorita debido a esa curiosidad. La policía me dijo que en un día como el que hacía (de perros, con perdón de los canes) era mejor la segunda opción. Hay que pasar Huaraz y dirigirse a Cápac que es donde está el desvió para Chavín y que, como un regalo, la carreta pasa justo pegadita por otra laguna: la Querococha. Espectacular y gratis. La carretera se empina hasta el túnel Kahuish que, aunque no sea el Punta Olímpica, sí es el segundo en todo el mundo ya que está a 4.516 metros. Adjuntaré foto. Nada más cruzar el túnel hay una tremenda estatua conocida como el Cristo de la Cordillera Blanca que por desconocido, sorprende. Esta carretera es excelente.
                              En ese punto, las aguas que caen hacia el este son las que irán a parar a la cuenca del Amazonas y posteriormente al Atlántico y las del oeste, llegarán al Pacífico.
                              Chavín de Huántar es cuna de la civilización Chavín, que habitó la zona desde los 2.000 años a. C. teniendo su apogeo entre el IX y el V antes de Cristo, aunque Chavín es de 1.200 a. C.
                              En este sitio arqueológico, a las zonas subterráneas no se puede acceder y no hay mucho más que ver excepto la situación y la disposición geométrica de todas las partes del complejo. La erosión, en un lugar sumamente húmedo, ha trabajado muy negativamente, como no puede ser de otra forma y estas semi ruinas muy abandonadas, tienen mala cura. Ahora bien, a través de una donación del gobierno de Japón, el museo es una realidad espectacular. No está anexo a las ruinas sino a unos 5 km
                              Si se es mayor de 60 años, aunque no se sea peruano, 10 soles es el precio de la entrada que incluyen el sitio arqueológico y el museo.
                              En la terminal de buses, al fondo, hay un enorme aparcamiento vigilado, muy conveniente para pasar la noche.
                              Hay que reconocer que, a pesar de las limitaciones en el inicio de la carretera desde Santa hasta la zona andina, es de una gran belleza y una vez terminada, contento de haberla recorrido.
                              Desde la entrada a Perú, la temperatura ha sido buena, tirando a fría. En la costa, sorprendentemente para estar en una zona intertropical, durante los días, no más de 25 grados y noches de 15. En la parte andina, las noches de 6 grados y vecinos.
                              La corriente fría de Humboldt de aguas muy profundas y que se desplaza hacia el norte, muy posiblemente proveniente de la Antártida, es la causa de esa bonanza en la temperatura y también de que la costa peruana y el norte de Chile sean casi un desierto y que el cielo esté permanentemente cubierto de neblinas costeras. Debido a que las aguas son muy frías para su latitud, la evaporación es muy escasa y de ahí la falta de precipitaciones.
                              La carretera a la salida de Chavín se vuelve a empinar hasta los ya habituales 4.200 metros y se pasa por otra laguna, Conococha, muy cercana a unas minas de cobre donde ya se han producido varios altercados con los comuneros que acusan a la dirección de esas minas de ser los responsables de que vayan descendiendo el nivel de aguas en la laguna.
                              Desde esos 4.200 metros de altura hasta los 690 metros de Chasquitambo, se pasa en solo una hora y 75 km de brusco descenso y, a partir de esta última población, se vuelve a retomar la senda árida de la costa. Pernocté en Barranca que tiene una buena playa y desde ahí, por Huacho, al otro día camino de Lima.
                              No voy a extenderme mucho sobre los 50 km anteriores a llegar a Lima, pero fueron de disparate. Dicen que es la peor entrada a Lima y es posible que la hora, sobre las 5 y las 7 de la tarde, las obras, un accidente que se había producido, no ayudasen, pero tamaño desorden no es fácil de igualar.
                              Con la llegada a la capital, se mejoró el desbarajuste y sin más sorpresas dignas de mención acabé llegando al estacionamiento que había reservado en un hostal. Me quedaré 6/8 días en Lima antes de enfilar un poco más al sur, hacia las líneas de Nazca. Antes, a disfrutar de la buena comida peruana
                              Saludos
                              Archivos Adjuntos
                              Editado por última vez por Diego Bali; 30/10/2018, 04:38:27. Razón: Inclusión de fotos

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                              • Diego Bali
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                                • 18 dic, 2016
                                • 140
                                • Cordera 45. Torremolinos

                                Muchas gracias Pepónides por tus comentarios. Me has pillado justo cuando escribía este último sobre Perú y la llegada a Lima.
                                Saludos

                                Comentario

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