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  • Diego Bali
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    • 18 dic, 2016
    • 140
    • Cordera 45. Torremolinos

    Lima

    La enorme capital del Perú, con más de 9 millones de personas ofrece unos vivos contrastes entre los barrios de Miraflores, San Isidro, San Borja e incluso Chorrillos y el resto de la ciudad. Estar en esos barrios es como estar en cualquier distrito de buen nivel occidental y si hablamos gastronómicamente de muchísimo nivel.
    Son muchas las clasificaciones que circulan en la red, algunas sobre los mejores restaurantes mundiales, otras sobre Latinoamérica y en todas ellas, los restaurantes de Lima están presentes con calificaciones muy destacadas.
    Como ya era sabido, ya venía predispuesto para visitar y comer en los que me diese tiempo.
    El más conocido y reputado es el Central Restaurante en el barrio de Barranco. Soberbia oferta sobre las diferentes zonas geográficas del país, costa, sierra y selva. Hay menús de degustación, con 12 y 16 platos que, aunque sean pequeños, hay que tener apetito para acabarlos. Algún menú para vegetarianos. Todos maridados con vinos para la ocasión y algunos españoles. Los precios de estos menús son ligeramente más económicos que los que suelen costar los europeos del mismo nivel.
    Perú tiene una importante influencia japonesa y eso también se nota en la gastronomía. El Maido y el Osaka son buenas opciones.
    Fuera de esos, hay una importante oferta en restaurantes de pescados y mariscos. De ellos, estuve en Pescados Capitales, El Mercado, Costanera 700 y en el Club de Regatas. De todos ellos salimos muy satisfechos con la relación precio-calidad.
    La ciudad en sí no tiene grandes atractivos en forma de monumentos. La Plaza Mayor, con el Palacio del Gobierno y el cambio de la guardia, la Catedral y muy cerca la Iglesia de San Francisco. La Huaca Pucllana anterior a las civilizaciones preincaicas, en el centro de Lima, el Museo Nacional de Arqueología y la Plaza de San Martín donde en estos últimos días se produjo un importante incendio.
    La avenida Costanera es una notable arteria, con centros de deportes y también bastantes jardines a lo largo de este paseo.
    Para moverse por la ciudad, es útil usar Uber o Cabify que por aquí no tienen conflictos con los taxis, aunque en cierto tiempo sí que los hubo. Según los conductores ya no los hay “porque hay negocios para todos”.
    Hice con un taxi privado una visita al puerto del Callao. Muy colorido, pero todavía en fase de rehabilitación de algunos edificios antiguos. La vuelta a Lima es conveniente hacerla por el circuito de playas.
    Mientras tanto, las 9 noches que he pasado en Lima, la AC ha estado guardada en un hostal de Miraflores. Un poco ruidoso, pero con una localización muy adecuada.
    Saludos
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    Editado por última vez por Diego Bali; 03/11/2018, 03:30:14. Razón: Inclusión de fotos

    Comentario

    • Diego Bali
      Usuario
      • 18 dic, 2016
      • 140
      • Cordera 45. Torremolinos

      Fotos andinas, Perú

      En el relato anterior olvidé decir que por fin encontré los dichosos filtros de aire. Fue en la avenida Iquitos, en Lima donde hay cientos de tiendas que venden alternativos, es decir mercancía de procedencia chino-coreano-taiwanesa. Cada filtro unos 10 €.
      La salida de Lima hacia el sur no tuvo nada que ver con la entrada. Afortunadamente el día de mi salida cayó dentro del largo puente de Todos los Santos que y este éxodo benefició porque muchos limeños se habían marchado dos días antes a las playas.
      Un consejo: los tickets de los peajes es mejor guardarlos porque en la mayoría de los quioscos de las autovías, dudan qué tarifa aplicar. Hay que conseguir que apliquen la de los turismos ligeros o livianos. Con solo ese recibo, ya en todos los demás peajes lo aceptan y no hay que hablar más para que no comiencen a pedir los permisos de la AC.
      La Panamericana Sur bordea la costa y es casi toda autovía hasta llegar a Pisco, departamento de Ica donde no puede faltar la compra de alguna botellita del licor con el mismo nombre. Se puede hacer acercándose a cualquier bodega de las muchas que hay en Pisco o en Ica.
      A pesar de que es mundialmente conocido, la denominación de origen “Pisco” fue concedida a Perú en 2017, o sea que hace muy poco tiempo que los peruanos se encuentran enormemente satisfechos de poder ofrecer el magnífico pisco sour en botellas producidas en el país; no obstante, los chilenos no están, ni muchísimo menos de acuerdo con esa decisión.
      En el departamento de Ica hay que darse una vuelta por la ciudad de Paracas y sus islas Ballestas. En la ciudad, en franco desarrollo, se come y bebe bien y además hay una importante actividad turística
      Desde Paracas, mi dirección va un poquito más al sur, hacia el oasis de Huacachina. Era sábado y puente o sea que dificilísimo de mover con una AC por la pequeña ciudad del oasis. Después de dar dos vueltas fue imposible de aparcar y me debí salir a dos km del centro para poder hacerlo. Con un moto-taxi te llevan por dos soles. En el centro de las dunas, esta vez, de verdad bonitas y doradas, hay una laguna que es el punto neurálgico porque desde allí se ven las dunas y se puede hacer un paseo en barca y también tomarse un pisco sour.
      Viendo lo visto después de haber tomado unas pocas de fotos, me salí de la pequeña villa y me fui a dormir en una gasolinera un poco a las afueras de Ica.
      Realmente es sorprendente como con una característica orográfica, no excesivamente importante, un lugar se puede convertir en un boom turístico. Allí la gente hace fila para arrendar bugís, quads, motos, bicis, barquitas de pedales, canoas, hablar en las agencias de viajes, visitar bares, restaurantes...
      Siguiente día para seguir camino de Nasca. Como hay dudas de cómo escribir correctamente el nombre esta ciudad y también sus líneas de Nasca, además de Cusco, aprovecho para no repetirme posteriormente, para decir que el nombre oficial en Perú, incluso recogido en la Ley numero 30118 declarada por el Congreso de la República, de que el único nombre correcto es Nasca y obligando a todos aquellos responsables de rótulos, carteles y señales, a sustituirlos por el correcto. En la región de Cusco, ha ocurrido un efecto similar. En quechua se escribe quscu, y significa centro, ombligo, ya que fue la capital del imperio inca. En ese idioma no existe nuestra zeta.
      Viniendo desde el oeste, unos 25 km antes de la ciudad de Nasca, son claramente visibles, una a cada lado de la carretera, dos torres de hierro; la segunda que es unos metros más alta, aún no está en funcionamiento. Desde la que está funcionando, se pueden divisar tres geoglifos y bastantes líneas. La subida sólo cuesta 3 soles y desde allí se pueden ver los geoglifos: Manos, Árbol y Salamandra.
      Salamandra está partida en dos, debido a que la carretera cruza la figura por la mitad. Difícil de entender cómo esas cosas pueden suceder, pero así ha sido. Hasta hace muy poco se hacían competiciones de vehículos todo terreno, que han dañado la zona y que son claramente visibles desde la atalaya. Teniendo en cuenta la vasta extensión que tiene el desierto, parece de una irresponsabilidad importante.
      El aeródromo está a la salida del pueblo, dirección Cusco. Entrada al mismo pagando 6 soles por hora, que es de todo, menos barato. Allí te esperan dos o tres empleados de las muchas aerolíneas que operan. Escogí AeroNasca que me garantizaba que el próximo viaje partía en 15 minutos y yo me lo creí. Fue una hora de espera.
      Tienen su forma de marketing pero de los 120 USD que me pedían, después del regateo se quedaron en 60. Además de eso hay que pagar 30 soles por las tasas del aeródromo. Después de lo que había leído, no me pareció caro.
      La avioneta era una Cessna 207 de 6 plazas. La distribución de los asientos se hace en función del peso de los pasajeros. Como todos teníamos pesos similares, al viajar yo solo, me quedé con las dos plazas de atrás con lo que podía tomar fotos desde la derecha o de la izquierda, dependiendo del lado en que se inclinaba la avioneta.
      El día tenía visibilidad excelente, aunque hacía un poco de viento. Los pilotos tienen experiencia y pericia, por lo que todo fue muy bien.
      ¿Cómo es posible que no se sepa con certeza el origen de las líneas y geoglifos de Nasca? Se leen muchas ideas, opiniones y hasta de extraterrestres se ha hablado… De hecho, una figura se llama Astronauta, aunque parezca más bien una creación con fines comerciales.
      En estos momentos, la versión que tiene más seguidores y que aparece como más congruente es que los nascas, talaron grandes extensiones de bosques de árboles huarango, una especie de algarrobo, para hacer plantaciones de maíz que debilitaron sus suelos y concluye que, en una de las caprichosas manifestaciones de El Niño, hubo unas inundaciones catastróficas que además destrozaron los sistemas de irrigación que tenían los nascas. Este destrozo hizo que, en los posteriores años, con la permanente sequía que azota a la costa peruana, no tuviesen forma de regar cuando ya las necesidades para alimentar a toda la población eran grandes. Si hubo muchos años de hambruna, es posible imaginar el resto. Enfermedades, guerras, gobiernos corruptos y, por ende, ya podemos entrever quiénes iban a ser los beneficiarios de las escasas cosechas.
      Por las muestras de polen, se ha sabido que las más antiguas correspondían al huarango, un árbol centenario que era el mayor contribuyente de los bosques existentes, hasta ese siglo V, d.C. y debido a la desforestación, las siguientes muestras que aparecen en orden cronológico, son las de maíz y algodón y finalmente muchas muestras de mala hierba que vienen a indicar lo que llegó a suceder al no haber cultivos. Esta mala hierba también desapareció posteriormente y fue substituida por el desierto actual.
      Habrá sido lo que haya sido, pero hoy, el gobierno peruano, muy raquítico en facilitar otro tipo de señales en las rutas, inciden con machacona insistencia en cuidar la flora y el medio ambiente. Adjunto una muestra.
      Más allá de esas disquisiciones sobre la desaparición, hay algunas figuras más sorprendentes que otras. Las de Mono, Colibrí, Cóndor, Araña, yo las encuentro majestuosas. Hay algunas figuras que tienen más de 300 metros de largo y muchas líneas de hasta más de tres km.
      En cualquier caso, de venir a Perú y pasear por estas desérticas tierras, es un espectáculo imperdible que hay que ver.
      Los siguientes días han sido etapas más bien largas para lo que venía siendo habitual. Sobre los 200/250 km por día, que en estas carreteras no son 3 horas sino 6 y más. No porque estuvieran mal de asfalto sino porque subiendo y bajando continuamente cerros, ya se sabe que las curvan disminuyen la marcha.
      Desde Nasca comienza a subir la carretera hasta llegar a los 4.000 y más, donde allí la puna ofrece otro tipo de desierto en toda la meseta del Altiplano. Es un tipo de herbazal que cuando sopla el viento adquiere una bonita simetría en todas estas plantas ya que son muy ligeras.
      Grandísimas superficies desoladas, muy frías excepto al mediodía y muchos rebaños de alpacas, guanacos y ovejas. Un pequeño poblado de 8/10 casas cada 30/40 km es lo que uniforma la descripción. En medio de esa inmensa soledad, hay zonas de lagunas grandes, sin nadie a la vista.
      De vez en cuando, un rebaño con una pastora.
      En esas inhóspitas extensiones y como un inesperado regalo para la vista, las lagunas Yaurihuiri y Apinacocha, las dos a 4.200 m.s.n.m.
      Llegué ya entrada la noche a la bonita villa de Chalhuanca y allí dormí en la Plaza Bolívar, frente a la Casa de la Cultura, con la autorización de la Policía. Eso sí, piden desalojar el sitio a las 8 de la mañana
      En estos últimos kilómetros de la etapa, la carretera había descendido y así continúa hasta encontrarse con el cauce del río Grande. Lugar tranquilo.
      La zona ya no es tan pobre como la de la puna y comienzan a verse espacios con cultivos que contribuyen a mejorar la forma de vida de los habitantes de la comarca.
      Me llamó la atención en este recorrido, a diferencia de mi última visita a Perú hace ya más de 25 años, la ausencia de los trajes tradicionales de la zona.
      En las zonas más agrícolas, algunas mujeres aun los llevan, sobre todo en los días de mercado, pero los hombres, en su inmensa mayoría lo han substituido por ropa occidental, incluidas gorras de beisbol, jeans, sudaderas de dibujos y estilos norteamericanos, peinados a lo último y los menos, pendientes en las orejas. La devoción al teléfono móvil es significativa. A veces, incluso a los pastores se les ve enganchados al inevitable artefacto. En estas comunidades, el castellano es cada vez más utilizado en detrimento del quechua, aunque este sigue siendo más usado dentro del ambiente familiar.
      Avancé un poco más hasta la pequeña zona arqueológica de Saywite y allí pernocté. Había leído que había un guardia que además cobraba la entrada, pero no apareció hasta las 8 de la mañana. Desde luego que cualquiera que desee llevarse de allí las piedras que elija, lo puede hacer con impunidad porque durante la noche, nadie vigila y seguro que habrá sucedido varias veces.
      A partir de mañana ya comienzo a conocer la zona del Valle Sagrado de los Incas. A ver lo que da de sí.
      Saludos
      Archivos Adjuntos
      Editado por última vez por Diego Bali; 10/11/2018, 03:07:19. Razón: Inclusión de fotos

      Comentario

      • Diego Bali
        Usuario
        • 18 dic, 2016
        • 140
        • Cordera 45. Torremolinos

        Valle Sagrado de los Incas

        Desde Saywite se puede empezar a recorrer el Valle Sagrado de los Incas, alimentado por muchos ríos, con mayor o menos caudal que van a parar al rio Urubamba que es el que recibe las aguas de todos esos tributarios. El valle que va desde Cusco hasta Machu Picchu, tiene unos 100 kilómetros de largo, con mucho colorido, no sólo en sus colinas, sino que, además, están enriquecidas con el tipismo de sus pueblos y la vistosidad de la ropa de las campesinas porque los campesinos, poco aportan
        A la entrada de cualquier atracción de las muchas que hay, te ofrecen la posibilidad de escoger entre dos tipos de boletos; uno incluye 4 visitas, precio de 70 soles y validez de sólo dos días continuos, y otro, con 16 visitas, precio de 130 soles y validez por 10 días.
        No es muy conveniente el sistema porque en el primer caso, solo te dan dos días y si no lo completas, en ese plazo, quedan invalidados. Además pagas por atracciones que quizás no interesen.
        Yo lo compré y me perdí dos visitas que luego hay que pagar, comprando uno u otro boleto, caso de que quieras verlas.
        Por más cálculos que se hagan, no salen las cuentas. Quizás para la opción más corta, estando a las 8 del mañana ya aparcado en la primera visita y luego, a marchas forzadas durante dos días, pues igual se podría llegar, pero no era mi objetivo y además te fuerza a perderte algunas visitas.
        El segundo boleto, en ese momento, ni me lo planteé porque la diversidad y situación no me daba ni para empezar a hacer el calendario teniendo en cuenta que algunas están muy lejos y además, diseminadas. Para colmo, cuando se está en esa zona, hay atracciones, como las salineras, que no están incluidas en esos boletos y como tienen suficiente interés y no te las quieres perder…
        Parece evidente de que queriendo contentar a todas las comunidades, hacen esas estratagemas, tipo café para todos, en las que, o pierdes visitas o pagas doble, o te dejas los amortiguadores por esos caminos de tierra y baches. Ninguna de ellas es buena.
        Comencé las visitas en la villa de Maras, que tiene una bonita Plaza de Armas y luego por camino de terracería durante unos 8 km hasta Moray.
        Aquí hay una impresionante construcción inca, con muchos anillos concéntricos y que baja hasta unos 60 metros. Al parecer, fue una estación agro-cultural donde se medían las diferencias de temperatura y humedad que había en cada uno de los anillos y donde se ensayarían los diferentes tipos de cultivo destinados al valle. Al parecer, la temperatura va subiendo 1° por cada anillo y también habría variación de la humedad.
        Después de Moray, es imperdible la visita a las salineras de Maras. Hay que regresar por el mismo camino por el que se subió, y luego continuar desde Maras hasta las salineras que están a unos 6 km.
        Había mucha gente a pesar de la buena caminata que hay desde donde se puede aparcar hasta las salinas. Hay un manantial de agua salina, sin mucho caudal pero que sirve para llenar los más de 1.000 pozas, pequeñas y poco profundas, donde se va depositando esa agua salada y que, por efecto del sol, hace que el agua se convierta en una sal de color rosáceo, a causa de los minerales disueltos. No tiene interés comercial porque es muy pequeña la producción, pero sí para consumo local y, sobre todo, para el uso turístico.
        Desde allí la ruta se dirige hasta el precioso mirador del Valle en Huayabamba y posteriormente, se alcanza la carretera 28B que va a transcurrir por todo el valle.
        La villa de Urubamba, que significa meseta de arañas, asentada junto al rio del mismo nombre, es una ciudad que sigue en importancia a Cusco. Lo más destacado es la Hacienda del Chalán y el Museo Inkariy.
        En la Hacienda es posible darse una vuelta montando a caballo. Hay dos tipos de recorridos y cuesta 60 USD, lo cual no es barato. No la hice, pero sí entré al Museo Inkariy donde se concentra el esplendoroso pasado inca y también otras culturas precolombinas, como las de Paracas y Nasca, entre otras.
        Tanto si se empieza el recorrido del Valle, por Cusco o por la zona más cercana a Machu Picchu es imposible no duplicar el tramo Urubamba-Ollantaytambo. Desde Urubamba hasta Cusco si hay posibilidad de no repetir.
        Desde Urubamba yo me dirigí a Ollantaytambo que tiene una impresionante fortaleza inca, muchos escalones, muy altos, así que hay que tomárselo con calma porque son muchos los escalones.
        En la fortaleza hay unas colosales piedras de andesita, de muchas toneladas que fueron traídas de lugares lo suficientemente lejanos como para no comprender como se pudieron transportar y subir esas fuertes pendientes. Algo parecido a las pirámides de Teotihuacán.
        Muchas de estas enormes rocas, tienen unos cortes, absolutamente rectos y entrecruzados, que sugieren de que fue usada una tecnología, que quizás con el tiempo se perdió.
        La plaza central de este pueblo es realmente bonita y se han mantenido algunos edificios coloniales. Lo más llamativo es que en las pequeñas calles, todas muy inclinadas y construidas con piedras, hay repartidas acequias, a veces en un lateral, a veces en el centro, con el agradable rumor del agua.
        El tren de vía estrecha para Machu Picchu se puede tomar en Cusco o en Ollantaytambo. Cinco horas de traqueteo desde Cusco y una hora 40 minutos en el segundo caso. El precio, incomprensiblemente, es el mismo.
        Hay trenes para nacionales peruanos donde un solo trayecto que cuesta 30 soles, y para los locales de la zona, solo 4 soles. Los extranjeros tenemos que pagar en dólares y no es ninguna broma. La oferta incluye trenes, llamados First Class, a 130 USD el trayecto; los Voyager que, dependiendo de la hora de salida, están entre los 70 y 85 USD, y los llamados 360°, que están sobre los 100 USD.
        Todos tienen comidas incluidas. Yo escogí el Voyager.
        Además de los dos trayectos hay que pagar la subida y bajada en bus desde la estación de Machu Picchu pueblo hasta la entrada al Parque Nacional que fueron 24 USD. Para el boleto de entrada, hay que desprenderse de otros 52 USD. En total, la excursión, a mí me costó 210 USD.
        La calidad de los trenes es buena y el servicio es impecable, faltaría más. De tomar los trenes superiores, la cosita completa se iría hasta los 340 USD.
        Se puede llegar con buses colectivos saliendo desde Ollantaytambo hasta la Hidroeléctrica de Aguas Calientes. Eso es muy barato, pero luego hay que andar dos horas a buen paso hasta la salida del bus en Machu Picchu pueblo y desde allí adherirse, al bus de turistas. También se puede subir a pie hasta la entrada al Parque. En la subida se tardan unas tres horas y en la bajada, quizás 90 minutos.
        Una vez arriba, hay que pagar el ticket de entrada para turistas porque no hay otra opción.
        Yo quise salir un viernes y no pude, por estar agotadas las plazas de los trenes, o sea que tuvo que ser al día siguiente. La máxima capacidad para estar al parque es de 5.000 turistas días y a veces se completa. De ser así, los de Inca Rail te pueden echar una mano y colarte, siempre que se saquen los billetes con ellos.
        En suma, para subir por el sistema barato, es decir colectivo y caminata, hay que estar muy preparados físicamente y tardar bastantes horas hasta llegar arriba. Tampoco hay que olvidar que las lluvias en la zona son muy frecuentes y es bastante posible que se llegue empapado.
        Dejando de lado el tema pecuniario, hay que decir que es una de esas excursiones únicas. Incomparables. La fortaleza o ciudadela, está sobre el rio y se construyó antes del siglo XV. En la zona, tenían material de construcción en forma de rocas, tenían mucha agua y, sobre todo, tenían una envidiable posición estratégica.
        Sn embargo, el uso exacto para el que se construyó el enorme complejo, aún no se ha llegado a determinar porque para residir, siempre habría sido mejor el valle. Quizás como santuario religioso. Otros opinan que quizás fuese una fortaleza militar, o una mezcla entre santuario y construcción palaciega. Otro misterio del imperio inca.
        Hubo suerte con el clima del día elegido, que finalmente es mucho más importante que el precio porque de llegar arriba y que haya niebla o lluvia, como tantas veces sucede, no deja de ser un contratiempo importante.
        Es cierto que se puede consultar la previsión meteorológica, pero me dijeron que, debido al microclima de la montaña, es bastante inexacto. Quizás también lo dijeron para no complicar más la elección del día de subida.
        Lo billetes también pueden ser adquiridos por internet, aunque los precios son los mismos.
        Desde Machu Picchu ya enfilé el camino hacia Cusco, con paradas, primero en Chinchero. Es un pueblo pequeño con una plaza de Armas muy abierta, con muchos vendedores, sobre todo de artesanías textiles. La Iglesia Católica de Chinchero fue erigida donde antiguamente estaba el templo y no permiten la toma de fotos, ni con flash ni sin flash.
        En la zona es muy popular la degustación del cuy. Es un roedor que a veces parece una rata y a veces, sobre todo por el pelaje, un conejo. Una vez asado, la piel es muy crujiente y el color de la piel es muy llamativo. Yo me decidí a probarlo, y no me disgustó. Una pieza entera, lo cual es mucho para una persona, cuesta entre 35 y 40 soles, unos 10 €
        Luego, la carretera sigue el curso del rio y así se llega a Písac. Este lugar es sencillamente impresionante. Está a 3.000 metros de altura y lleno de terrazas que era el sistema para poder cultivar en las altas e inclinadas pendientes. En mi opinión, después de Machu Picchu, es lo más interesante de todo el Valle Sagrado de los Incas, por delante de Moray.
        Como al llegar a Chinchero, si no sacas el famoso boleto para, como mínimo 4 atracciones, no puedes entrar, pues no hubo más remedio que ver lo que incluía la otra opción del boleto con 16 atracciones donde estaba Chinchero y 15 más, y como la mayoría estaban en Cusco y alrededores y esta opción tiene una razonable validez de 10 días, fue la mejor alternativa. Ahora, ya con la experiencia de haber terminado el recorrido, aconsejaría de comprar la segunda opción al llegar a la primera atracción, porque 10 días es tiempo más que suficiente sin atosigarte con la marcha y también, porque resulta más económica.
        El escribir cada día sólo un poquito, sin manejar lo que ocurra en los próximos días, da lugar a estos vaivenes en la opinión.
        Saludos
        Archivos Adjuntos
        Editado por última vez por Diego Bali; 14/11/2018, 07:12:37. Razón: Inclusión de fotos

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        • chogori
          Usuario
          • 4 abr, 2012
          • 3679
          • Ames (A Coruña)

          Estupendo relato y magníficas fotos.
          De la peligrosidad de la carretera entre Huaraz y Caraz te puedo dar fe. Hacer ese tramo de carretera en 'colectivo' es una experiencia no apta para cardíacos. En una ocasión llegamos a tal nivel de tensión que directamente amenazamos al conductor de la furgoneta. Los locales están habituados; pero curiosamente una vez que nosotros nos enfrentamos al conductor del bus, la mayoría de los pasajeros locales nos apoyaron. Circular en esos vehículos es como jugar a la ruleta rusa en cada curva.

          Saludos!
          Editado por última vez por chogori; 13/11/2018, 12:41:03.
          sigpic Keep on moving...

          Comentario

          • Diego Bali
            Usuario
            • 18 dic, 2016
            • 140
            • Cordera 45. Torremolinos

            Es muy cierto. Peligro inminente en cada curva. Los conductores ganan más si hacen más trayectos, el control policial es inexistente y como los accidentes cuentan menos que el beneficio, la locura reina.
            Me parece muy bien el reclamarles sensatez.
            Saludos

            Comentario

            • Diego Bali
              Usuario
              • 18 dic, 2016
              • 140
              • Cordera 45. Torremolinos

              Desde Cusco hacia el sur a través de la 3S, seguimos en las alturas, aunque no está mal el piso de esa carretera, hasta los últimos 30 kilómetros que andaban de obras construyendo nuevos puentes. Se pasa por Oropesa y finalmente por la laguna de Langui, por donde estaba cayendo un fuerte aguanieve. Allí había mucha altura, largamente por encima de los 4.000 metros.
              Finalmente, llegada a la ciudad de Espinar donde no tenía proyectado dormir. Bonita Plaza de Armas y la Policía que me dirige a dormir frente a su Comisaria. Buen sitio, parking amplio y, tranquilo a pesar de estar en fiestas.
              Bueno, la ruta o lo que sea, que sale desde Espinar hasta Chivay en el valle del Colca, de alguna forma la tendremos que llamar; empezó bien y por carretera asfaltada que se acaba a los 25 kilómetros de la salida.
              Comienza una pista que el GPS dice que son 33 kilómetros, de tierra y en un estado más o menos razonable, pero que al llegar a ese punto, en el que yo pensaba que volvería el asfalto, pues en su lugar continua la trocha. Aclaro que pista, aquí, significa carretera asfaltada.
              Me informo por los locales para ver si me volvía o seguía y, claro, la percepción es distinta de lo que para ellos es una buena o mala carretera. Como ellos insistían en que la carretera era buena, me adentré, pero pasados 20 kilómetros, a la vista de lo que veía, dudé nuevamente de continuar o regresar. Después de dos consultas, decidí de seguir porque para tomar la otra alternativa, más o menos asfaltada, tenía que retornar hasta Espinar, y ya con 4 horas de ruta hecha, tomar otro camino que era 160 km más largo y que además tenía muchos tramos en obras…La media que se saca no es más de 12/14 km/h
              No lo vi muy claro y decidí seguir. Menuda decisión la mía. Lo único bueno es que no hubo ningún percance serio, más allá de tener que vadear dos ríos y pasar por embolsamientos de agua de más de doce metros de largo.
              Para resumir: los 120 km se tradujeron en 8 horas y media netas de viaje. con alturas superando los 4.750 metros, con hondos barrancos y ni un solo guardarraíl protector.
              Ni un solo cartel indicativo, sin señal de internet y por tanto con la intuición como única ayuda.
              No tengo yo recuerdos de haber hecho un viaje con esas tremendas condiciones. La mala ruta en cuestión es la 111.
              Por fin se llega a Chivay que es el centro donde se reúne todo el mundo para hacer la excursión a la Cruz del Cóndor y el mirador del valle desde donde se les puede ver. El camino por todo el valle del Colca ya es magnífico y resarce de las penalidades del día anterior. Hay que salir temprano en la mañana en esta excursión para estar en el sitio adecuado, antes de que los cóndores decidan salir a buscarse su alimentación.
              El valle se va estrechando paulatinamente después de la salida de Chivay y en el camino, muchas alpacas y llamas pastando.
              El cóndor es el ave de mayor envergadura de todo el mundo, ya que alcanza los 3 metros con las alas abiertas, puede volar hasta los siete mil metros de altura y planear durante horas aprovechando las corrientes térmicas que se producen en su zona.
              Y se vieron, aunque no hubo tantos como todos pensábamos. Salieron sobre las 8 de la mañana desde una de las grandes cuevas que hay muy cerca de donde está levantada la Cruz y estuvieron planeando, aprovechando las ondas térmicas, como dos horas, pero pocos al mismo tiempo.
              La verdad es que fue un espectáculo por lo insólito de poder ver cóndores andinos en pleno vuelo.
              Hay varias localidades tranquilas y bonitas en la ruta, sobre todo Yanque y Maca. Esta última tiene la iglesia más interesante de todo el valle y donde caso de querer, se puede pernoctar, aunque yo preferí hacerlo en Chivay, en la Plaza de Armas, porque había más cosas para hacer.
              En Maca, hay una estatua en bronce de un héroe inca asestándole un golpe mortal a un soldado español. Lo menciono, por lo extraordinario que resulta hoy en día, el ver esas demostraciones de exaltación guerrera, más allá de la justificación por habernos llevado hasta el jabón.
              La carretera con destino a Arequipa, sí que está muy bien. Antes de llegar a una bifurcación donde está el desvío para Puno y luego Bolivia, está el mirador de los volcanes. Buena explanada donde es posible estacionarse y contemplar la fila de 7 volcanes. Estamos aún en la época seca y sólo había un poco de nieve en la cima del Ambato, pero eso no le restó majestuosidad a ese horizonte.
              En esta inhóspita superficie hay muchas apachetas, o montículos hechos con la combinación de varias piedras de la zona y que sirven como ofrendas a la Pachamama. Otros indígenas en contacto con los turistas dicen que también se pueden pedir deseos…y claro, regalar algunas monedas.
              La ciudad de Arequipa, aunque la llegada sea algo decepcionante, como todas las grandes ciudades sudamericanas que crecen y crecen desorganizadamente porque no pueden encauzar el aumento demográfico, ofrece en el centro histórico, básicamente alrededor de la Plaza de Armas, mucho interés.
              Algunos dicen de ella que es la mejor Plaza de Armas del Perú; yo la pondría después de Cusco, pero antes que Lima y Trujillo. Además de la catedral, la plaza está rodeada en los restantes tres flancos, por los Portales de Arequipa. A menos de una cuadra, la Iglesia de la Compañía de Jesús y en la otra esquina junto a la plaza, la iglesia de la Merced; todas construidas con piedras labradas de color blanco de origen volcánico.
              Esta plaza aún mantiene un aire provinciano con familias enteras reunidas, ocupando los bancos de la plaza, que a mí me resulta agradable y evocador
              Las construcciones más importantes de Arequipa están hechas con sillares de piedra blanca procedente del volcán Chachani.
              Además, del complejo de la Plaza de Armas, yo destacaría el Convento de Santa Catalina con una enorme extensión de 20.000 metros cuadrados y con clara evocación española, principalmente sureña. Las calles de Córdoba, Málaga, Sevilla, Granada, Toledo y también Burgos, son los nombres dados a las calles de la ciudadela porque en definitiva se trata de eso. Ha sido un convento de clausura con vida propia dentro de la ciudad donde se ha hecho un soberbio trabajo de restauración y donde han mantenido los arbotantes y arquería sobre enormes pilares tratando de salvaguardar los efectos de los frecuentes terremotos de la zona. Está abierto al público hasta las 6 de la tarde y a partir de esa hora es cuando recupera sus funciones religiosas.
              En la calle perpendicular al convento, está la Iglesia de San Francisco que, de forma invariable, también está revestida con el clásico sillar blanco de Arequipa.
              Estuve por la mañana en el popular mercado de San Camilo. Allí se está bien porque tiene una altura considerable y hay unas aperturas superiores por las que el aire circula bien, además de que la temperatura en la ciudad sea muy agradable. En este mercado hay franca competencia entre los puestos de frutas para colocarla y hacerla más atractiva a la venta.
              Mañana último día en Arequipa antes de retroceder unos 100 km y tomar el desvío hacia el este, a Puno y el lago Titicaca. Me quedan unos 500 kilómetros hasta la frontera con Bolivia que pienso hacer en dos o tres etapas.
              En total, van a ser 45 días en Perú, algunos más de lo que pensé cuando entré por el desértico norte costero.
              Saludos
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              Editado por última vez por Diego Bali; 22/11/2018, 05:48:16.

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              • merot
                Usuario
                • 21 may, 2007
                • 1098

                Buen viaje, me tienes pegado al ordenador cada vez que veo un nuevo escrito tuyo con esas fotos impresionantes, gracias por compartir tus vivencias.
                Saludos y buenos kilómetros.

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                • pryku
                  Usuario
                  • 29 may, 2014
                  • 318
                  • Maresme

                  A mi también, envidia sana!!!

                  Gracias

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                  • Diego Bali
                    Usuario
                    • 18 dic, 2016
                    • 140
                    • Cordera 45. Torremolinos

                    Muchas gracias Merot. Ahora voy a insertar unas fotos de la zona de Cusco y Arequipa, Saludos

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                    • Jose Luis Tenerife
                      Usuario
                      • 12 dic, 2006
                      • 2163
                      • La Caleta de Adeje. Isla de Tenerife.

                      Hola Diego.
                      No sé cuantas veces te he dado las gracias y por distintos medios... Gracias.
                      Somos muchos los que leemos y callamos. Este hilo, tiene cerca de las 17.000 visitas...
                      Hasta pronto y sigue abriéndonos el futuro camino.

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                      • Diego Bali
                        Usuario
                        • 18 dic, 2016
                        • 140
                        • Cordera 45. Torremolinos

                        Hola José Luis y Pryku: agradecido de que en algún momento los detalles puedan ser útiles. Los detalles de las coordenadas de las pernoctas, las conservo todas y no las publico porque su lectura sería una pesadez. Cuando acabe el viaje, las pondré todas en un Excel y las pasaré a quien las pueda usar.
                        Supongo, que en el caso de José Luis, en unas semanas ya estarás retomando lo que aplazaste. A Pryku no le conozco personalemnte pero le deseo igualmente lo mejor en sus salidas.
                        Abrazotes

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                        • Diego Bali
                          Usuario
                          • 18 dic, 2016
                          • 140
                          • Cordera 45. Torremolinos

                          Aún conté con un poco de tiempo extra en Arequipa y lo aproveché para visitar la Casa Museo del Nobel Vargas Llosa. Interesante visita muy bien explicada por medios audiovisuales durante casi una hora y media.
                          Cuando me disponía a comenzar la nueva etapa, se encendió la luz de las pastillas de frenos. Con unas llamadas de teléfono comprobé que no había forma de encontrar las originales, pero localicé un taller, de los que aquí llaman “pastilleros”, que se comprometía a cortar asbesto con la forma de la pastilla y remacharlo con el hierro de la mordaza.
                          Como no tenía otra opción útil, me decidí a probarlo y…resultó. He hecho, los siguientes 300 km recorridos, con mucha precaución, no he notado nada raro y aunque es posible que se gasten antes, también espero que no haya problemas hasta que llegue a Argentina donde al parecer sí que abundan los motores Ducato y espero que usen el mismo tipo de pastillas delanteras. De hecho, posteriormente he sabido que en Colombia es muy normal recurrir a esta estratagema solo para evitar hacer gasto.
                          Salida al día siguiente con ruta hacia el enorme lago Titicaca, que en lengua Aymará significa, pumas grises y nada que ver con lo que bromeábamos de chiquillos.
                          Me quedé a dormir a 8 km de una ciudad, tirando a horrible como es Juliaca y, si el peruano es claramente el hispano que más le gusta tocar el claxon, lo de esta ciudad y también lo de Lima, es tirando a demencial. Por todas partes y sin razón aparente sonidos mil. En Juliaca, concretamente, desde las bocinas normales hasta las potentísimas neumáticas, pasando por silbidos, sirenas, cornetas… Verdaderamente algo con poder suficiente para sacarte de quicio.
                          Al día siguiente ya estaba en Puno, justo a la orilla del lago, pero como había leído que no es una ciudad tranquila, continué la carretera va bordeando esa enorme masa de agua, mayor que las provincias de Madrid o Barcelona.
                          Recorrido muy bonito teniendo a la izquierda de la carretera el inmenso lago azul que más bien parece un mar y así hasta llegar a Yunguyo, frontera con Bolivia por la parte peruana y después de pasar unos sencillos trámites, hasta la oficina de Kasani, en la migración boliviana.
                          Las formalidades son los habituales, sin ninguna sorpresa. Como esta frontera no es la más concurrida para pasar de Perú a Bolivia, no había ni una sola persona que estuviera pasando con dirección a Bolivia. Quizás por ser ya viernes y ser sobre las 17:00. La frontera se cierra a las 18:00 y hay que tener en cuenta que en Bolivia van una hora por delante de Perú y no hay horario de invierno/verano. En media hora todo solucionado incluyendo la importación temporal del vehículo. Todo es gratis
                          El permiso para el vehículo me lo han dado por 90 días, aunque a pesar de eso, el permiso de Migración es por solo 30 días, prorrogables en cualquier oficina de una ciudad importante. Parece un contrasentido, pero así es. El seguro, no es obligatorio siempre de no estar más de 30 días en el país y como ese es justo el plazo que me he puesto para llegar a San Pedro de Atacama, Chile, me ha cuadrado perfectamente.
                          La moneda de Bolivia, es el boliviano. Se cambia a 6.90 por un dólar, a 7.50 por un euro y a 2 Bs por un sol.
                          A unos 15 km pasados la frontera, se encuentra la pequeña ciudad turística de Copacabana. Es un lugar ideal para hacer excursiones por el Lago Titicaca. Las más conocidas son la visita a la isla del Sol y a la isla de la Luna, a una hora de navegación con lanchas cubiertas y protegidas del sol, que aunque haga fresco, quema. Más cerca aún, las islas flotantes.
                          Desde aquí también hay tours para ir con guía a las ruinas preincaicas de Tiahuanaco o Tiwanaku. De haber entrado al país por Desaguadero, quedan al paso y de hacerlo por Copacabana, hay que dar un buen rodeo. Cuestión de tiempo libre y ganas. Yo he preferido no ir a Tiwanaku porque estaba un poco saturado de ruinas. Desde México hasta aquí, han sido muchísimas.
                          En la playa de Copacabana hay sitio para dormir justo en el paseo de la Costanera. Hay jaurías de perros intentando establecer su supremacía a base da ladridos, o sea que no fue muy tranquila la segunda de las noches; la primera sí lo fue.
                          Nos reunimos 5 coches: 1 alemán, 2 argentinos, 1 ecuatoriano y el que subscribe.
                          La ruta desde Copacabana camino de La Paz es simplemente maravillosa
                          Hay que cruzar el lago Titicaca en una barcaza en Tiquina Se tarda 30 minutos y cuesta 80 bolivianos. Una vez cruzado este estrecho de tan solo unos 300 metros, el lago se deja a la derecha
                          Es una experiencia un poco diferente porque la barcaza no es nada comparable a lo visto, por ejemplo, en la Austral de Chile. Son muy viejas y las maderas dejan bastante que desear. Va una sola persona en la barcaza que hace de cobrador, piloto y marinero y además es el barquero. En la barcaza, sólo cabían mi AC y una pequeña Nissan, aunque hay alguna un poco mayor.
                          Al emprender el viaje, se sigue disfrutando de un extraordinario paisaje sobre el lago y reconozco que tuve dudas en algún momento de haber tomado ese camino por no repetir algo ya visitado hace años, pero ha sido un completo acierto.
                          Cuando nos acercamos a La Paz, aún a 30 km la carretera ya deja ver muchos suburbios y bastante tráfico, aunque no he notado el atosigamiento acústico de Perú.
                          Como sea que, en más de una ocasión, pude observar cosas extrañas en el comportamiento de la AC y habiendo ya cambiado filtros y sin hacer más de 3.000 km, empecé a sospechar que algo tenía que ver la altura en ese comportamiento. Efectivamente es así y yo lamento la tardanza en verlo tan claro.
                          De la misma forma que a los humanos a partir de los 3.000 metros nos puede afectar el mal de altura, igual les pasa a los motores. Debido a una baja importante de la presión del oxígeno, eso hace que el rendimiento del motor disminuya por la mala combustión. A medida que sube la altura, la presión baja más y más y la quema del carburante no se hace con normalidad.
                          Incluso alguna vez, al arrancar en frio se ha parado y hay que intentarlo dos o tres veces. Si hay que arrancar en una subida, puede pasar hasta que el motor se quede clavado y sin fuerza alguna. Esas consecuencias, estando a 5.000 metros de altura se repiten con cierta frecuencia. Como la altura no hay quien la elimine, excepto viajando por la costa, lo más sensato es no parar, ni en pendientes ni en arcenes sin asfaltar o donde haya piedras que dificulten la adherencia.
                          Al parecer los motores modernos, por medio de sensores y todo el sistema de computación que incorporan, ayudan mucho a que la cosa no sea tan grave, pero como usuario, en alturas importantes, yo si que he encontrado dificultades.
                          Desde las cordilleras colombianas, donde fuera de la costa, es más bien un tobogán de alturas variables, en todo Ecuador, Perú y Bolivia se vive continuamente en una altura muy considerable, aparte de que se disfruten de unos días en la costa. Hay días completos que se está entre 3.500 y 5.000 metros. Ya hemos comentado que es algo que hay que tener muy en cuenta, tanto para la AC como para el soroche, la salud y para el frío. Esta tendencia va a ser la habitual en zonas de Chile y Argentina.
                          Había planeado desplazarme por la ciudad de La Paz, en coche o en funicular por lo que me decidí a buscar aparcamiento en el vecino El Alto. Ha salido muy bien porque el elegido, está a menos de 200 metros de una estación de funicular.
                          Desde 2014, funciona el teleférico por cable, que une diversos puntos de las ciudades de La Paz y El Alto y curiosamente tienen dos récords a nivel mundial, uno para cada una.
                          En primer lugar, la ciudad de El Alto es la ciudad, considerando solo las mayores de 30.000 habitantes, más alta del mundo, con 4.150 metros de altura. También, ese funicular con sede social radicada en La Paz, es con mucho, el transporte urbano de ese tipo más extenso en el mundo. Por 3 bolivianos, te puedes pasear en las cunitas por las alturas, durante tres km y muchas veces, solo en la cabina.
                          Hay muchas líneas, diferenciados por colores, donde se pueden hacer transbordos y la más impactante, sobre todo desde el punto de vista turístico, es la roja, porque es la que ofrece de golpe la vista de la capital procedente de El Alto. Imponente vista destacando, en su conjunto, todos los techos rojos de la capital.
                          Estaciones limpias, taquillas ordenadas, indicaciones precisas y mucho personal de servicio caso de necesitar ayuda. Excelente.
                          Aproveché ya que estaba en mi ruta, que donde se juntan la línea roja y la azul, es la entrada principal a un extensísimo mercado, llamado la Feria 16 de Julio, en El Alto. Este mercado se extiende por muchas calles y avenidas adjuntas a esas paradas de funicular.
                          Se vende de todo, tipo mercadillo ibérico, pero con una desorbitada extensión. Son miles de puestos de comida, artesanías, ropa, calzado, piezas de coches, neumáticos, eléctrico, computación, libros, muebles, pinturas, cerámicas, automóviles de segunda mano que, aunque están prohibidos, se transan. Se negocia con absolutamente de todo.
                          Como hay una tremenda competencia, parten de precios sensatos, aunque siempre se puede regatear un poquito. La Feria está abierta los jueves y domingos.
                          Hoy ha sido un día intenso con visita al típico Mercado de la Brujas lleno de todo tipo de amuletos entre los que sin duda destacan los fetos de llama, de muy variados tamaños que se entierran debajo de la tierra en muchas situaciones, pero todas para contentar a la Madre Tierra o Pachamama. Los sapos secos son otros de los animales disecados favoritos.
                          Suena muy extraño en esta época, pero no hay que olvidar que Bolivia es el país con mayor población indígena de toda Sudamérica y su nombre oficial es el de Estado Plurinacional de Bolivia y debido a su tremenda variedad étnica y social hay que aceptar las creencias de todos para poder dar cabida a todos.
                          Continué por la Plaza Murillo donde se halla el Palacio Quemado o Palacio de Gobierno, que es desde donde se ejerce el poder Político ya que el Judicial permaneció en Sucre.
                          Muy cerca del centro comercial y financiero de la ciudad, la calle Jaén, una estrecha calle, llena de leyendas y misterios. Hoy, hay buenas casas residenciales, negocios de numismática y antigüedades y más recientemente, pubs y pequeños restaurantes.
                          Una última visita al mirador de Killi Killi y obtener vistas del centro de la ciudad y también del barrio Sopocachi. De todas formas, como la vista que hay desde El Alto a La Paz en la línea roja, no hay ninguna igual
                          Un aviso: en Bolivia se están haciendo esfuerzos por poner al día todos los billetes en circulación, tanto nacionales como extranjeros y los Bancos de la avenida Girón se encargan de cambiarlos por nuevos o seminuevos, si no están rotos y solo manchados o pintados. Es un buen momento para cambiar aquellos USD que tengan alguna tara. Los Euros, no suelen presentarlas porque las cosas, en ese apartado, se hacen bien por allí.
                          Otro dato útil para las tarjetas SIM: desde México he venido usando Claro porque es la de mayor cobertura. Este hábito se rompió al llegar a Ecuador, porque no había forma de introducir el número de mi pasaporte y la encargada, consintió en prestar su número de identidad para que lo usara yo. Las Farmacias son unos de los establecimientos delegados de la comercialización de esas tarjetas en ese país. El otro país ha sido Bolivia. Aquí no existe Claro y, también el empleado de la distribuidora, me prestó su titularidad.
                          Mañana me propongo salir ya para Oruro y posteriormente hacia Cochabamba.
                          Saludos
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                          Editado por última vez por Diego Bali; 28/11/2018, 04:32:53. Razón: Inclusión de fotos

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                          • Diego Bali
                            Usuario
                            • 18 dic, 2016
                            • 140
                            • Cordera 45. Torremolinos

                            Un pelín enrevesada la salida de El Alto, pero nada de especial complicación. Autovía excelente con 3 o 4 peajes hasta Oruro, pero de solo 10/12 Bs cada uno. Esta es una ciudad minera, con extracción de estaño principalmente y también plomo y plata. La plata está casi agotada, aunque hubo un tiempo que estuvo entre las primeras del mundo aunque por lo que más destaca Oruro, y por lo que es muy conocida, es por el carnaval que se celebra en febrero de cada año.
                            La ciudad es pequeña y plana, con muchísima población indígena, las estadísticas hablan del 90 % considerando indígenas y mestizos. El resto para blancos y criollos. Es ya una constante el que, donde quiera que haya una aglomeración de gente, pueblo o ciudad, para vender su producción, la gente se agolpe en medio de la calle con pequeños puestos y a veces, solo con dos canastos.
                            Bolivia tiene, con mucho, el PIB más bajo de toda Sudamérica, pero yo tengo la impresión de que no es, ni mucho menos, el país más desordenado y caótico. Debe de ser por la propia idiosincrasia del local, por su ausencia de prisas y, en lo referente a la conducción, para mí un regalo el que casi no se oiga el claxon. Por supuesto, alguno sí que se oye, pero lejos de la fanfarria colombiana y peruana. Debido al bajo PIB, la densidad de los automóviles es escasa. Los autos privados escasean y todo el mundo viaja en colectivos y minibuses. Un colectivo cuesta 1,5 Bs, es decir menos de 20 céntimos de euro el viaje.
                            En Oruro, interesante para ver, hay dos plazas casi consecutivas una detrás de la otra, la Iglesia y el museo del Socavón y justo desde ahí, la salida en el funicular al cerro de la Virgen. En una mañana, comenzando temprano, alcanza para ver lo más sobresaliente.
                            La pernocta fue en el aparcamiento del aeropuerto. Genial porque casi no hay aviones, quizás haya uno, máximo dos salidas al día. Cuidadísimos y múltiples aseos, wifi muy rápido y de ser necesario, hasta médico gratis. En un panel, hay un gran mapa del departamento de Oruro.
                            Los escasos aviones, van a Santa Cruz de la Sierra, la ciudad más populosa del país, en un vuelo de solo 45 minutos.
                            La carretera desde Oruro a Cochabamba transcurre toda por alta montaña. Desafortunadamente están desdoblando la calzada y tocó mucha obra. Cuando la autovía esté lista va a ser una gozada porque llega hasta los 4.500 metros de altura y las montañas de tonos rojizos, son espectaculares y rondando los seis mil metros. De hecho, toda la carretera oscila entre los 4,000 y 4.500 metros, hasta acercarse a Cochabamba, donde baja de golpe hasta los 2.500. Estos tremendos desniveles, son una constante en los países andinos.
                            Debido a esta altura media, la temperatura aquí es primaveral. Es una ciudad más grande de lo imaginado ya que el área metropolitana supera ampliamente el millón de habitantes.
                            Visité en los dos días en que estuve, la Catedral, los tres mercados del centro, que están a pocos metros uno del otro y los tres con mucha actividad, la plaza del 4 de Septiembre que en este caso es la principal y que para variar no se llama Plaza de Armas, el monumento a las Heroínas de la Coronilla, donde por dos veces me advirtieron de que gastase muchísimo cuidado y efectivamente, esa era la impresión que el sitio desprendía.
                            Me quedé a dormir en un lugar llamado Las Lilas que no es muy recomendable, excepto que la idea sea quedarse a descansar unos días, porque está lejos de todo y para encontrarlo, el GPS no lo localiza bien y fue un mareo el encontrar la puerta de entrada que además, estaba sin rótulo alguno. No es caro porque cobran 40 Bs, tiene césped bastante bien cuidado, tiene piscina y además te dan el desayuno, pero, aun así, no lo vi muy conveniente. Hay un minibús destartalado pero muy barato que lleva hasta el centro en 20/30 minutos que se pasan rápidos porque el colorido y la música salsera a todo volumen te alegran el día. De querer optar por parar y pasar unos días tranquilos, sí que es muy buen lugar.
                            En líneas generales, no vi a Cochabamba como un sitio para quedarse más de un día, o quizás, máximo dos.
                            A partir de aquí, la ruta está muy poco transitada cuando se toma la dirección a Sucre.
                            Debo decir que en Bolivia, también los camioneros usan el intermitente izquierdo para facilitarte el adelantamiento y aunque te imaginas cuál es su intención, no te decides a pasarlos hasta no tener visibilidad suficiente. Yo siempre tengo la impresión de estar haciendo algo prohibido.
                            Otro dato importante es el precio del combustible. El diésel está muy subvencionado para los locales, hasta el punto de que el litro cuesta 3,72 Bs mientras que, para las matrículas extranjeras, de hecho casi inexistentes, cobran 8,82 Bs. Esta importante diferencia hace que aparezca la picaresca, tanto por parte de los que atienden las estaciones servicios, como por parte de los usuarios. A veces, te lo suministran regateando el precio, por ejemplo 6 Bs, aunque también pagué 5 Bs y en otras ocasiones, te sugieren que te apartes del surtidor y con cubos y un embudo van poniendo el carburante. En este último caso, a mí me cobraron el precio boliviano, lo cual es un importante incentivo porque al cambio equivale a 0.45 €. El apartarse del surtidor es para que no te capten las cámaras de video porque los pocos extranjeros que circulan deben pagar el precio estipulado para ellos.
                            En otro orden de cosas, advertir que sacar dinero de los cajeros automáticos, si no es con Visa, es un problema. Para aminorar ese impacto, hay muchos lugares donde sí se cambian los dólares. El cambio de euros es menos habitual.
                            Tenía pensado haber llegado hasta Santa Cruz de la Sierra y posteriormente a las Misiones bolivianas, las últimas ya cercanas a Paraguay, pero finalmente desistí porque las temperaturas eran muy altas y también, porque en la ida y vuelta, se iban a los 3.000 km.
                            Una vez simplificada la decisión por el hecho de no ir tan al este, la carretera desde Cochabamba hasta Sucre, en sus 330 km, solo pasa por una pequeña población digna de mención y que está a mitad del camino, de nombre Aiquile y donde me quedé a dormir. Como tenían abierto el mercado hasta muy tarde, hice unas compras para salir pronto al otro día. Aquí, como en tantísimos otros lugares, pude constatar la listeza y reflejos de la gente que vende en los mercados, donde quiera que en el mundo se encuentren.
                            Ciertamente, ese mercado fue un oasis en el largo camino.
                            La noche, al ser sábado, no fue muy tranquila porque me quedé a dormir en la Plaza de Armas donde había un concurso local de futbolín, que duró hasta bien entrada la noche. La disposición de los jugadores en el tablero de juego, era como en el fútbol antiguo, 2 defensas y 5 delanteros, o sea que había goles en abundancia y por tanto, gritos a todo volumen y además, continuamente.
                            Hasta Sucre, lluvia y llegada un tanto decepcionante por la mediocridad en la construcción y en su estado de conservación.
                            Camino del centro, aquella primera impresión, comenzó a diluirse y una vez localizado el sitio donde iba a pernoctar, me dirigí a pie al centro y, vaya si cambió la cosa. ¡Qué magnífica sorpresa!
                            Esta impresión fue a mejor a medida que me acercaba a la plaza central. Todo el centro de la ciudad está perfectamente encalado, muy limpias todas sus calles y numerosas construcciones de mucho valor. Muy buena estructura colonial. Por no extenderme, porque hay que ver Sucre, destacaría la Plaza 25 de mayo, el museo Casa de la Libertad, la universidad de San Francisco Xavier, la Catedral, la basílica de San Francisco, el mercado Central, el parque Bolívar, el mirador de la Recoleta, Santa Clara, el cementerio Público y a unos 6 km de Sucre, en la ruta hacia Cochabamba, el parque Cretácico en el farallón de Cal Orck’o con la visita a las huellas de los dinosaurios. Se puede tomar un bus turístico y también se puede llegar con minibuses locales, muchísimos más baratos y que están marcados con el número 3 o la letra H. Bien documentado y con varias salas con proyecciones audiovisuales.
                            En conjunto, toda la ciudad merece la visita y aunque sabía que sigue siendo la capital constitucional del país y que lógicamente, debido a ese motivo era de esperar una cierta magnificencia, yo me he quedado encantado con lo que ofrece y me parece muy recomendable su visita.
                            El tiempo, ahora a primeros de diciembre donde aquí ya casi es verano, pero donde no hace calor si vas por las sombras, ya que bajo el sol y a mediodía, es otra historia es sumamente agradable. Sucre se encuentra a casi 3.000 m.s.n.m. Las noches son de 8/10 grados y durante el día, alrededor de los 20/22.
                            Tenía pensando haberme marchado de Sucre al quinto día después de mi llegada, pero como supe que había convocados durante dos días, paros y manifestaciones promovidas tanto por los detractores como por los partidarios del gobierno actual, preferí completar la semana en la ciudad y no arriesgarme a que me forzaran a pararme en cualquier lugar inesperado, sobre todo teniendo en cuenta que debido a la renuncia a visitar las Misiones, ahora sí que estoy a tiempo de llegar a San Pedro de Atacama en la fecha prevista. La visita al PN Eduardo Avaroa, aunque esté enclavado en Bolivia, la haré desde Chile porque la pista desde Uyuni hasta las lagunas Roja y Verde que están dentro del parque, solo se puede hacer en vehículos todo terreno, además de que el camino se extiende por la friolera de 350 km.
                            Pasado mañana salgo para Potosí y desde allí para el esperado salar de Uyuni. ¡Esperemos que la ruta se dé bien!
                            Saludos
                            Archivos Adjuntos
                            Editado por última vez por Diego Bali; 07/12/2018, 04:53:30. Razón: Inclusión de fotos

                            Comentario

                            • Diego Bali
                              Usuario
                              • 18 dic, 2016
                              • 140
                              • Cordera 45. Torremolinos

                              He incluido la visita al salar de Uyuni en este relato y la verdad es que ha quedado muy largo. El próximo, lo acortaré.
                              Antes de contar un poco sobre la ruta, aviso de que sacar dinero de los cajeros automáticos con tarjetas que no sean Visa, en Bolivia, es un poco difícil. Caso de intentarlo, mejor en el Banco Unión que está establecido en toda Bolivia. No cobran comisión excepto las que puedan cobrar en el país de origen.
                              Mejor en un cajero automático de la propia sucursal del Banco y no en uno de grandes almacenes o de
                              cualquier esquina porque la reclamación se hace ardua. Me pasó en el cajero de un supermercado y me costó algunas llamadas, incluidas tres a España, y a Visa Internacional, antes de la devolución. Al parecer, no están obligados y es potestad del Banco el devolverla o el quedársela. A mí me la devolvieron.
                              Para poner combustible, no sé si es necesario, pero yo me decidí por sacrificar un calcetín impar que me quedó después de una sesión de lavandería y utilizarlo como filtro. Me quedo más tranquilo.
                              No había comentado nada sobre los museos. No están muy bien dotados, casi en ningún caso. Hay siempre diferencia en el precio, tres o cuatro veces más caros para extranjeros que para nacionales, pero, en cualquier caso, siempre muy baratos.
                              Es oportuno llevar fotocopia de los documentos que se han necesitado para obtener el permiso de importación a la entrada del país, que aquí en Bolivia, la policía llama declaración jurada. Los originales, siempre que se pueda, mejor guardarlos en sitio seguro. Caso de tener que argumentar con ellos, es mejor conservar en nuestro poder los originales porque si no, se empieza perdiendo el pulso de una hipotética coima.
                              A pocos kilómetros al sur de Sucre, camino de Potosí, está el palacete de la Glorieta que bien vale una paradita. No sería gran cosa en Italia, pero sí lo es en Bolivia.
                              Fue mi despedida de Sucre para seguir un camino de 230 km, un poco anodino hacia Potosí. Lo único destacable son unas montañas, que yo encontré que presentaban una constitución morfológica muy parecidas a Montserrat. Esta zona, para encontrar otra coincidencia ibérica, se llama como la coruñesa Betanzos. Adjunto una foto que yo creo que confirma la similitud.
                              La llegada a Potosí, como la de tantas ciudades sudamericanas, en países con crecimiento demográfico vertiginoso debido a una reproducción natural sin cortapisas y que por tanto se traduce en un urbanismo muy deficiente, con edificios a medio terminar, ausencia de señales y circulación tirando a caótica, además de la ausencia de acabados de pintura en todos los edificios. Afortunadamente, al acercarse al centro, la cosa va mejor porque los fondos del Patrimonio de la Humanidad, se dejan notar.
                              Aquí hace frío por las noches, no más de 5/6 grados a pesar de estar en verano, pero claro, es una ciudad que está por encima de los 4.000 metros de altura y eso se nota.
                              Lo más atrayente de la ciudad de Potosí, sobre todo por lo que significó, es el Cerro Rico. La mayor mina de plata del mundo. Parece increíble que en pleno siglo XXI aún siga en producción después de casi 500 años de continua extracción. Dicen que todavía emplea a 20.000 mineros distribuidos en 70 cooperativas y que tienen 5.000 bocaminas abiertas…aunque parecen datos muy optimistas.
                              Estuve con un guía de los mineros que no me pareció que tuviese mucha idea de lo que decía. Me dieron un casco habilitado con luz y me hicieron subir por una trecha difícil y verdaderamente me arrepentí de no haber tomado un tour más organizado, que los hay. Por supuesto que el precio de la visita hay que negociarlo ya que me pidieron 100 Bs que se quedaron en 40 Bs.
                              Al Cerro Rico aún se le sacan minerales que una vez limpios dan básicamente producción de plata y estaño, además de zinc, plomo y cobre, pero todo el lugar se ve soportando una degradación importante como consecuencia de una minería irresponsable. Toda la zona está llena de inmundicias, desperdicios y mugre.
                              Se puede subir con tours organizados que usan microbuses y también con tomar los micros públicos por tu cuenta pero que, en este caso, verdaderamente no es conveniente. Hay que subir unas pocas de cuestas importantes desde donde te deja el pequeño bus hasta la bocamina y eso, a 4.200 metros de altura no resulta agradable.
                              Hablando de pequeños buses, decir que son todos importados de China, de segunda, tercera o vaya Vd. a saber de qué mano. No se han molestado en pintarlos ni tampoco en quitar los rótulos chinos que están por todo el micro. Esto no es exclusivo de Potosí y están en muchas ciudades bolivianas. Anécdotas andinas.
                              El día siguiente, además de corretear por toda la ciudad, lo dediqué a la visita a la Casa Nacional de Moneda que está emplazada en el centro de la ciudad. Muy buen edificio que ya no está operativo porque la producción de las monedas bolivianas se hace, hoy en día, entre España, Chile y Canadá por lo que muchas de las salas sí están ocupadas, pero dedicándolas a pinturas, mayoritariamente de pintores anónimos y otras, a artículos ornamentales de plata.
                              Hay una sala con las primeras máquinas que llegaron a Potosí, en la segunda mitad del siglo XVIII procedentes de España y que durante 60 años acuñaron muchos miles de monedas de onzas de plata, de una forma verdaderamente artesanal.
                              El edificio, situado junto a la catedral, merece la pena una visita. Otra vez hay que pedir a la diosa Fortuna, la de la buena y la mala suerte, aunque casi siempre se le asocie a la buena, que el guía esté a la altura, lo cual no es fácil en la mayoría de los casos.
                              En la ciudad de Potosí, hay más cosas para ver además de las citadas, todas muy cercanas entre sí, como la Plaza 10 de noviembre, la Torre de la Compañía de Jesús que es uno de los símbolos de la ciudad y varias iglesias, especialmente la de San Lorenzo.
                              A mi entender, la labor municipal de la ciudad deja bastante que desear, todo lo contrario que la espléndida Sucre. En estos casos, se nota muy bien la influencia del municipio mucho más allá de la influencia del gobierno de la nación.
                              Toda la ciudad está llena de garabatos y grafitis en lugares emblemáticos. Los pintores y poetas espontáneos se dedican a pintarrajear y ensuciar paredes con desesperadas declaraciones amorosas, con insultos a políticos, loas a sus equipos preferidos y cualquier otra ocurrencia.
                              Es una ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad, por todo lo que significó durante los siglos XVI y XVII, donde llegó a ser la ciudad más importante del mundo debido a su extraordinaria riqueza minera pero no estaría de más que la Unesco tomase medidas al respecto, si no es que ya lo esté sopesando porque está incluida en la lista del Patrimonio en peligro, no solo por la deficiente conservación del centro colonial sino también por el tratamiento de extracción del mineral dado a su Cerro Rico de Potosí.
                              Por fin llegó el día de la salida para el Salar de Uyuni. Carretera excelente desde la misma salida de Potosí, no desde dentro y hasta la misma entrada a Uyuni, no dentro. Respetan muy bien las líneas divisorias el ministerio de transporte y la corporación municipal. En Uyuni, todas las calles son adoquinadas o de tierra.
                              Todo el trayecto se hace con un solo peaje de 18 Bs. No hay ni una sola gasolinera operativa porque, aunque haya marcada una, está cerrada. Son 200 km y, por tanto, hay que asegurarse tener bastante combustible y si el tanque va lleno, mejor. Yo, hace varios miles de kilómetros, aún en Estados Unidos, opté por llevar un tanque extra de 25 litros que me da tranquilidad.
                              Ni un solo restaurante, café o tienda en condiciones en el trayecto.
                              En muchos momentos del recorrido entre Potosí y Uyuni, siempre entre los 3.500 y 4.300 metros, extraordinarios paisajes de majestuosa soledad. Muchas llamas y vicuñas a los dos lados de la carretera y los matorrales de la puna que ya se han hecho tan habituales. A medida que nos acercamos a Uyuni, ya se ven ríos secos con buena aportación salinera.
                              Uyuni, es una ciudad destartalada, pero a la que se le ve buen ambiente social. Un mercado bastante grande y limpio. Muchísimas agencias de viajes, la mayoría ofreciendo una visita de uno, dos y hasta tres días para visitar el preciado desierto blanco y recorridos al PN Eduardo Avaroa, el cual yo haré desde Chile.
                              La ciudad es absolutamente plana y desde el alto, poco antes de la llegada, el colorido de los edificios se ve como una continuación de la pampa seca.
                              El motor principal de la economía de la zona es el salar y el turismo que éste produce, además de la extracción de mineral. Uyuni, en su tiempo, tuvo una importante estación de ferrocarril con conexión a Antofagasta, que entonces era de Bolivia y hoy de Chile, después de la Guerra del Pacífico. Ahora ha quedado convertida en un museo, con varias máquinas y vagones absolutamente inservibles y casi en estado ruinoso. La sensación de dejadez es importante. Allí no se ve a nadie, mires donde mires.
                              Más allá del estado de conservación, el museo vale la pena visitarlo, aunque solo sea para hacerse una idea de cómo era el transporte de todo el mineral de esta zona andina hasta los puertos bolivianos del Pacífico. Resulta impactante ver tantas máquinas obsoletas, retiradas y abandonadas y que fueron tan importantes en su época.
                              Ayer lo dediqué todo el día al Salar de Uyuni. Uno de los hitos de este viaje. Ninguna decepción teniendo en cuenta la época seca en la que estamos.
                              Para aquellos que se animen a un viaje a Bolivia, es esencial saber qué vistas esperan ver en el salar de Uyuni.
                              De venir entre la segunda mitad de diciembre y el mes de junio, es la época más húmeda, cuando hay lluvias y cuando el paisaje se reviste de una capa de unos centímetros de agua que hace que la extraordinaria extensión del salar, equivalente a una provincia española como Valencia o Asturias, se convierta en un inigualable espejo que refleja todas las nubes y montañas. Algo único en el mundo.
                              Para esta opción, es estrictamente necesario ir con un vehículo tracción 4x4 porque fuera de los caminos, todo queda embarrado y a veces, también los caminos. Hay muchas excursiones organizadas para un día, dos y hasta tres. Los precios son de desde los 160 Bs para las de un solo día, incluyendo un almuerzo tipo picnic, hasta los 500 y 600 Bs. La gran diferencia se produce porque en las de más de un día, hay estancia en un hotel de sal, además de varias comidas. El hotel de sal, forma parte del marketing de las agencias. Si no te lo dicen, ni sabes dónde estás. t
                              Algunos tienen lujo añadido e incluso hasta TV por cable. Pero claro, estas excursiones con hotel de lujo, no cuestan 500 Bs.
                              La sal usada para la construcción tiene mucho parecido con una cerámica blanca, pero de tacto más basto.
                              La otra opción, es venir de julio a diciembre, quizás desde fines de abril ya sea posible y el salar ya estará completamente seco.
                              La diferencia con la primera elección, es que en esta segunda, al estar seco el salar, el paisaje es el de un inmenso desierto blanco y plano, único en el mundo, pero quizás menos exclusivo, menos espectacular que la opción con el agua formando un grandioso espejo. También otro elemento a barajar, es el hecho de que se puede entrar con la AC y la comodidad de permanecer en tu propio vehículo, además. Compartir un vehículo con cinco o seis desconocidos y a la velocidad que marque un guía, no siempre resulta apetecible.
                              Yo lo he hecho así y una vez acabado el trayecto, mínimo se hacen 150/200 km por el salar sin pisar asfalto para nada y al día siguiente, cuando fui a ver el estado de los bajos, comprobé que se había quedado bastante sal adherida. He debido lavarlo muy bien hasta asegurarme de que no quedase ningún resto.
                              El costo del lavado, ya saben los lavadores de la imprudencia cometida, es de 160 Bs o sea, más que la excursión de un día por persona, con un almuerzo incluido.
                              Si a pesar de todo, para quien quiera subir con su propio vehículo por desear quedarse unos días en tan increíbles parajes, todo cuenta, entonces es conveniente aplicar antes una capa antiadherente que proteja y que proporcionan en los mismos lavaderos.
                              Conclusión: excepto en el caso de querer pernoctar varios días en el salar, no vale la pena subir con la AC. Está totalmente permitido el quedarse allí varios días. Hay un control policial al entrar, pero no te preguntan el tiempo de la estancia ni a la entrada ni durante el recorrido.
                              Si es en el primer periodo, época húmeda, sencillamente no se puede y hay que descartarlo. Si es en el segundo, que sí sería posible, no es conveniente, excepto para una estancia prolongada que compense de los gastos a incurrir.
                              El salar está tan alto como la ciudad de Uyuni. En la estación seca, durante el día puede hacer calor por no haber ni hay una sombra para resguardarse, pero por las noches, en junio y julio, puede hacer -10°
                              Puntos importantes de visitas dentro del salar, serían los Ojos de Salar, hay muchos que aparecen en zonas donde las capas de sal son más estrechas, el monumento al Dakar y las banderas que quitan y ponen según filias y, fobias de los que no respetan, la laguna Incahuasi. También se puede llegar hasta las faldas del volcán Tunupa, pero esta visita habría que hacerla en las excursiones de dos/tres días. En las excursiones largas, suelen incluir también visitas fuera del salar por lo que se debe estar al tanto a la hora de la elección.
                              También se puede tomar un café en un hotel de sal, sin quedarse a dormir, pero me pareció menos trascendente. En el mejor de ellos, cobran 150 USD por el capricho de dormir, aunque también los hay más económicos.
                              Lo verdaderamente impresionante es sentirte en un lugar jamás visto. La sensación de estar en un paraje tan excepcional y único es indescriptible. El cielo es de un azul difícil de describir, inexpresable.
                              Fue un día muy largo porque salí de vuelta del salar, ya atardeciendo, con un sol que tenía un diámetro que yo no había visto antes y con un atardecer que duró casi una hora. Es una ilusión óptica lo del tamaño, pero la percepción fue esa.
                              Me había quedado la noche anterior en el centro de la ciudad de Uyuni, junto a un cuartel militar, en una calle sin salida y fue excelente, pero ayer, fue una interminable fiesta la que hubo a solo unos 200 metros y, que no acabó hasta la seis de la mañana, con música a todo volumen y presumiblemente mucho alcohol porque la alegría y las peleas, lo dejaban translucir. Con la esperanza de que iba a ser la última canción, amaneció. Todos pasamos por esas edades.
                              Esta mañana, dedicada a lavar en condiciones la AC, a poner más gasóleo a la espera del día de mañana que se promete largo y de camino muy despoblado. ya en dirección a la frontera con Chile, a sujetar bien el mástil donde se asienta la TV porque debido a tanto traqueteo se había descolgado, razón de más para ir al salar con un todo terreno y, por último, a instalar una bocina doble en la AC porque la de origen era de risa. Los precios, por lo económico, también son para reír.
                              Archivos Adjuntos
                              Editado por última vez por Diego Bali; 15/12/2018, 00:36:32. Razón: Inclusión de fotos

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                              • Diego Bali
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                                • 18 dic, 2016
                                • 140
                                • Cordera 45. Torremolinos

                                Desde Uyuni, la forma más cómoda de llegar a San Pedro de Atacama, es entrar a Chile por la frontera que llega a Ollagüe. La distancia total es de 525 km, de los cuales, 230 km por pista de tierra en Bolivia, de los que hay como un 60% bueno y el resto deficiente. La parte peor, la de salida de Bolivia. Son muchos kilómetros de tierra, pero de no querer hacerlos y buscar una alternativa que estuviese toda asfaltad, habría que subir a Oruro y desde allí carretera hacia Iquique y un poco antes de la llegada, desvío a Calama y San Pedro. Es un total de 1.200 km.
                                La ruta más corta, la de la pista, está muy poco transitada y encuentro que lo peor fue el polvo que desprenden los camiones mineros, sobre todo en esta época seca, que van a mucha velocidad. A favor está el que no te vas a quedar atascado en barro.
                                Los primeros 60 km van bordeando el salar de Uyuni pero que no se puede ver con nitidez porque está separado por unos 500 metros y no hay elevación alguna.
                                La salida de Bolivia, abierta entre las 8 de la mañana y las 8 de la noche, sin inconveniente alguno. Estaba yo solo en las oficinas de Migración y en las de Aduanas. Hay que conducir 10 km hasta la caseta de migración chilena. Justo a los 5 km, es decir en la mitad de la zona compartida, comienza el asfalto chileno y se agradece muchísimo.
                                La frontera de Chile, abierta en el mismo horario que la boliviana, estaba un poco más concurrida porque había un bus con trabajadores bolivianos. Migración sin problemas, aduana para la importación temporal del vehículo gratis y también sin problemas, pero la inspección ocular, muy pesada.
                                Vinieron 4 agentes, en plan muy afable pero con prisas porque cerraban pero que me hicieron abrir todos los habitáculos de la AC, sin excepción alguna y cuando llegaron al frigorífico, me dijeron lo que ya sabía: carnes, verduras y frutas, no pasaban.
                                Les dije que adelante, que los tirábamos, pero me dijeron que yo no había declarado esas pertenencias y que ese contrabando estaba penado en Chile con una multa muy seria. Nadie me había hablado de ese requerimiento ni de ese formulario, pero noté que, por alguna razón, se suavizaron un poco. Me hicieron rellenarlo y perdí, sin más, mi lechuga, el aguacate, los tomates, las manzanas y mis solomillos congelados.
                                Lo anecdótico fue que me querían quitar los 6 sobres de embutido ibérico español comprados en Bolivia a precio de oro y los convencí de que me los dejaran, argumentando que todavía estaban cerrados. No obstante, el de lomo me lo quitaron porque decían que contenía sal y que ese no podía pasar. No les quise decir que los de chorizo y jamón también tenían sal, porque sabía a lo que me exponía. En fin, sin ser adivino, ya sé yo lo que cenó el agente chileno esa noche.
                                Llevo un neumático nuevo y me dijeron que estaba prohibido pero que me toleraban introducirlo al país porque comprendían que llevaba mucho tiempo viajando…Para permitirlo, debería estar con la llanta montada.
                                La importación temporal de la AC me la han dado por 90 días y mi estancia, también. Son renovables por otros 90 días, dirigiéndose a cualquier ciudad que tenga una Aduana y una Policía de Investigaciones. Es un trámite fácil.
                                Se portaron bien aconsejándome donde podía dormir dentro de la explanada de la frontera y fue muy buena idea, porque como ya estaba cerrada, no hubo ruidos y si los hubo, el cansancio ayudó a mitigarlos. En el pueblo fantasma de Ollagüe, allí no vive nadie, fue un sitio perfecto para ducha y desayuno.
                                Las vistas que ofrece la ruta a partir de ahí, llamada Ruta del Desierto, es algo para no olvidar en toda la vida. Maravillosos paisajes entre volcanes de 5/6.000 metros de la Reserva Nacional del Alto Loa, y los cerros Aucanquilcha, Tomasamil, Cerro del Azufre, Cerro Paniri y varios salares, y como el sol venía del este y las montañas y salares estaban al oeste, luz perfecta para unas buenas fotos. Para que esa luz esté disponible, hay que hacer el viaje por la mañana, cuanto antes, mejor.
                                Espero que las fotos que adjuntaré muestren bien esa belleza y ese cielo, que compensaron de largo, la escasez y el mal camino en Bolivia, porque en la parte chilena, la carretera está muy bien y muy bien señalada.
                                Son unos 100 km a través de esta belleza y luego el paisaje se viene abajo al entrar en el desierto de Atacama, plano, de pedregal y arena, reputado como el más árido del planeta. La carretera lleva hasta Calama que es una ciudad limpia pero insulsa y que está situada en el centro del desierto.
                                Ya se ve que todos los precios chilenos, en general, no son los de los anteriores países andinos. La renta per capital de Chile es tres veces superior a la de Bolivia y casi dos veces la de Colombia, Ecuador, Perú y de ahí la diferencia en los precios al consumidor. Un euro da para 770 pesos y un dólar se cambia a 690 pesos.
                                A solo 16 km de Calama, se encuentra la mina de Chuquicamata, la mina de cobre más grande del mundo a cielo abierto, con 3,5 km de diámetro y uno de profundidad y que de hecho, es el factor más importante del desarrollo de la ciudad, y que, al parecer, se puede visitar previa cita. Yo lo solicité, por si había suerte antes de marcharme de la zona, pero no la hubo.
                                Datos para el conductor: en los 230 km desde Uyuni hasta la frontera con Chile creo que solo hay una gasolinera y en los 200 km hasta Calama, no hay ni una sola gasolinera. En la parte chilena, está bien marcado, pero no en la boliviana. En Chile, el diésel está a 666 pesos chilenos por litro. Desde Calama hasta San Pedro de Atacama, hay 100 kilómetros por una buna carretera, casi toda recta. Toda transcurre por el desierto.
                                Poco antes de la llegada, viniendo desde el oeste, en plena carretera, está el Valle de la Luna. Bien vale una parada y además va a ser un anticipo de lo que se va a haber en los próximos días.
                                El pueblo de San Pedro de Atacama, sorprende, primero por ser tan pequeño, pero tan conocido y segundo por la absoluta falta de urbanismo. Casi todas las calles son de tierra fina. Polvo y más polvo. No hay un solo árbol para resguardarse del sol de mediodía cuando hace mucho calor. Casi imposible pensar que en un sitio tan turístico no haya un solo parque, un solo jardín en todo el pueblo, pero lo es: no hay ni uno solo.
                                No hay un camping para dejar la AC, precios desorbitados en cualquier parking, para lo que es el sitio, pero debo decir que, junto a los Bomberos y el Cementerio, se puede uno quedar. Hay puestos de frutas y algún chiringo y fue una buena elección. Sí que da la impresión de que el pueblo es seguro y se ven patrullas de carabineros, que aquí popularmente, les llaman “pacos”.
                                Quizás porque sea el centro de una serie de atracciones, de más o menos valor y porque tiene una situación estratégica para recibir turismo, sobre todo de Brasil y de Argentina, pero el pueblo es una total decepción, sin paliativos. Quizás, la calle Tocopilla, de terracería, quizás para gente joven, tenga su interés.
                                En vista de la oferta poco atractiva existente en el pueblo de San Pedro y, como para la cita con el ALMA todavía me faltaban 6 días, me pareció un poco excesiva la espera…pero, sobre todo porque pude saber que la visita ya no es como cuando hice la reserva.
                                Resulta que las antenas están a algo más de 5.000 metros de altura y ha sido mucha la gente que se ha sentido mal. Han debido aplicar oxígeno y luego hacer un poco de seguimiento para vigilar la recuperación y todo esto les suponía demasiadas complicaciones por lo que han decidido que la visita, gratis, acabe en un punto mucho más bajo donde hay oficinas y una sala donde se puede hablar con algún astrónomo y donde pasan información, pero claro, esto no es ver las estrellitas en las que yo había pensado. Decidí, por tanto, adelantar un poco la salida.
                                No obstante, os cuento un poco los sitios que visité, porque verdaderamente fuera del pueblo, hay bastantes atractivos.
                                En el Salar de Atacama, hacia el sur, está la laguna de Céjar, donde debido a la alta concentración salina se flota sin hacer ningún movimiento. En el camino encontré un árbol con suficiente copa, y eso me pareció casi milagroso. No había visto uno en 50 km a la redonda.
                                Siguiendo hacia el sur, se llega a 50 km hasta Toconao, un pueblecito sin mucho interés turístico, aunque lo venden como tal y desde ahí, por una pista en bastante buen estado, hasta laguna Chaxa donde había flamencos, no muchos y donde había sí había una importante concentración, estaba acotado y no se podía llegar a menos de 500 metros.
                                Para llegar a los géiseres de Tatio, 90 kilómetros hacia el norte, por una descuidada pista. Hay que darse un buen madrugón. Los micros salen a las 4.30 de la mañana porque si no es así, el caudal de agua del géiser baja mucho. Se debe llegar al amanecer. Hay muchos géiseres, al menos 60 y es una buena excursión. La visita acaba a las 12:30 por lo que queda tiempo de hacer más visitas en el mismo día.
                                La agencia de viajes cobra 20.000 pesos chilenos y la entrada al parque, 10.000. Total, unos 40 €
                                Otra ruta a la que me apunté, fue ir hacia el este, para ver la Laguna Verde, que está en Bolivia, pero se llega mucho más fácilmente desde San Pedro. Llegué hasta la frontera con la AC, pensando en tomar alguna locomoción para llegar hasta la Laguna Verde que está a solo 15 km, pero no fue así. Allí en la frontera, en la parte de Chile, no había nadie con transporte. Sí que se podía pasar andando hasta la parte boliviana caminando por la franja que administran los dos países, pero son 5 kilómetros y los carabineros chilenos no podían garantizarme de que hubiese transporte al llegar allí. Ese camino de 5 km, andando a 4.860 metros de altura, me pareció excesivo y no lo hice porque había otra posibilidad, que era desde territorio chileno, solo unos 8 km más adelante hacia la Reserva Nacional de Los Flamencos, de ver desde lejos, tanto la laguna Verde como la Blanca. Creo que fue una decisión acertada, aunque las dos lagunas quedan un poco retiradas. Con los prismáticos, se pudo ver razonablemente bien.
                                Continué otros 50 kilómetros camino de la Reserva Nacional de los Flamencos, ya que estaba empeñado en ver esas aves tan estéticas, pero allí, en las dos lagunas en las que estuve, a pesar del nombre de la Reserva, no había flamencos. Quizás más adelante los hubiese, pero ya había decidido que el tiempo en la zona se me acababa y regresé para pernoctar en San Pedro de Atacama.
                                Saludos
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                                Editado por última vez por Diego Bali; 23/12/2018, 01:54:43.

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