Vale la pena decir que no podía conseguir que cambiasen dólares ni en Ciudad del Este ni en Foz, los billetes de 100 USD donde la serie comiencen con las letras CB o todos aquellos que comiencen con la letra D. Hay que vigilar ese detalle o traer algunos más pequeños. Los euros son siempre bienvenidos.
Dos días de descanso en Foz y camino de Curitiba donde llegué ayer a través de una excelente autovía de peaje, los peajes son frecuentes, aunque no son caros. Cada peaje cuesta entre 8 y 14 reales y están cada 40/50 km. No es una autovía propiamente dicha porque el 80% del recorrido es de un solo carril en cada sentido, pero de asfalto bien y de pintura y señalización, impecables. El 20% restante con más de un carril, está a la salida en Foz, a la entrada de Curitiba, a la llegada a zonas urbanas y sobre todo, un tercer carril en las zonas más montañosas. El trayecto de 750 km es una zona bonita de conducir. Muy ondulada y muchas tonalidades en los campos debido a las diferentes fechas en la recolección de las cosechas.
Curitiba se ve bastante ordenada. Es una ciudad bien planificada y con bastantes zonas verdes. No obstante, en el centro a pesar de la abundante policía se ve bastante gente con problemas, haciendo de la calle su casa y su cama. Lo que más me gustó fue el Jardín Botánico y el centro histórico. Está a casi 1.000 metros de altura y en esta temporada no es nada calurosa
El diésel de mejor calidad en Brasil, cuesta 3,40 reales, es decir como a 0,80 € por litro y es incluso más barato que en Paraguay o Argentina. El máximo de velocidad para automóviles es a veces de 110 y otras 100 km/h. Para los lentos, 80 km/h y ante las dudas, casi siempre he conducido atado a la franja más baja. Se ve poco policía y tampoco se oye nada parecido a corrupción.
Así como nunca vi tantas estaciones de servicio juntas como en Paraguay, a veces en 10 km de ruta, sin exagerar, te puedes encontrar con 7/8 gasolineras. Muchas veces, 3 o 4 en un solo kilómetro, algo increíble, pero lo más increíble sucede después cuando entras a Brasil.
Las estaciones de servicio en Brasil, además de ser también muy numerosas, son de una calidad extra. Todo tipo de servicios: aseos, duchas con agua caliente, tiendas, wifi gratis, todas aceptan tarjetas de crédito, muchas con esplanadas realmente gigantescas, a veces 3 y 4 hectáreas, en todas sin excepción aceptan que se pernocte, muchas con áreas infantiles, la mayoría con restaurantes, dejan que tomes corriente, en todas ellas puedes llenar agua…y con buenas caras, llenes o no llenes el tanque. En todas limpian los parabrisas… En muchas te regalan un café o unos caramelos. Yo creo que ningún país se puede comparar con Brasil en esta faceta.
Camino del Atlántico merece la pena hacer un desvío para llegar hasta Morretes. Bonito pueblo donde pasar el día e, incluso, dos. Me recomendaron acercarme hasta la Serra para ver San Joao da Graciosa. Muy verde y tropical. Vale la pena porque se hace bien en media jornada.
La ruta que sigue hasta la costa atlántica, ya es autovía de dos carriles hasta llegar a Paranaguá ciudad en la que pensaba pasar un día, pero desistí de la idea. Es un puerto alternativo a Santos y tiene un tráfico infernal de camiones con contenedores, algo inaudito que antes nunca vi. No sé cómo será Santos, el mayor puerto de Brasil, pero esta ciudad, al haberse quedado extremadamente pequeños los aparcamientos del puerto, toda la zona urbana y alrededores se ha convertido en un gigantesco estacionamiento para los camiones. Hay miles y miles situados donde buenamente pueden.
Di una vuelta, sin bajarme de a AC para conocer el centro histórico que es bastante tortuoso y con un mal piso de adoquines mal ensamblados e inmediatamente rumbo a la cercana costa.
Por la tarde llegué a la costa y a sus refrescantes y kilométricas playas. Por la cantidad de establecimientos turísticos, todo hace suponer que, en la temporada alta, será un poco estresante quedarse por aquí, pero ahora, a pesar de las lógicas lamentaciones de los hoteleros, pasear por la zona es una buena experiencia. Las playas, y no exagero son de decenas de kilómetros. La primera parada, junto a la playa, ha sido en Martinhos, excelente balneario.
Hay que tomar una de las balsas que zarpan cada media hora hasta Guaratubá para evitar dar un tremendo rodeo. Desde allí, de querer seguir por la costa y evitar calores hay otra balsa para dirigirse a Itapoá, otro balneario donde la gente del interior, especialmente de Curitiba, veranean. Por último en esa zona, otra balsa más, esta toma algo más de tiempo, para ir hasta la isla de Sao Francisco do Sul y así no meterse en el interior que, a pesar de estar en primavera, ya andan por encima de los 30 grados.
Sao Francisco, es un lugar muy residencial con muchos restaurantes dedicados al marisco. Para la salida de esta isla, ya no se necesita balsa porque el mar tiene muy poca profundidad y se hace todo por carretera
Saludos
Dos días de descanso en Foz y camino de Curitiba donde llegué ayer a través de una excelente autovía de peaje, los peajes son frecuentes, aunque no son caros. Cada peaje cuesta entre 8 y 14 reales y están cada 40/50 km. No es una autovía propiamente dicha porque el 80% del recorrido es de un solo carril en cada sentido, pero de asfalto bien y de pintura y señalización, impecables. El 20% restante con más de un carril, está a la salida en Foz, a la entrada de Curitiba, a la llegada a zonas urbanas y sobre todo, un tercer carril en las zonas más montañosas. El trayecto de 750 km es una zona bonita de conducir. Muy ondulada y muchas tonalidades en los campos debido a las diferentes fechas en la recolección de las cosechas.
Curitiba se ve bastante ordenada. Es una ciudad bien planificada y con bastantes zonas verdes. No obstante, en el centro a pesar de la abundante policía se ve bastante gente con problemas, haciendo de la calle su casa y su cama. Lo que más me gustó fue el Jardín Botánico y el centro histórico. Está a casi 1.000 metros de altura y en esta temporada no es nada calurosa
El diésel de mejor calidad en Brasil, cuesta 3,40 reales, es decir como a 0,80 € por litro y es incluso más barato que en Paraguay o Argentina. El máximo de velocidad para automóviles es a veces de 110 y otras 100 km/h. Para los lentos, 80 km/h y ante las dudas, casi siempre he conducido atado a la franja más baja. Se ve poco policía y tampoco se oye nada parecido a corrupción.
Así como nunca vi tantas estaciones de servicio juntas como en Paraguay, a veces en 10 km de ruta, sin exagerar, te puedes encontrar con 7/8 gasolineras. Muchas veces, 3 o 4 en un solo kilómetro, algo increíble, pero lo más increíble sucede después cuando entras a Brasil.
Las estaciones de servicio en Brasil, además de ser también muy numerosas, son de una calidad extra. Todo tipo de servicios: aseos, duchas con agua caliente, tiendas, wifi gratis, todas aceptan tarjetas de crédito, muchas con esplanadas realmente gigantescas, a veces 3 y 4 hectáreas, en todas sin excepción aceptan que se pernocte, muchas con áreas infantiles, la mayoría con restaurantes, dejan que tomes corriente, en todas ellas puedes llenar agua…y con buenas caras, llenes o no llenes el tanque. En todas limpian los parabrisas… En muchas te regalan un café o unos caramelos. Yo creo que ningún país se puede comparar con Brasil en esta faceta.
Camino del Atlántico merece la pena hacer un desvío para llegar hasta Morretes. Bonito pueblo donde pasar el día e, incluso, dos. Me recomendaron acercarme hasta la Serra para ver San Joao da Graciosa. Muy verde y tropical. Vale la pena porque se hace bien en media jornada.
La ruta que sigue hasta la costa atlántica, ya es autovía de dos carriles hasta llegar a Paranaguá ciudad en la que pensaba pasar un día, pero desistí de la idea. Es un puerto alternativo a Santos y tiene un tráfico infernal de camiones con contenedores, algo inaudito que antes nunca vi. No sé cómo será Santos, el mayor puerto de Brasil, pero esta ciudad, al haberse quedado extremadamente pequeños los aparcamientos del puerto, toda la zona urbana y alrededores se ha convertido en un gigantesco estacionamiento para los camiones. Hay miles y miles situados donde buenamente pueden.
Di una vuelta, sin bajarme de a AC para conocer el centro histórico que es bastante tortuoso y con un mal piso de adoquines mal ensamblados e inmediatamente rumbo a la cercana costa.
Por la tarde llegué a la costa y a sus refrescantes y kilométricas playas. Por la cantidad de establecimientos turísticos, todo hace suponer que, en la temporada alta, será un poco estresante quedarse por aquí, pero ahora, a pesar de las lógicas lamentaciones de los hoteleros, pasear por la zona es una buena experiencia. Las playas, y no exagero son de decenas de kilómetros. La primera parada, junto a la playa, ha sido en Martinhos, excelente balneario.
Hay que tomar una de las balsas que zarpan cada media hora hasta Guaratubá para evitar dar un tremendo rodeo. Desde allí, de querer seguir por la costa y evitar calores hay otra balsa para dirigirse a Itapoá, otro balneario donde la gente del interior, especialmente de Curitiba, veranean. Por último en esa zona, otra balsa más, esta toma algo más de tiempo, para ir hasta la isla de Sao Francisco do Sul y así no meterse en el interior que, a pesar de estar en primavera, ya andan por encima de los 30 grados.
Sao Francisco, es un lugar muy residencial con muchos restaurantes dedicados al marisco. Para la salida de esta isla, ya no se necesita balsa porque el mar tiene muy poca profundidad y se hace todo por carretera
Saludos
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