El motivo principal de cambiar de AC hace unos meses era la posibilidad de que nos acompañasen en algunos viajes nuestros nietecillos, este fin de semana lo hizo el mayor de ellos, Pablo de 6 años.

A pesar de las dudas que tenía por venir para no dejar sola a su hermanita pequeña, al final metimos todos los bártulos y la bicicleta e iniciamos viaje, de Cuenca a Teruel no hay mucha distancia, escasos 140 km pero la carretera aunque muy bonita es francamente mejorable. Algo más de 2 horas de trayecto para terminar en el parking junto al Cuartel de la Guardia Civil, sitio que nos habían recomendado algunos foreros. Buen sitio para la pernocta, frente al Cuartel de la Benemérita, zona de juegos para los niños, una panadería (Sanz) estupenda, nos encantaron sus croissants, un mercadona al lado y una parada de autobuses que en 15 minutos te deja en el centro de Teruel. No me extraña que estuviéramos más de media docena de Ac,s.

A las 10 de la mañana estábamos en la entrada de Dinópolis, que como su nombre claramente indica es un parque de aventuras centrado en los dinosaurios, conseguimos por medio de Ángel y Nuria, compañeros de Acpasion un importante descuento en el precio de las entradas. Ángel, desde aquí agradeceros públicamente la consideración que habéis tenido con nosotros.

Mi nieto disfrutó de lo lindo con las atracciones, cines, teatros, etc., y nosotros tanto o más que él de verle tan feliz; está muy bien organizado para niños de entre 4 y 8 años. Únicamente me parecieron caros los precios tanto de la restauración como de los recuerdos del parque, el libre mercado es lo que tiene.

Después de un merecido descanso cogimos el bus y fuimos a ver el famoso torico y pasear un ratico por Teruel, compra del imprescindible jamón, cena, peli de dinosaurios y a dormir.

Por la mañana nos acercamos a que nuestro nieto viera el Castillo de Peracense, una preciosidad, nos adelantó una tormenta por el camino y llegó antes que nosotros al castillo por lo que no pudimos verle. Con la lluvia el verdín que se acumula en las rocas de rodeno lo hacen muy resbaladizo y no es difícil caerse. Así que nos fuimos a ver el precioso pueblo de Ródenas, la próxima vez que volvamos por la zona pernoctaremos en la plaza donde hay un buen bar restaurante y una zona de juegos para los niños. Tras comer iniciamos el regreso a Cuenca atravesando los Montes Universales y la Serranía conquense, una delicia aunque la carretera es muy sinuosa y con fuertes y prolongados descensos, decenas de sitios buenos ví para pasar jornadas placenteras, lástima de no tener algún día libre porque por aquí nos hubiéramos quedado. Menudos pinares para coger boletos.

Tras una parada para descansar junto a la laguna de Uña, buena zona también para una escapada, dejamos al nieto en casa que venía más contento que unas pascuas

Estuvo muy bien.
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