Iniciado por
Elimaco
Sí, pero lamentablemente no todo el que tiene perro se comporta de manera educada y respetuosa, con la debida consideración hacia los demás, e incluso hacia su propio perro, porque los que sabemos de esto, al menos yo, vemos con muy malos ojos ciertos comportamientos que podrían calificarse hasta de maltrato animal, como por ejemplo la modita generalizada de dejar al perro solo durante horas, ladrando, aullando o lloriqueando, mientras los dueños se van a trabajar, o a la playa o a donde sea. Pero, claro, luego llegan a casa, después de un día entero de aburrimiento y hasta de sufrimiento del perro, y el pobre animal, que no sabe de rencores ni de recriminaciones, no les echa en cara su ausencia, su abandono y su mal proceder, ni les increpa ni les insulta ni les muerde, sino que salta de alegría y les mueve el rabo. ¡Cuánto me quiere mi perro! ¡Es como de la familia! ¡Es como un hijo! ¡Qué contento se pone al vernos!
Un perro no es un objeto, sino un ser vivo al que hay que alimentar, cuidar, mantener una higiene, procurar que no moleste a nadie y que pase lo más desapercibido posible en una comunidad de vecinos, una colectividad, un grupo de personas o donde sea. El meter un perro en nuestra casa implica a la vez meterlo en una comunidad de humanos, algunos de los cuales no quieren saber nada de perros, bien porque les tienen miedo, o porque no quieren oler a perro en la escalera o en el ascensor, ni quieren ver pelos de perro en el rellano, o tienen alergia a los perros, o no quieren ver excrementos no recogidos por sus dueños en las proximidades de su casa. Y si encima los dueños no lo atienden debidamente, dejándolos ladrando durante horas, apaga y vámonos.
Por ello, los amantes de los perros tenemos que ponernos en el pellejo de aquellos a los que les hace maldita la gracia un perro y todo lo que lleva consigo, por culpa de esos dueños desaprensivos, que más valía que se comprasen un peluche, antes que tener un animal que ni pueden tenerlo, ni saben tenerlo, ni saben educarlo, ni mantenerlo en condiciones óptimas.
No nos rasguemos las vestiduras si nos prohíben entrar en ciertos sitios, ya que, como en todo, pagamos siempre justos por pecadores y, ciertamente, y con lo que se ve por ahí, aún podemos llorar por un ojo, de verdad.
Saludos