A pesar de disponer de 10 días en enero optamos por hacer un viaje de cercanía, visitar con tranquilidad esos sitios que están tan a mano y que muchas veces por las prisas no disfrutamos completamente.
Así pues, primera parada pasear San Esteban de Gormaz que es una localidad estupenda, con dos iglesias románicas porticadas de primerísimo nivel. Comimos decentemente en el Restaurante Mío Cid, ya por la tarde tras cruzar la mayor plantación de manzanos del mundo en La Rasa, llegamos a Caracena nuestro pueblo fetiche. Aparcamos en la pradera que hay justo en la entrada al pueblo si bien tuve que subir a dar la vuelta en la plaza porque la moto de un turista bloqueaba el único acceso, algo increíble porque espacio había para derrochar y podía aparcarla en cualquier otro sitio, la verdad es que luego nos pidió disculpas pero en fin. Voltear Caracena por la tarde es maravilloso, como el Bar Casa Pacheco estaba cerrado no pudimos saludar a su dueña Angelines ni comernos esas magníficas salmueras que tiene, aunque si charlamos un rato con Santiago, su esposo, cuando estaba con labores de pastoreo. La noche fue placentera de verdad y por la mañana una bajada hasta el río a ver el puente medieval, la fuente y las huertas que estaban las pobres tiesas de la helada. La luna llena en invierno es lo que tiene.
Aunque hemos ido muchas veces nunca nos cansamos de visitar la ermita mozárabe de San Baudelio y hacia allá pusimos rumbo, cuando llegamos nos la encontramos cerrada y eso que el horario indica que estaba abierta, lástima y para la siguiente vez. Tampoco pudimos darnos un homenaje ni en Casa Vallecas en Berlanga de Duero ni en el restaurante Quintanares de Rioseco de Soria, ni en los varios de Calatañazor, todos cerrados, se ve que cuando acaban las vacaciones de navidad disfrutan sus propietarios de unos días de asueto. Por tanto a tirar de provisiones y comer en la autocaravana. Junto al bonito pueblo de Calatañazor se encuentra un sabinar estupendo, que paseo más agradable y luego la maravilla de la Fuentona de Muriel desbordada en muchos sitios, la pena es que la cascada está completamente seca como si no hubiera llovido en los últimos meses. Tan bonito está todo que se nos empezó a echar la noche encima y llegamos ya de oscurecida a Navaleno donde pernoctamos junto a unos chalets en la zona alta del pueblo.
El día siguiente llegamos a Hontoria del Pinar que tiene una muy buena área situada al comienzo de la ruta del cañón del río Lobos, hemos ido muchas veces desde la zona de Ucero pero no conocíamos este tramo, sorpresa y de las buenas. La única pega que puedo poner a Hontoria del Pinar es el restaurante El Chato donde comimos mal. Estuvo muy agradable la charleta con Raúl, compañero forero conocido con el nick de hontoriano, que ha sido el responsable de que en el pueblo haya tan buena instalación para nuestros vehículos. La noche fue gélida, nos congeló hasta el desagüe de la fregadera y con una niebla de aúpa nos acercamos a Aranda de Duero, el almuerzo en el mesón El Cid hacia donde nos guió un conocido hizo que olvidásemos por completo la mala comida del día anterior, qué rico todo. Tras unas compras en el mercadillo semanal nos acercamos a Montejo de la Vega de la Serrezuela a comer con unos amigos, unas chuletillas de cordero asadas al sarmiento y bien regaditas con vino que elabora él mismo, que cosa más exquisita. Además bajamos a su bodega a catar un par de barricas de la añada 2018 pues quería conocer mi opinión, se conoce que sobrevalora mis conocimientos enológicos.
Por la noche cayó una cencellada de libro, menos mal que luego salió el sol, así que hicimos la senda entre los dos puentes en la hoz del río Riaza, poco mas de 7 kilómetros y qué gozada. Cientos de buitres leonados volando de roca a roca, estamos ante la mayor concentración de estas aves de toda Europa, cerca de 1500 computó el último censo. Tras el paseo nos acercamos hasta el Monasterio de Valbuena de Duero, sede de la Fundación Las Edades del Hombre, la pena es que llegamos justo cuando cerraban pues al ser domingo solo se visita por la mañana, por tanto optamos por acercarnos a Valladolid, tras aparcar en la céntrica y tranquila área nos dimos ya el primer paseo por la ciudad, quedaban aún rezagados de la concentración motera pingüinos que se celebró ese fin de semana. Ya adelanto que Valladolid es una ciudad que engaña, si la visitas para trámites administrativos verás una ciudad del montón, pero si escarbas un poco se disfruta de una ciudad con muchísimo que ver, sobre todo por los sabios consejos de Javier Prieto Gallego pues seguimos casi al pie de la letra su propuesta https://siempredepaso.es/10-cosas-qu...mprescindibles y con ello disfrutamos de la magnífica portada e interior de la iglesia de San Pablo, del memorable Museo Nacional de Escultura en el Colegio de San Gregorio, el paseo por la Antigua y la visita a la Catedral y a San Benito, la escalera de la Facultad de Derecho y la biblioteca del Rectorado y el sin par Museo Oriental en el Convento de los Agustinos Filipinos por frente del Campo Grande, ese pequeño Retiro con el que cuenta la ciudad. Además visitamos el Real Monasterio de San Joaquín y Santa Ana, con unos frescos de Goya muy interesantes y el museo de arte africano Arellano Alonso, singular donde los haya. También nos emocionaron los pasos de la iglesia de la Veracruz y la arquitectura de la de Santiago. Por supuesto que ya que usamos el zapato también le dimos al diente, espléndida la barra de pinchos del Bar Zamora y algo decepcionante la famosa croqueta de El Corcho, las comimos incluso mejores en otros locales, de todas formas Valladolid esta estupendamente surtida de bares y restaurantes para todos los gustos y bolsillos. En total 3 días que pasaron como un suspiro, incluso pudimos ir al cine y ver una peli coreana que nos gustó. Por último recomiendo la visita al Bar Penicilino (El Peni como le llaman los paisanos) y tomar un vaso de vino dulce con un mantecado de Portillo, un viaje por el túnel del tiempo.
Con pena abandonamos Valladolid y retrocedemos para visitar el Monasterio que antes dejamos atrás, el de Valbuena de Duero que esta vez sí pudimos ver aunque no enteramente por un evento político pero tanto claustro como iglesia compensan el viaje. Tras varias comidas de pinchos y tapas optamos por sentarnos a la mesa y degustar en la localidad de Sacramenia quizás el mejor cordero lechazo de Castilla, en la carnicería-restaurante Maribel (se entra por la misma tienda al comedor), un delantero asado en horno de leña regado con un tinto de Valtiendas te hace ver la vida de otra forma. Para gastar las calorías nos dimos un buen garbeo por la Villa de Fuentidueña que tiene mucho que ver y acabamos ya de anochecida en Carrascal del Rio para pasar la noche.
Con verdadera mejoría en el tiempo optamos por visitar uno de nuestros hitos en los viajes de enero que son ver algún humedal y a las aves invernantes que haya en ese momento, así que hasta Cantalejo nos acercamos, aparcamos frente a la laguna de Navalayegua y siguiendo unas rutas bien señalizadas nos recorrimos otras cuatro mas, además dimos por causalidad con un muladar para aves necrófagas que impresiona por la cantidad de huesos esparcidos, un buen paseo nos dimos. Cerca se encuentra La Velilla anejo de Pedraza, junto al río Cega y en el restaurante La Farola dimos buena cuenta de un variado menú a precio comedido. El paseo por Pedraza nos sirvió para hacer la digestión y nos acercamos a dormir a Cañicosa, donde tienen segunda residencia personal de fama y dineros.
El último día de nuestras vacaciones se levantó con una niebla meona tremenda, teníamos previsto hacer el acebal de Prádena y rematar con una caldereta de cordero en el Restaurante Pepi de Arcones, con ese tiempo suspendimos ambas cosas y dimos por finalizadas anticipadamente las vacaciones, así que al final nos dio tiempo para limpiar la autocaravana e incluso hacer en el finde el vermut con los amigos del pueblo.
Este tipo de salidas las vamos a prodigar mas, hemos disfrutado de lo lindo y encima en poco más de 600 kilómetros que incluso, para nosotros, son muchos.
Miguel Ángel Saldaña Hernández (mash)
LUGARES DE PERNOCTA:
Caracena (Soria): Explanada junto a la entrada del pueblo.
Navaleno (Soria): Calle Aragón.
Hontoria del Pinar (Burgos): Área de Autocaravanas publica gratuita
Montejo de la Vega de la Serrezuela (Segovia): Parking junto a la Casa del Parque.
Valladolid: Área de Autocaravanas pública. 5 €/24 horas.
Carrascal del Rio (Segovia): Calle Anarieto.
Cañicosa (Segovia): Junto al parque infantil.
LUGARES DE VACIADO:
Hontoria del Pinar. Área de Autocaravanas
Aranda de Duero. Área de Autocaravanas
Valladolid. Área de Autocaravanas.
Aldealengua de Pedraza (Segovia). Área de Autocaravanas.
Así pues, primera parada pasear San Esteban de Gormaz que es una localidad estupenda, con dos iglesias románicas porticadas de primerísimo nivel. Comimos decentemente en el Restaurante Mío Cid, ya por la tarde tras cruzar la mayor plantación de manzanos del mundo en La Rasa, llegamos a Caracena nuestro pueblo fetiche. Aparcamos en la pradera que hay justo en la entrada al pueblo si bien tuve que subir a dar la vuelta en la plaza porque la moto de un turista bloqueaba el único acceso, algo increíble porque espacio había para derrochar y podía aparcarla en cualquier otro sitio, la verdad es que luego nos pidió disculpas pero en fin. Voltear Caracena por la tarde es maravilloso, como el Bar Casa Pacheco estaba cerrado no pudimos saludar a su dueña Angelines ni comernos esas magníficas salmueras que tiene, aunque si charlamos un rato con Santiago, su esposo, cuando estaba con labores de pastoreo. La noche fue placentera de verdad y por la mañana una bajada hasta el río a ver el puente medieval, la fuente y las huertas que estaban las pobres tiesas de la helada. La luna llena en invierno es lo que tiene.
Aunque hemos ido muchas veces nunca nos cansamos de visitar la ermita mozárabe de San Baudelio y hacia allá pusimos rumbo, cuando llegamos nos la encontramos cerrada y eso que el horario indica que estaba abierta, lástima y para la siguiente vez. Tampoco pudimos darnos un homenaje ni en Casa Vallecas en Berlanga de Duero ni en el restaurante Quintanares de Rioseco de Soria, ni en los varios de Calatañazor, todos cerrados, se ve que cuando acaban las vacaciones de navidad disfrutan sus propietarios de unos días de asueto. Por tanto a tirar de provisiones y comer en la autocaravana. Junto al bonito pueblo de Calatañazor se encuentra un sabinar estupendo, que paseo más agradable y luego la maravilla de la Fuentona de Muriel desbordada en muchos sitios, la pena es que la cascada está completamente seca como si no hubiera llovido en los últimos meses. Tan bonito está todo que se nos empezó a echar la noche encima y llegamos ya de oscurecida a Navaleno donde pernoctamos junto a unos chalets en la zona alta del pueblo.
El día siguiente llegamos a Hontoria del Pinar que tiene una muy buena área situada al comienzo de la ruta del cañón del río Lobos, hemos ido muchas veces desde la zona de Ucero pero no conocíamos este tramo, sorpresa y de las buenas. La única pega que puedo poner a Hontoria del Pinar es el restaurante El Chato donde comimos mal. Estuvo muy agradable la charleta con Raúl, compañero forero conocido con el nick de hontoriano, que ha sido el responsable de que en el pueblo haya tan buena instalación para nuestros vehículos. La noche fue gélida, nos congeló hasta el desagüe de la fregadera y con una niebla de aúpa nos acercamos a Aranda de Duero, el almuerzo en el mesón El Cid hacia donde nos guió un conocido hizo que olvidásemos por completo la mala comida del día anterior, qué rico todo. Tras unas compras en el mercadillo semanal nos acercamos a Montejo de la Vega de la Serrezuela a comer con unos amigos, unas chuletillas de cordero asadas al sarmiento y bien regaditas con vino que elabora él mismo, que cosa más exquisita. Además bajamos a su bodega a catar un par de barricas de la añada 2018 pues quería conocer mi opinión, se conoce que sobrevalora mis conocimientos enológicos.
Por la noche cayó una cencellada de libro, menos mal que luego salió el sol, así que hicimos la senda entre los dos puentes en la hoz del río Riaza, poco mas de 7 kilómetros y qué gozada. Cientos de buitres leonados volando de roca a roca, estamos ante la mayor concentración de estas aves de toda Europa, cerca de 1500 computó el último censo. Tras el paseo nos acercamos hasta el Monasterio de Valbuena de Duero, sede de la Fundación Las Edades del Hombre, la pena es que llegamos justo cuando cerraban pues al ser domingo solo se visita por la mañana, por tanto optamos por acercarnos a Valladolid, tras aparcar en la céntrica y tranquila área nos dimos ya el primer paseo por la ciudad, quedaban aún rezagados de la concentración motera pingüinos que se celebró ese fin de semana. Ya adelanto que Valladolid es una ciudad que engaña, si la visitas para trámites administrativos verás una ciudad del montón, pero si escarbas un poco se disfruta de una ciudad con muchísimo que ver, sobre todo por los sabios consejos de Javier Prieto Gallego pues seguimos casi al pie de la letra su propuesta https://siempredepaso.es/10-cosas-qu...mprescindibles y con ello disfrutamos de la magnífica portada e interior de la iglesia de San Pablo, del memorable Museo Nacional de Escultura en el Colegio de San Gregorio, el paseo por la Antigua y la visita a la Catedral y a San Benito, la escalera de la Facultad de Derecho y la biblioteca del Rectorado y el sin par Museo Oriental en el Convento de los Agustinos Filipinos por frente del Campo Grande, ese pequeño Retiro con el que cuenta la ciudad. Además visitamos el Real Monasterio de San Joaquín y Santa Ana, con unos frescos de Goya muy interesantes y el museo de arte africano Arellano Alonso, singular donde los haya. También nos emocionaron los pasos de la iglesia de la Veracruz y la arquitectura de la de Santiago. Por supuesto que ya que usamos el zapato también le dimos al diente, espléndida la barra de pinchos del Bar Zamora y algo decepcionante la famosa croqueta de El Corcho, las comimos incluso mejores en otros locales, de todas formas Valladolid esta estupendamente surtida de bares y restaurantes para todos los gustos y bolsillos. En total 3 días que pasaron como un suspiro, incluso pudimos ir al cine y ver una peli coreana que nos gustó. Por último recomiendo la visita al Bar Penicilino (El Peni como le llaman los paisanos) y tomar un vaso de vino dulce con un mantecado de Portillo, un viaje por el túnel del tiempo.
Con pena abandonamos Valladolid y retrocedemos para visitar el Monasterio que antes dejamos atrás, el de Valbuena de Duero que esta vez sí pudimos ver aunque no enteramente por un evento político pero tanto claustro como iglesia compensan el viaje. Tras varias comidas de pinchos y tapas optamos por sentarnos a la mesa y degustar en la localidad de Sacramenia quizás el mejor cordero lechazo de Castilla, en la carnicería-restaurante Maribel (se entra por la misma tienda al comedor), un delantero asado en horno de leña regado con un tinto de Valtiendas te hace ver la vida de otra forma. Para gastar las calorías nos dimos un buen garbeo por la Villa de Fuentidueña que tiene mucho que ver y acabamos ya de anochecida en Carrascal del Rio para pasar la noche.
Con verdadera mejoría en el tiempo optamos por visitar uno de nuestros hitos en los viajes de enero que son ver algún humedal y a las aves invernantes que haya en ese momento, así que hasta Cantalejo nos acercamos, aparcamos frente a la laguna de Navalayegua y siguiendo unas rutas bien señalizadas nos recorrimos otras cuatro mas, además dimos por causalidad con un muladar para aves necrófagas que impresiona por la cantidad de huesos esparcidos, un buen paseo nos dimos. Cerca se encuentra La Velilla anejo de Pedraza, junto al río Cega y en el restaurante La Farola dimos buena cuenta de un variado menú a precio comedido. El paseo por Pedraza nos sirvió para hacer la digestión y nos acercamos a dormir a Cañicosa, donde tienen segunda residencia personal de fama y dineros.
El último día de nuestras vacaciones se levantó con una niebla meona tremenda, teníamos previsto hacer el acebal de Prádena y rematar con una caldereta de cordero en el Restaurante Pepi de Arcones, con ese tiempo suspendimos ambas cosas y dimos por finalizadas anticipadamente las vacaciones, así que al final nos dio tiempo para limpiar la autocaravana e incluso hacer en el finde el vermut con los amigos del pueblo.
Este tipo de salidas las vamos a prodigar mas, hemos disfrutado de lo lindo y encima en poco más de 600 kilómetros que incluso, para nosotros, son muchos.
Miguel Ángel Saldaña Hernández (mash)
LUGARES DE PERNOCTA:
Caracena (Soria): Explanada junto a la entrada del pueblo.
Navaleno (Soria): Calle Aragón.
Hontoria del Pinar (Burgos): Área de Autocaravanas publica gratuita
Montejo de la Vega de la Serrezuela (Segovia): Parking junto a la Casa del Parque.
Valladolid: Área de Autocaravanas pública. 5 €/24 horas.
Carrascal del Rio (Segovia): Calle Anarieto.
Cañicosa (Segovia): Junto al parque infantil.
LUGARES DE VACIADO:
Hontoria del Pinar. Área de Autocaravanas
Aranda de Duero. Área de Autocaravanas
Valladolid. Área de Autocaravanas.
Aldealengua de Pedraza (Segovia). Área de Autocaravanas.
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