Esta vez nuestro viaje fue por Marsella, Aix en Provence y algo de La Camarga. Lugares muchos de ellos que no son destino preferido de los autocaravanistas por su sensación de inseguridad. Así que una de las condiciones fundamentales era que los lugares de pernocta fueran seguros. Además, yo tenía como otro de nuestros objetivos comer una buena bullabesa. El viaje lo realizamos en el largo Puente de la Purísima, por tanto en época de baja ocupación y en muchos casos de vacaciones de los lugareños.
Nuestro viaje empezó en la bonita población de Saintes Maries de la Mer, donde, según me cuentan, en verano no se puede dar un paso. Nosotros la encontramos solitaria y bastante muerta. Asi que nos refugiamos en sus bares o en su Iglesia de Notre Dame de la Mer, donde se venera a las tres Marias que dieron nombre a la ciudad (María de Cleofás, María Salomé y María Magdalena). El pueblo, considerado como uno de los más bonitos de Francia, cuenta con una Plaza de Toros situada junto al Mar y un reguero de callejuelas repletas de tiendas de ropa, souvenirs y de restaurantes. Para la pernocta elegimos el área asfaltada y nivelada situada en la entrada del pueblo, a pocos metros del centro (N 43º27'20"-4º25'39"). El área cuenta con vaciado y llenado, pero no con electricidad. El precio es de 13€ la noche en temporada baja y la propia policía pasa puntualmente a las 8 de cada mañana a cobrar.
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Antes de recalar en Marsella hicimos una parada en un lugar que nos sorprendió: Port Carro. Se trata de un pequeño puerto pesquero alrededor del cual se han desarrollado unos núcleos de población y han absorbido lo que en un comienzo eran las modestas casas de los pescadores. El lugar cuenta con un área inmejorable, grande, nivelada y con servicios de vaciado y llenado (luz, no) y además está en pleno puerto y frente al Mediterráneo (N 43º19'44"-E 5º02'25"). Las vistas son, por tanto, privilegiadas y espectaculares. A pocos metros de área los pescadores montan cada día unos pequeños puestos donde venden el pescado recién capturado. La estancia cuesta 8€ al día en temporada baja, con un máximo de tres días.
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Después de Port Carro el objetivo era Marsella. Me había planteado pernoctar en Sausset les Pins donde hay un área de Camping Car Park y desde allí, en tren, ir a Marsella para visitarla. Pero, finalmente, y después de mucho buscar di con un pequeño camping en las proximidades de Marsella llamado La Verdière (www.campinglaverdiere.fr) y a sólo 15 km. del Puerto Viejo. La verdad es que el camping es enano y además está muy destartalado, pero nos dieron una parcela amplia y la autocaravana estaba segura, que era el objetivo. Cada día con nuestro scooter nos desplazábamos hasta Marsella, aunque en las cercanías del camping según nos informaron había un servicio de bus hasta el centro de Marsella. Para acceder al camping hay que pasar un túnel bajo la autopista que es muy angosto, pero se pasa sin problemas. Pero hace "yu-yu" cuando te metes.
Para visitar Marsella nos decantamos, tal y como hemos hecho en otras ciudades europeas, por los Tours gratuitos de Civitatis. El Tour duró dos horas y media y nos permitió adentrarnos en la historia de Marsella. Visitamos el barrio de Le Panier y la Catedral y,ya por nuestra cuenta, subimos al cerro donde se erige la basílica de Notre Dame de la Garde y desde donde se divisan unas magníficas vistas de Marsella. A dicho lugar se puede acceder con el tren turístico que sale del Puerto Viejo.
Respecto a la bullabesa teníamos dos opciones que nos habían recomendado: Restaurante Michel o Chez Fonfon. Nos decantamos por este último, ya que además está enclavado en un pequeño y pintoresco puerto pesquero en la misma Marsella. La comida no nos defraudó y el servicio estuvo a la altura esperada. Como celebrábamos mi cumpleaños, nos permitimos este pequeño placer por el que pagamos por dos personas 155€. La bullabesa cuesta 57€ por comensal, mucho más barata en la que sirven en Restaurant Michel, uno de los clásicos de Marsella. (www.chez-fonfon.com)
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La siguiente parada fue en Aix en Provence, situada a 20 kilómetros de Marsella. La ciudad nos gustó, ya que tiene un centro peatonal muy auténtico, repleto de tiendas y donde uno puede perderse durante horas. Allí el objetivo era visitar los enclaves donde discurrió la vida de Paul Cezanne, nacido en Aix en Provence y considerado uno de los padres de la pintura moderna. En el Museo Granier visitamos parte de su obra, donde también pudimos admirar cuadros de Picasso y de Rembrand. También visitamos el estudio donde pintaba y que conserva todos los útiles originales que Cezanne empleaba para sus pinturas. Esta visita hay que reservarla con tiempo en la Oficina de Turismo ya que al estudio se accede en grupos reducidos. Para la pernocta en Aix, y como los campings están cerrados en esta época, optamos por la casa de Hubert&Jennifer, que se anuncia en Park4Night. La verdad es que se trata de un jardín un tanto desordenado y un poco abandonado para el precio que cobran (20€ por noche), cuenta con electricidad y wifi, y con unos servicios de vaciado y llenado un tanto precarios pero es lo que hay. Lo mejor de todo es que a 300 metros tiene una parada de bus que en 20 minutos te lleva al centro de la ciudad.
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Por último, ya de regreso y tras visitar la abadía de Mont Majour (junto a Arles) paramos una noche en el área de Le Grau du Roi (N 43º32'27"- E 4º 08'01"), situada junto al mar y al día siguiente nos dimos un último homenaje en La Vitrine du Marin (France Passion) un productor de ostras situado en las afueras de Bouzigues y que cuenta con un pequeño restaurante. En total nueve noches en pleno invierno y sin ningún contratiempo.
Nuestro viaje empezó en la bonita población de Saintes Maries de la Mer, donde, según me cuentan, en verano no se puede dar un paso. Nosotros la encontramos solitaria y bastante muerta. Asi que nos refugiamos en sus bares o en su Iglesia de Notre Dame de la Mer, donde se venera a las tres Marias que dieron nombre a la ciudad (María de Cleofás, María Salomé y María Magdalena). El pueblo, considerado como uno de los más bonitos de Francia, cuenta con una Plaza de Toros situada junto al Mar y un reguero de callejuelas repletas de tiendas de ropa, souvenirs y de restaurantes. Para la pernocta elegimos el área asfaltada y nivelada situada en la entrada del pueblo, a pocos metros del centro (N 43º27'20"-4º25'39"). El área cuenta con vaciado y llenado, pero no con electricidad. El precio es de 13€ la noche en temporada baja y la propia policía pasa puntualmente a las 8 de cada mañana a cobrar.
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Antes de recalar en Marsella hicimos una parada en un lugar que nos sorprendió: Port Carro. Se trata de un pequeño puerto pesquero alrededor del cual se han desarrollado unos núcleos de población y han absorbido lo que en un comienzo eran las modestas casas de los pescadores. El lugar cuenta con un área inmejorable, grande, nivelada y con servicios de vaciado y llenado (luz, no) y además está en pleno puerto y frente al Mediterráneo (N 43º19'44"-E 5º02'25"). Las vistas son, por tanto, privilegiadas y espectaculares. A pocos metros de área los pescadores montan cada día unos pequeños puestos donde venden el pescado recién capturado. La estancia cuesta 8€ al día en temporada baja, con un máximo de tres días.
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Después de Port Carro el objetivo era Marsella. Me había planteado pernoctar en Sausset les Pins donde hay un área de Camping Car Park y desde allí, en tren, ir a Marsella para visitarla. Pero, finalmente, y después de mucho buscar di con un pequeño camping en las proximidades de Marsella llamado La Verdière (www.campinglaverdiere.fr) y a sólo 15 km. del Puerto Viejo. La verdad es que el camping es enano y además está muy destartalado, pero nos dieron una parcela amplia y la autocaravana estaba segura, que era el objetivo. Cada día con nuestro scooter nos desplazábamos hasta Marsella, aunque en las cercanías del camping según nos informaron había un servicio de bus hasta el centro de Marsella. Para acceder al camping hay que pasar un túnel bajo la autopista que es muy angosto, pero se pasa sin problemas. Pero hace "yu-yu" cuando te metes.
Para visitar Marsella nos decantamos, tal y como hemos hecho en otras ciudades europeas, por los Tours gratuitos de Civitatis. El Tour duró dos horas y media y nos permitió adentrarnos en la historia de Marsella. Visitamos el barrio de Le Panier y la Catedral y,ya por nuestra cuenta, subimos al cerro donde se erige la basílica de Notre Dame de la Garde y desde donde se divisan unas magníficas vistas de Marsella. A dicho lugar se puede acceder con el tren turístico que sale del Puerto Viejo.
Respecto a la bullabesa teníamos dos opciones que nos habían recomendado: Restaurante Michel o Chez Fonfon. Nos decantamos por este último, ya que además está enclavado en un pequeño y pintoresco puerto pesquero en la misma Marsella. La comida no nos defraudó y el servicio estuvo a la altura esperada. Como celebrábamos mi cumpleaños, nos permitimos este pequeño placer por el que pagamos por dos personas 155€. La bullabesa cuesta 57€ por comensal, mucho más barata en la que sirven en Restaurant Michel, uno de los clásicos de Marsella. (www.chez-fonfon.com)
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La siguiente parada fue en Aix en Provence, situada a 20 kilómetros de Marsella. La ciudad nos gustó, ya que tiene un centro peatonal muy auténtico, repleto de tiendas y donde uno puede perderse durante horas. Allí el objetivo era visitar los enclaves donde discurrió la vida de Paul Cezanne, nacido en Aix en Provence y considerado uno de los padres de la pintura moderna. En el Museo Granier visitamos parte de su obra, donde también pudimos admirar cuadros de Picasso y de Rembrand. También visitamos el estudio donde pintaba y que conserva todos los útiles originales que Cezanne empleaba para sus pinturas. Esta visita hay que reservarla con tiempo en la Oficina de Turismo ya que al estudio se accede en grupos reducidos. Para la pernocta en Aix, y como los campings están cerrados en esta época, optamos por la casa de Hubert&Jennifer, que se anuncia en Park4Night. La verdad es que se trata de un jardín un tanto desordenado y un poco abandonado para el precio que cobran (20€ por noche), cuenta con electricidad y wifi, y con unos servicios de vaciado y llenado un tanto precarios pero es lo que hay. Lo mejor de todo es que a 300 metros tiene una parada de bus que en 20 minutos te lleva al centro de la ciudad.
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Por último, ya de regreso y tras visitar la abadía de Mont Majour (junto a Arles) paramos una noche en el área de Le Grau du Roi (N 43º32'27"- E 4º 08'01"), situada junto al mar y al día siguiente nos dimos un último homenaje en La Vitrine du Marin (France Passion) un productor de ostras situado en las afueras de Bouzigues y que cuenta con un pequeño restaurante. En total nueve noches en pleno invierno y sin ningún contratiempo.
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